"Maradona fue un chico humilde al que le pegaron una patada en el culo, lo mandaron a la cima del mundo y se las arregló como pudo"

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Las 40

"Diego fue mi gran amor"

Guillermo Cóppola cantó Las 40

"Maradona fue un chico humilde al que le pegaron una patada en el culo, lo mandaron a la cima del mundo y se las arregló como pudo"

23.04.2013

Lectura: 23'

2013-04-23T06:39:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

El taxi devora metros a una velocidad que resulta impropia para el infierno de autos que atestan la avenida Libertador, casi a las siete de la tarde. Pero así es el tránsito en Buenos Aires. Así es Buenos Aires. Los "arbolitos" que a lo largo de Florida o Lavalle pagan el "dólar blue" a 8 pesos o más -en pizarra está a 5.10- ya deben estar volviendo a sus casas tras una nueva jornada de labor. Las luces de la ciudad van ocupando lugar al costado del pavimento y la omnipresencia de los edificios majestuosos muy cerca del Río de la Plata exterioriza el glamour que ninguna crisis, del tipo que sea, es capaz de arrebatarle a esta selva de pasiones, urgencias y desmesura.

Llegamos. El edificio no es el más lujoso pero tiene lo suyo. El portero nos anuncia y subimos al piso 10, desde donde la noche recién inaugurada va como insinuando sus encantos. Guillermo Cóppola nos recibe con una sonrisa más bien indescifrable, que viene a complementar el background con el que uno llega hasta allí: "la típica mueca del tahúr, del vivillo porteño, del cafiolo de la noche y los negocios inconfesables", me susurran mis prejuicios.

Es un hombre alto y simpático. A los 64 años no queda demasiado de la prestancia de otros tiempos que él mismo se encarga de mentar toda vez que puede. Vestido sencillamente con una remera blanca y vaqueros, nos invita a tomar ubicación en el amplio living de sillones color arena. Bosteza, tal vez esté regresando de una siesta. Quien supongo es su pareja, una mujer como mínimo treinta años menor, ofrece café o refresco. Pedimos solo agua y él una pera. Ella vuelve con una jarra de agua con hielo y dos copas para los visitantes, y para el anfitrión un platito con una pera cortada y un tenedor. "Gracias mamita", dice Cóppola. Después vienen unos sándwiches y una copa para él, que ella deposita a medio metro de su mano, sobre la mesa ratona. Pero Cóppola no se mueve y pide: "Servime mamita".

En estos días sale al aire en Argentina la primera entrega de un programa que conducirá con el "Bambino" Veira y Cacho Castaña: "Buenos muchachos" se llama. Está, se diría, en la cresta de la ola mediática. De regreso de una vida de excesos al lado del futbolista más promocionado de la historia, de regreso de su distanciamiento de él, de la cárcel, de acusaciones de asesinato y de muchas cosas, "Guillote" parece disfrutar como un niño de estas mieles de la fama: con menos polémicas, menos vértigo, mucho menos adrenalina. Cree que le llegó la hora de inhalar el perfume de las rosas sin pincharse con sus espinas. Acá todo es posible, dicen.


1) Tu actuación como representante de Maradona es más que nada posterior a su regreso a Argentina en 1995, ¿verdad?
Es posterior a todas sus transferencias. Diego pasó de Argentinos a Boca, de Boca al Barcelona, de Barcelona al Napoli y ahí aparezco yo, con la transferencia ya hecha. Yo hice una renovación de contrato con el Napoli, donde sí discutí con Ferlaino. A fines del 90 renuncio a la representación y no participé en la transferencia de Napoli al Sevilla. Vuelvo en el 95, en el regreso de Diego a Boca. Después tuvimos una segunda etapa, del 95 a fines del 2003, donde creció mucho la parte del sentimiento, de la amistad. Después del episodio de Punta del Este en el 2000 (N. de R.: se refiere a la internación de Maradona en un CTI por una sobredosis de cocaína) nosotros vamos a Cuba y vivimos allí cuatro años. Esas son las cosas que no tienen precio. Él no me obligó a ir, y yo viví cuatro años en Cuba, acostumbrado a ir el 24 y el 31 a Punta del Este, París, Saint Tropez, Montecarlo. Me fui a vivir cuatro años a Cuba por el amigo.

2) ¿Cómo vivían en Cuba? ¿Tenían privilegios en relación a la población del país?
En Cuba la gente es feliz, con todas las diferencias que uno puede tener con ese régimen, que yo no comparto. Pero les tocó nacer y vivir ahí, y son felices a su manera: mucho baile, mucho ron. Y nosotros pasamos bien, porque estábamos juntos, al principio fueron nuestras familias aunque después eso se perdió. Una vida en la que creció mucho la parte de la amistad y se perdió un poco lo de la profesión, porque ahí no teníamos grandes proyectos ni compromisos de trabajo.

3) ¿Estaban instalados en algún lugar especial, con comodidades especiales?
Estábamos de primera, en un lugar que se llama "La pradera", que hoy está totalmente tomado por los venezolanos por la relación que tenía Chávez con el comandante (Fidel Castro). Teníamos una casa cada uno con cocinero, un auto de protocolo a disposición, chicas que nos ayudaban a hacer las cosas de la casa. O sea, estábamos muy bien atendidos, con la falta de cosas que faltan en Cuba: un buen bife de chorizo, una bebida light...

4) ¿Era un barrio privado en el que vivían funcionarios del gobierno?
Tipo un barrio privado, pero siete u ocho casas, y después un edificio con cuarenta habitaciones.

"Fidel estaba en la escalera que iba al cuarto de Diego. Ahí pienso: si entra al cuarto quedamos detenidos en Cuba, no nos vamos nunca más"


5) La relación de Diego con Fidel ¿es tan estrecha como muchas veces se pinta?
Sí. Fidel es un gran admirador de Diego y Diego lo es de Fidel, entonces hicieron una comunión que Diego puso de manifiesto más de una vez. Él lo sentía como un padre. Era común que Fidel Castro viniera a "La pradera". Recuerdo que Diego sufrió un accidente, un choque con un colectivo y yo lo fui a buscar a la ruta con una ambulancia. Él se iba para Matanza con un amigo y chocaron, un choque fuerte, y a las dos horas estaba Fidel en el sanatorio. En una de las paredes de la casa, Diego había pintado un graffiti: "Vení Fidel, apurate, te necesito".

6) Una vez Fidel recibió un regalo un poco curioso, de parte de ustedes.
Sí. Salimos a las seis de la mañana de un boliche, nos íbamos para casa, y vemos la policía que para el tránsito. Comitiva, autos, seguridad, y Diego saca medio cuerpo fuera del auto y grita: "¡Comandanteeeee!" sin saber si el comandante lo había visto o no. Nos vamos a casa, cada cual a la suya, yo espero que él se vaya a su habitación, apago las luces, ya estaba amaneciendo. Y viene Mirna, una de las mucamas: "¡Señor Cóppola, señor Cóppola, el comandante!" "¿Qué comandante?" "¿Cómo qué comandante? ¡Fidel Castro!"

7) ¿Qué hiciste?
Me puse un short, unas ojotas y salí corriendo. Ya el comandante estaba en el primer descanso de la escalera que iba al cuarto de Diego. Ahí pienso: si entra al cuarto de Diego quedamos detenidos en Cuba, no nos vamos nunca más (se ríe). Entonces grité, como para que Diego me escuchara: "¡Comandante!" "Hola Guillermo", responde él. Ahí estaba el graffiti del que te hablaba: "¿Vio lo que le escribió Diego? (Alza la voz) ¡Diegoooo!" Y el comandante seguía subiendo despacito, y yo (sigue subiendo el tono): "Lo vimos recién". "Sí, yo me di cuenta que eran ustedes". Y ahí sale Diego de la habitación con la tapa del inodoro puesta de collar. Ahí yo dije: "bue... esto superó todo... éste enloqueció en estos quince minutos". Y Diego le dice: "Éste es un regalo para usted". Yo me quería matar, le estaba regalando la tapa de un inodoro. Entonces se lo saca de la cabeza y en la parte de atrás tenía la foto del presidente de los Estados Unidos, que era Bush.

8) ¿Qué hizo Fidel?
Se empezó a reír y se quedó un rato, tomando whisky, una botella de él, la trajo del auto. Eran las seis y media de la mañana. Estaba el hermano, Raúl, que lo vino a buscar después, como a las ocho y media.

9) ¿De qué hablaban con Fidel?
De todo. Mucho de fútbol, de deporte. Me acuerdo de un encuentro cuando se estaba preparando la lista para una olimpíada, y le mostraban a Fidel los nombres de los competidores cubanos. Dice él: "¿Ésta del boxeo es la nómina completa?" "Sí comandante". "¿Y dónde está Juan Pérez?" "Está preso comandante". "Sáquenlo y que vaya y boxee, es el mejor que tenemos". El tipo sabía de todo, era un placer escucharlo hablando de la vida.

10) ¿Tuvo atenciones especiales con ustedes?
Recuerdo que una vez fui a pedirle permiso para salir de Cuba con una chica, por un partido homenaje, y él me lo dio. Fui con Diego por supuesto, a mí no me lo daba, se lo daba a Diego, y "rebotito" obtenía su ventaja. Y ese día armó un arco con dos sillas, en el salón del Consejo de Estado donde él estaba, para que Diego le enseñara cómo se pateaba un penal. No sabía mucho de fútbol. Y esa era la relación de Diego con estos líderes. Gadaffi le preguntaba de fútbol, el Papa cómo hizo el gol con la mano...

11) ¿Cuánto le pagaron a Maradona por ir al casamiento del hijo de Gadaffi?
Tres gambas y media... 350 mil dólares. Habíamos hecho una visita anterior a Libia para hacer jueguito en la casa de Gadaffi.

12) ¿Y eso por qué? ¿Propaganda del régimen?
Nnnno... no... son los lujos de estos millonarios que no saben qué hacer con la guita. El hijo de él era un loco del fútbol, compró acciones de dos equipos italianos. Tanto es así que fue a probarse, Bilardo lo tuvo como jugador cuando dirigió a la selección de Libia. A Bilardo lo recomendó Diego. Y éste era así, hay quien compra una foto de Marilyn Monroe en 200 mil dólares, y éste lo llevaba a Diego para que hiciera jueguito en la casa.

13) Gadaffi hasta le regaló ropa suya.
Sí, fue el día que lo vimos en el casamiento del pibe. Le llevamos de regalo unos candelabros de plata de Cartier. Llegamos a la fiesta, 2.000 árabes, salvo Diego y yo todos vestidos de blanco. "¿Dónde me trajiste la puta que te parió?" me decía él. Yo pensaba: "Tranquilo que nos garparon para venir". "No está ni el novio", decía él. No estaba el novio y la novia tampoco, porque era solo para hombres, las mujeres van a otro lado. "Bailá conmigo" le decía yo. En medio de ese diálogo, donde había insultos entre nosotros, nos agarran del brazo y nos meten en un auto con el traductor atrás. Le digo: "Diego, acá algo pasó". Le preguntábamos al traductor pero ni bola. "Matar no creo que nos maten porque todo el mundo sabe que estamos acá, pero estabas puteando tanto, que el casamiento no te gusta, que la comida, que no hay minas..."

14) ¿A dónde los llevaron?
De repente vemos allá adelante una luz. Nos bajan unos metros antes, nos sacan los candelabros, nos palpan de armas, y ahí me doy cuenta que íbamos a algún lugar especial. Aparecen seis minas espectaculares, vestidas con uniforme de fajina y nos llevan detrás de una cortina y estaba Gadaffi. Una figura que me impactó. La cara picadita, que yo me hice la fantasía que era por la arena que vuela en el desierto. Diego se emocionó y empezó: "Yeaaa... yeaaa", como un grito. Y el tipo parado, con las manos cruzadas, lo mira y: "Yeaaa". En eso llega el traductor y el tipo le agradeció y se disculpó porque no lo había recibido la vez anterior, que tenía compromisos, que él nunca se sabe donde está. Le preguntó por Dalma y por Gianina.

15) ¿Las mencionó por sus nombres?
Sí, sí, Dalma y Gianina. Y habló de fútbol también. Nos sacamos fotos, lo saludamos y nos vamos. Y cuando estábamos llegando al auto Diego me dice: "¿Por qué no le pedís la ropa?" Entonces le digo al traductor que a Diego le gustaría tener un recuerdo y que le encantó la túnica de Gadaffi, que si quiere le dejamos una camiseta firmada. A los tres minutos, una bolsa con la túnica y la gorra. Esa era nuestra vida: Palacio Montecarlo, Rainiero, fiestas de la Cruz Roja, al lado de él yo toqué el cielo con las manos.

"Nos pagaron 350 mil dólares por ir al casamiento del hijo de Gadaffi"


16) ¿En todos los eventos a los que se lo invitaba había dinero de por medio?
No, no. En este de Gadaffi pasó que el pibe era poderoso y que era un loco del fútbol. Pero después, fiestas de la Cruz Roja y eso no, hacíamos mucho beneficio nosotros. Después había también partidos amistosos, compromisos de la televisión, todo eso pagaban.

17) Una vez tomaron prestada -digámoslo así- una camioneta en Londres.
Yo tenía ganas de comprarme una Ranger y le explicaba a Diego. Él era más de la Montero, de un auto fuerte, de acelerar e ir para adelante, y yo quería explicarle cómo era la Ranger porque no la conocía. Estábamos sentados en la puerta de hotel importantísimo en Londres, no me acuerdo cuál, habíamos cenado con (Bernard) Ecclestone, y de repente para una Ranger. Increíble, parecía a propósito. Bajan dos tipos (imita el acento inglés): "¡Maradona! ¡Maradona!" Y le piden un autógrafo. Él les dice que vayan a pedir papel y lapicera al conserje, y cuando se van Diego me dice: "Vamos, vamos, dale". Y nos fuimos con la camioneta.

18) ¿Qué hicieron?
Había abierto un bar en Londres, relacionado con el fútbol. Preguntando llegamos a él y al rato le digo: "Escuchame, estos pibes habrán llamado a la policía". "No te preocupes, estos no llamaron a nadie, están felices de que yo les esté manejando la camioneta", me dice él. Como a la hora y media volvimos y estaban los dos chicos sentados en la puerta, felices, con el papel en la mano. Al otro día nos vinieron a buscar y nos llevaron al aeropuerto y nos hicieron un regalo. Eran de origen árabe. La vida con Diego fue una vida de película, con sus cosas duras también: fui a la cárcel, después dijo que le robé la plata de sus hijas... yo era consciente de que él es así. Yo fui su pierna izquierda, el resto de corazón que le quedaba, su padre, su hermano, su amigo, su socio, y un día fui el que le robé. Diego es así, yo lo conocí y lo quise así. Lo empecé a amar de esa manera. Cuando tuvo aquel problema en Punta del Este y reacciona dice: "Guillermo me salvó la vida".

19) ¿Es cierto que Elton John te quiso llevar a su habitación una noche?
Sí, eso fue en el año 78, en Birmingham. Yo había llevado al "Conejo" Tarantini. Y fuimos a cenar al restaurant de un hotel muy lindo, donde se jugaba mucho backgammon, y en una mesa contigua estaba Elton John con un amigo. Se acerca a la mesa cuando ve que estaba Tarantini y se sienta al lado mío. Las mesas eran como boxes, y entonces empieza con la manito en mi pierna, a decirme que ese hotel era suyo, y dónde iba a dormir yo (se ríe). Entonces lo paré: "Elton... stop".

"Esa era nuestra vida: Palacio Montecarlo, Rainiero, fiestas de la Cruz Roja, al lado de él yo toqué el cielo con las manos"


20) ¿Estuvo a punto de morir Maradona cuando tuvo aquella crisis en Punta del Este?

Eso lo saben los médicos. Él dijo que yo le salvé la vida. Lo atendió un médico que estaba de guardia ahí en La Barra, un muchacho joven, con actitud, que después conmigo fue dual.

21) Su nombre es Jorge Romero y años después dio un reportaje al diario El País en el que dijo que cuando llevaban a Maradona en coma al sanatorio, tú paraste a cargar nafta.
Sí, ¿y cuál es? No llegábamos con la nafta que teníamos, pero se hubiese demorado mucho más si pedía una ambulancia que era lo que él quería hacer, como buen profesional. Si yo esperaba la ambulancia, por ahí se moría.

22) Él dijo esto: "A Cóppola se le ocurre parar en la estación de La Barra a cargar setenta litros de combustible. Estuvimos quince minutos con Maradona en coma mientras cargaba nafta. Lo quería matar".
Sí, pero... no sé si fueron setenta, no llené el tanque. Puse nafta para llegar al (sanatorio) Cantegril. De todas maneras yo destaco a Romero. Él vino, dijo que había que trasladarlo urgente y lo trasladamos, hizo lo que tenía que hacer. Él vino en una Mehari y no podíamos llevarlo en ella. Pongo la camioneta en marcha, que era de Diego, y veo que el tanque estaba casi vacío, no sabía si llegaba de La Boyita a la ANCAP de La Barra. ¿Qué iba a hacer? Pero... ¿matarlo? ¿Para qué me servía Diego muerto? Si uno quiere hablar fríamente, Diego muerto no me servía.

23) ¿Era una sobredosis?
Yo nunca me animé a decirlo, los médicos lo dijeron. Yo digo: sobredosis de todo. Tengo la factura de una ubre que compré en Maldonado porque Diego quería comer ubre. Algunos medios hablaron de drogas y Diego nunca escondió su problema con ellas. Pero hubo de todo: hicimos actividad el 1° de enero, jugamos un partido de fútbol en una cancha en La Boyita que era de un amigo nuestro. Ahí Diego fue impresionante, dio vuelta el partido él solo, perdíamos y ganamos 4 a 3. Después se comió un plato de fideos, después salimos, la noche siguiente comimos un asado con amigos, salimos de nuevo. Por eso digo: hubo sobredosis de todo. Así vivíamos.

24) ¿Había más que una amistad entre ustedes?
Sí, era más que una amistad.

25) ¿Y qué era?
Amor era. Sin sexo... sin sexo. El amor que podés tener con una mujer. Yo digo que Diego fue mi gran amor, lo digo siempre. ¿Cómo lo mido? Yo amo la vida por ejemplo, y la vida no es una cosa que yo pueda abrazar y besar. Tengo cuatro hijas mujeres, tuve relaciones con unas cuantas y disfruto mucho de la mujer, pero siento que el golpe máximo del sentimiento me lo provocó él. Y si hubiésemos tenido algo, creo que lo habría dicho. Hoy estoy en una etapa de mi vida en la que no tengo por qué ocultar nada.

26) ¿Qué significó para vos el distanciamiento?
Y... un gran dolor, y estas reacciones de él son producto de eso. Porque yo la guita no se la afané, se lo demostré, nos abrazamos el día que hipotéticamente me tenían que condenar por la estafa, y lloramos. Y nos prometimos volver a vernos. Mi hija Natalia, la más grande, tiene excelente relación con sus hijas, con Claudia, mi yerno está en Dubai. O sea... sigue habiendo un lazo de relación familiar. A esta nueva pareja con la que estuvo siete años no la conozco, pero es valorable: hay que estar con Diego siete años. No es fácil.

"Yo fui su pierna izquierda, el resto de corazón que le quedaba, su padre, su hermano, su amigo, su socio, y un día fui el que le robé"


27) "Cóppola me robó la plata de mis hijas" dijo él. ¿A qué se refiere?

Ese es él. Nosotros nos separamos a fines de 2003, y me llama para que vaya a China, en diciembre, a arreglarle una situación. Yo viajo, le arreglo la situación y me vengo. Y siento que él pensó que yo volvía a Cuba pero yo me voy a Uruguay, a Punta del Este. Y una de estas revistas, Caras, Gente, me saca una foto jugando un "fulbito" con Repetto, Tinelli, amigos. Diego la ve, me llama y me dice: "¿Cómo? ¿Vos no tenías a tu viejo jodido?"

28) Típico reclamo de celos.
Pero es que así son. Yo siento que el sentimiento todavía está, Diego es ése, no lo voy a cambiar. Y en el momento en que nos encontramos en el juzgado... él estaba cruzado de brazos y yo no sabía cómo saludarlo, hacía como cuatro años que no lo veía. Le dije a mi abogado que no sabía qué hacer, y él me dice: "Dale la mano". Fui y le tendí la mano, y él me dice: "¿La mano me das?"

29) ¿Vislumbrás una reconciliación?
No me puedo amigar con quien no me he peleado. Yo no me peleé con él, es él el que se enoja. Antes de irme de este mundo me gustaría volver a encontrarlo, y yo lo conozco, sé que en algún momento se va a dar.

30) ¿Cuál es el principal problema de Maradona?
(Piensa) Qué sé yo... él dentro de todo fue un chico humilde al que, como él mismo dice, le pegaron una patada en el culo, lo mandaron a la cima del mundo y se las arregló como pudo. ¿Tiene amigos hoy? Yo no los veo. Hay que ser Maradona eh... es difícil, yo puedo conocerlo pero no estoy dentro de él. Hay que ver las cosas que le pasaban, para ir a comer a un restaurante teníamos que esperar a que estuviera cerrando. En Napoli era imposible, la ropa se la compraba después que cerraban los negocios. Entonces, si me preguntás cuál es el problema de Maradona: a lo mejor, Maradona mismo. Le reclaman que no reconoce los hijos... es difícil. La gente no sabe pero Diego se ha hecho algunos análisis por gente que le reclamó y han salido negativos.

31) En aquel famoso episodio de la cocaína en el jarrón, por el que estuviste preso aunque vos decís que la droga no era tuya y que alguien la puso ahí, Maradona acusó a Duhalde de ser el responsable. ¿Qué pensás tú?
Diego tuvo una actitud hacia Duhalde que le nacía. Él lo presentía, porque elementos por ahí no tenía. Había una competencia entre Duhalde y Menem, y como el secretario (de Menem) era amigo nuestro y el propio Carlos también, quizás eso fue motivo para que quisiera ensuciarlo a través nuestro. Pero esto fue producto del apetito de un juez federal que quería trascender y lo hizo a través de una causa como ésta.

"Tengo cuatro hijas mujeres, tuve relaciones con unas cuantas y disfruto mucho de la mujer, pero el golpe máximo del sentimiento me lo provocó él"


32) ¿En la cárcel te trataron bien?

Sí, y siento que fue por Diego, por el amor que le tiene a él la gente.

33) ¿Tuviste privilegios?
No. Hoy justamente estuve en la cárcel de Devoto, fui a hacer unas tomas (para el programa que estaba por lanzar al momento de esta entrevista). Y mis amigos me preguntan: "¿Cuál es el vip acá?" "No hay vip -les digo yo-. Yo estuve en una celda común, en un pabellón común". No de los más peligrosos por supuesto.

34) En la cárcel, a alguien conocido que se supone tiene poder económico generalmente se lo protege porque puede ser víctima de extorsiones o incluso ataques.
Sí, pero yo no tuve problema, yo era el manager de Diego. En mi pabellón éramos 104, cada uno en su celda, pero no celdas cerradas, abiertas. En mi celda estaba solo, había de a uno y de a dos. Yo me encremo sabés, porque los años pasan y tengo esa manía. Y en la cárcel yo creía que estaba en mi casa, pero era una celda con rejas. Entonces un día me estaba encremando y pasa uno y me dice: "¿Querés que la crema te la ponga yo?" "¿Qué te molesta?" dije yo. "Acá no estamos pa' cremas... ¡la crema es pa' romperte el culo!". Y yo dije: "Bueno, tranquilo, no uso más crema, qué necesidad".

35) Otro caso en el que se te involucró también fue la muerte de Poli Armentano, un empresario "de la noche" que era tu amigo. Alguien dijo: "Lo mandó matar Cóppola".
Sí, ese fue el juez, que hoy está preso. Los dos jueces que se metieron conmigo terminaron presos. Los dos estuvieron prófugos, muy cagones. El del jarrón ya lo sabemos: para mí un enfermito que quiso trascender. Y el otro, cuando yo iba a declarar, antes de que me imputara, se miraba al espejo, se peinaba las cejas, me decía si me molestaba que atendiera a la prensa. Y de alguna manera yo presentía que le servía, porque sin mí la causa no existía. Nunca hubo una prueba en mi contra, nunca hubo nada, me imputó él y después terminó preso por otra causa. Poli era un amigo.

36) En 2004, en un reportaje de Clarín en relación a este caso, dijiste: "La verdad siempre surge en algún momento". ¿Vos sabés quién lo mató?
Yo lo que sabía se lo trasmití a este tipo, y su secretaria me decía: "Nunca fue por esa línea". Había una carta muy comprometedora, de un tipo que lo amenazaba, y creo que ellos nunca le dieron bola.

37) ¿Nunca se metieron con ese?
Nunca, porque éste (el juez) era un estúpido. La carta la encontró él, no es que se la di yo, pero en el medio, entre los amigos íntimos sabíamos que Poli no había tenido una buena actitud con un tipo que en definitiva resultó ser pesado y al que yo ni siquiera la cara le conozco. Poli era un amigo, yo lo ayudaba mucho, dormía acá, estaba muy solo, viajó conmigo a Nápoles, a Estados Unidos, le presté dinero para poner "El cielo". Una de las cosas que dijeron fue que lo mataron porque no me devolvía el dinero... bueno... ¡así no me lo devolvió más! Pero éste hizo esa conjetura y nunca fueron por el lado de esa carta. No sé si después fueron.

"Messi me encanta, hace cosas maravillosas, rompe todos los récords, pero a nivel de personalidad... Diego pesaba"


38) ¿Qué drogas consumiste, además de cocaína?

No, solo cocaína. Faso, esas cosas, nada.

39) A los 64 años, ¿seguís cometiendo los mismos excesos?
Nooo... no te da el cuerpo. La vida te cambia, hoy disfruto de otras cosas. En ese momento tampoco disfrutaba eh... No me tengo que limpiar de nada porque cualquiera lo ve: soy un tipo que está bien, hago deporte, laburo todo el día. Nunca fui un tipo de grandes excesos, sí me gustaba la noche, salir, las minas, pero nunca fui un gran consumidor. Siempre me puse límites, no es que fui un reventado, siempre me gustó cuidarme.

40) ¿Messi es mejor que Maradona?
Yo qué te voy a decir... yo lo elijo a Diego. En un pica pica como se hace para elegir equipos, lo elijo a Diego. Este chico me encanta, hace cosas maravillosas, rompe todos los récords, pero a nivel de personalidad... Diego pesaba. Un jugador es la conjunción de un montón de factores, y él tenía eso que te daba vuelta un vestuario. Diego es mejor.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Leandro Tagliaferro
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy