Rodó y la encrucijada revolucionaria hispanoamericana

De Hugo Torrano.

Rodó y la Encrucijada Revolucionaria Hispanoamericana - nuevo libro de Hugo Torrano - apunta alto. Igualmente polémico abarca los aspectos más candentes de la historia de América y España, particularmente del siglo XVIII y del período independentista.

Aunque el autor se declara discípulo de Rodó, le muestra prisionero de ciertas ideas que entraron en su formación intelectual durante su infancia. Las ideas también pueden ser cárcel, recuerda, citando las palabras del Maestro.

Rodó califica como admirable, en Ariel, la Revolución de Mayo y, por extensión, el independentismo, expresado en su ensayo sobre Bolívar. A partir de ello inicia Torrano el debate.

Hay un misterio en esta actitud de José Enrique Rodó que el libro trata de esclarecer siguiendo todos los meandros de la extensa obra del máximo escritor uruguayo, como de América en su momento. Persigue la evolución de su idea desde un primer escrito de Rodó a los 11 años, sobre Bolívar, hasta su artículo de 1915, publicado en La Prensa de Buenos Aires: en él se pregunta si era necesaria la separación de estos países de España.

Éramos reinos integrantes -no colonias- como los de la Península, de la nación más grande de entonces. Juzga el autor que el independentismo, al deshacer la gran unidad formada por España a lo largo de trescientos años, nos dejaba como hojas secas al viento, a merced de los poderosos de turno, lo que sí nos convertiría, de hecho, en colonias.

Los independentistas, como modo de cohonestar sus ambiciones de poder, recurrieron a la leyenda negra fabulada por los ingleses.

Torrano desmiente todas y cada una de las falsas aserciones de la leyenda mostrándonos no una España decadente y atrasada sino un país pujante y progresista en los más diversos sentidos. Pasa revista, así, a las grandes y numerosísimas personalidades políticas y científicas bajo el reinado de Carlos III.

Pone énfasis en la Constitución liberal de Cádiz, de 1812, perfectamente conocida en América, al punto de haber sido votada por una mayoría de diputados americanos, que ratifica nuestra condición de integrantes de su soberanía con los demás reinos peninsulares. Al ser rechazada por Buenos Aires y Caracas, cierra las puertas a la gran confederación que la hispanidad venía forjando.

Para explicar la posición de Rodó, el autor apela a la frase de Goethe: todo hombre pertenece de alguna manera a su siglo. Desde aquí se embarca en los vericuetos históricos del Río de la Plata adentrándose en el período histórico que viviera Rodó, - la propaganda de la Generación Romántica del '37, el ambiente de la Guerra Grande, la dictadura de Santos, hasta el fin del militarismo, y el desarrollo del Romanticismo, el Idealismo hasta el Positivismo y el Neo -idealismo- en que el autor de Ariel se ubica a sí mismo.

Atendiendo al reclamo del Maestro: "la necesidad de una revisión histórica es tarea que empieza en la historia de esta o parte del sur; y cuando esta revisión se haya hecho, mientras pasarán a segundo plano figuras pálidas y mediocres, se agigantará la del caudillo de garra leonina que en 1813 levantaba, por bandera de organización íntegra y claramente definido, el sistema republicano."

Este controversial ensayo nos devuelve una historia sin mitos en procura de una comprensión cabal de nuestra identidad.

Cabe destacar que el autor respalda su tesis con una extensa bibliografía y una cuidadosa documentación poco conocida entre nosotros.

Además de lo apuntado, cerno del libro, Torrano nos da una semblanza amplia de la obra de Rodó.

En venta en todas las librerías de plaza.

Otras obras del autor

1973- "Rodó, Acción y Libertad". Rodó, Acción y Libertad, premiado por UNESCO, por unanimidad del jurado presidido por Arturo Sergio Visca, tuvo el propósito de restaurar la imagen de Rodó, muy detractada a la sazón por motivos políticos e ideológicos.

1980- "Rodó, hecho histórico" que no se publicó. Recibió mención en concurso de O.E.A y fue primer premio de la categoría ensayo inédito por la Intendencia Municipal de Montevideo, 1980, compartido con el historiador Aníbal Barrios Pintos.

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