Contenido creado por Gerardo Carrasco
Locales

Fue sin querer queriendo

COMUNICADO DE HELEN VELANDO

El plagio de textos realizado por Helen Velando sobre textos de Luis Marínez Cherro, fue solucionado por un acuerdo entre partes. La autora, que no realizara declaraciones sobre el caso, emitió un comunicado aclaratorio.

Lectura: 7'

2008-07-16T14:11:00-03:00
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El caso de plagio se hizo público en los primeros días del corriente mes, cuando una maestra fernandina, encontró en la novela juvenil "Los piratas del santa Lucía", de Velando, Pasajes textuales del libro "Crónicas de la costa", de Martínez Cherro.

La docente procedió a comunicar el hecho a la editorial Banda Oriental, quienes publicaran la obra plagiada, y con el Grupo Santillana, editores de la mayoría de la obra de Helen Velando.

Ante tal situación, ambas partes se pusieron en contacto para lograr una solución acordada, negociación que sufrió algunas demoras dado que Luis Martínez Cherro se encuentra en España.

Finalmente, esta semana las partes involucradas llegaron a un acuerdo, por lo que Helen Velando decidió romper el silencio con un comunicado que reproducimos.

De mi mayor consideración:

Mediante esta declaración pido disculpas públicamente al señor Luis Martínez Cherro, autor de la obra Crónica de la costa por la omisión al no citar la fuente de información utilizada en algunos fragmentos del libro Piratas en el Santa Lucía y por no haber contado con su previa autorización en tiempo y forma. Aclaro que se trató de un error y que no hubo voluntad de lesionar derecho alguno. Los daños y perjuicios que fueron ocasionados por estos hechos ya han sido indemnizados de conformidad entre las partes.

Quiero decir que ante un tema tan delicado mi intención y la de la editorial fueron siempre las de contactarse con las partes involucradas para subsanar el error cometido. Esto no pudo llevarse a cabo en forma inmediata ya que el señor Martínez Cherro se hallaba fuera del país, por lo que se aguardó su regreso a efectos de plantear una solución a la situación planteada.

Yo no realicé declaraciones a ningún medio a la espera de que los asesores jurídicos llegaran a un acuerdo. Por eso ahora quiero realizar algunas puntualizaciones al respecto. La información perteneciente al libro del señor Martínez Cherro que aparece en el libro Piratas en el Santa Lucía, está constituida por fragmentos, un total de 6 párrafos, por lo que la misma continúa siendo una novela prescindiendo de dicha información. Si recurrí a ella fue porque me pareció valiosa y que contribuía a incrementar la veracidad de un personaje del mencionado libro. Pero me equivoqué al no citar la obra y lesioné los derechos de otra persona con mi omisión involuntaria. No me avergüenza admitirlo, de los errores también se aprende y es bueno reconocerlos y por eso también estas disculpas las hago extensivas a los lectores.

Agradezco a la editorial Santillana por su apoyo y a todas las personas que aun sin conocer los detalles del caso confiaron en mi buena fe.
En todos estos años de labor, aquellos que me conocen han tenido la oportunidad de juzgarme por mis actos y por mi desempeño.

Esta situación me ha afectado emocionalmente pero intentaré restablecerme para seguir adelante, y continuar lo que he llevado a cabo durante estos quince años de labor: estimular la lectura en los niños y adolescentes.

Muchas gracias.

Helen Velando

 

Algunos de los textos plagiados

Los Piratas del Santa Lucía, páginas 91 y 92:

- La imagen del pirata con pierna de palo, garfio en la muñeca y ojo tapado con un trapo tiene mucho que ver con la realidad. Al enrolarse en tripulación se establecía un sistema de indemnizaciones muy detallado. (...) 'La pérdida en combate de un brazo derecho se paga 600 monedas, un brazo izquierdo 500; una pierna derecha, 500 monedas; un ojo, 100, y los dedos...a convenir'. (...) - Como con un ojo se ve casi lo mismo que con dos, y a menudo la sed de aguardiente era muy grande y el dinero se había perdido en juegos de naipes... -levantando nuevamente el dedo concluyó-, allá iba la punta del cuchillo y las cien monedas."

Crónicas de la costa, páginas 126 y 127:

La imagen del pirata con pierna de palo, garfio en la muñeca y ojo tapado con un trapo, en cambio, tiene mucho que ver con la realidad: al enrolarse la tripulación, se establecía un sistema de indemnizaciones muy detallado: la pérdida de un brazo derecho se pagaba 600 monedas, un brazo izquierdo 500; una pierna derecha se tasaba en 500 monedas, un ojo en 100 y los dedos a convenir. Como con un ojo se ve casi lo mismo que con dos, y a veces la sed de aguardiente era muy grande mientras el dinero con qué pagarlo se había perdido en el juego...allá iba la punta del cuchillo hacia el ojo y las 100 monedas.


Los Piratas del Santa Lucía, páginas 101 y 102:

"-En 1577 ya hacía once años que el inglés Francis Drake operaba en la azarosa profesión de corsario con diversa fortuna. Se aseguraba que había jurado odio eterno a los españoles porque le habían arruinado una expedición en la que había invertido todo su dinero. Pues bien -hizo una pausa don Bernardo-, cuando recobró sus finanzas con la ayuda de la propia reina Isabel y de un grupo de accionistas, partió hacia los mares del sur a saquear posesiones y barcos españoles."

Crónicas de la costa, página 127:

En 1577 ya hacía once años que el inglés Francis Drake operaba en la azarosa profesión de corsario, con diversa fortuna: se asegura que había jurado odio eterno a los españoles a causa de haberles estos arruinado una expedición en la que había invertido todo su dinero. Repuestas sus finanzas por el apoyo en dinero de la propia Reina Isabel y un grupo de arriesgados accionistas, parte luego hacia los Mares del Sur, a saquear posesiones y barcos españoles".

Piratas del Santa Lucía, páginas 122 y 123:

-Por causa de las traicioneras rocas de las costas de Maldonado, a 'cinco leguas de la isla de Lobos', y de una gran borrachera, el joven corsario John Drake, sobrino de sir Francis, hubo de pasar cincuenta años preso. (...) Cinco años después de la incursión de su tío, en 1582, el joven John Drake, quien además poseía la experiencia de navegar alrededor del mundo con él, llegó hasta estas cosas. Capitaneando una 'frágil pinaza, esta fue arrojada contra un arrecife rocoso'. Luego de internarse 'en tierra por días, se encontraron con salvajes que no eran comedores de hombres'. Los indios hicieron prisionero al grupo de trece ingleses durante quince meses. (...) No pudiendo soportar la miseria que padecían, Drake y sus compañeros construyeron una canoa muy pequeña y lograron huir hacia Buenos aires, tierra de cristianos. (...) Ocultando celosamente su apellido, ya que su participación en las correrías de sir Francis lo convertían en enemigo público número uno, John y sus compañeros fueron acogidos hospitalariamente por un capitán español, quien proyectó inclusive su regreso a Europa.

Crónicas de la costa, página 128:

Por causa de las traicioneras rocas de las costas de Maldonado, a 'cinco leguas de la isla de Lobos', y de una gran borrachera, el joven corsario John Drake, sobrino de sir Francis, hubo de pasar cincuenta años preso. Cinco años después de la incursión del tío, en 1582, y con la experiencia de haber dado la vuelta al mundo con aquél, capitaneando una 'frágil pinaza (esta) fue arrojada contra un arrecife rocoso' (probablemente en los alrededores de Piriápolis); luego de internarse 'en tierra por días, se encontraron con salvajes que no son comedores de hombres'. Los indios hicieron prisioneros (esclavos) al grupo de 13 ingleses durante 15 meses. 'No pudiendo soportal la miseria que padecían', Drake y dos compañeros construyen una 'canoa muy pequeña' y logran huir hacia Buenos Aires, tierra de cristianos. Ocultando celosamente su apellido, ya que su participación en las correrías de sir Francis lo convertían en enemigo público número uno, John y sus compañeros son acogidos hospitalariamente por un capitán español, proyectando, inclusive, su regreso a Europa.


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