Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Escamas de hielo

Mortandad de peces no se debe a contaminación

La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos elaboró un informe acerca de los episodios de mortandad de peces constatados en ríos de nuestro país durante los dos últimos meses. Según los análisis realizados, los animales no habrían muerto debido a contaminación por pesticidas, sino a causa de las bajas temperaturas.

27.08.2010 12:54

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2010-08-27T12:54:00-03:00
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Montevideo Portal

Durante julio y mediados de agosto de 2010 la DINARA recibió varias denuncias de episodios de mortandad de peces constatadas en el Río de la Plata superior, tramo inferior del Río
Uruguay, Río Negro y algunos de sus afluentes, obteniéndose muestras en once sitios del país, la mayoría de ellos en la zona del litoral del Río Uruguay

Las muestras de peces recibidas fueron procesadas por el Área de Acuicultura y Patología de Organismos Acuáticos del Instituto de Investigaciones Pesqueras (Facultad de Veterinaria- UDELAR). Si bien las mortandades involucraron estadios juveniles de varias especies, el sábalo fue la de mayor ocurrencia, señala el informe de DINARA

En cuanto a las muestras de agua, fueron procesadas por el Laboratorio de Residuos de Plaguicidas de la Dirección General de Servicios Agrícolas del MGAP. Los herbicidas analizados fueron: Glifosato, 2,4 D (Acido 2,4 diclorofenoxiacético) e insecticidas: Endosulfan (alfa y beta), y Endosulfan sulfato. Las muestras de agua pertenecientes a los eventos ocurridos Aº Grande y Aº Don Esteban (Río Negro) y las del acaecido en el Lago del predio de la CARU (Paysandú) fueron analizadas en un laboratorio privado.

Los resultados de los análisis practicados en peces, indicaron que los ejemplares presentaban buen estado general, sin alteraciones patológicas en los órganos, y evidenciaban varios días de ayuno. Las muestras de agua no revelaron la presencia de niveles de pesticidas por encima de los valores permitidos. De acuerdo a los registros de temperatura de los sensores que CARU tiene instalados a lo largo del río Uruguay, se han verificado algunos días con valores mínimos de 5º y 6°C durante las primeras horas de la mañana. Muy probablemente el inicio de las mortandades se haya originado en afluentes o lagunas conectadas a un cauce principal, donde las temperaturas son inferiores, y por arrastre o deriva los peces muertos y moribundos alcanzan los cauces mayores.

Un hecho similar al registrado este año tuvo lugar en el invierno de 2007, con reiteradas mortandades en todo el territorio nacional y regiones vecinas de países limítrofes, recuerda el documento. En esta última oportunidad se vieron afectados una mayor cantidad de peces juveniles, encontrando explicación en que este estadio es más vulnerable a las condiciones imperantes y a que durante la primavera - verano de 2008-2009 y 2009-2010, se observaron escenarios hidrológicos muy favorables para la reproducción y posterior reclutamiento de la mayoría de las especies involucradas.

La temperatura del agua influye directamente en múltiples procesos metabólicos, incidiendo, entre otros, en la reducción de la natación y en el consumo de oxígeno. La mayoría de los peces son poiquilotermos, es decir que la temperatura corporal es semejante a la del ambiente, existiendo una estrecha relación entre la temperatura externa y la actividad del pez. El sistema inmunitario necesita, para un buen y eficaz funcionamiento, una temperatura mínima, por lo general en torno a los 15 a 20º C de acuerdo a la especie. Por otro lado las especies predominantes en los eventos de mortandad ocurridos pertenecen a grupos de peces cuya distribución geográfica al sur esta limitada justamente por la temperatura.

En base a lo expuesto, DINARA considera que las mortandades registradas durante julio y mediados de agosto de 2010 en la baja Cuenca del Río Uruguay estuvieron relacionadas con las bajas temperaturas del agua reinantes en ese período. Es de esperar que de continuar la situación térmica aludida, se sumen nuevos episodios similares a los descriptos. Se destaca asimismo, que esta situación fue también constatada en la baja Cuenca del Río Paraná.

Si bien se recomienda no comer peces en estas condiciones por razones sanitarias, no hay motivos para evitar el consumo de peces de río capturados vivos sin signos de deterioro, concluye el comunicado.

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