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Crítica de discos

Música Cheta

DISCOS | EXILIO PSÍQUICO EN SU TERCER DISCO

Esta es la historia de cómo el destino quiso que un hombre muy asustadizo de la sangre se hiciera famoso con su música. Erase una vez un muchacho muy alto que vino desde Italia y cuya característica muy particular, además de su inteligencia contagiosa y de saber bastante de los aconteceres del rocanrol mundial, era la de desentonar mucho en las clases de piano que por ese entonces tomaba.

17.06.2003

Lectura: 4'

2003-06-17T00:00:00-03:00
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Montevideo COMM / Portal Una vez, ese muchacho, que se supo conquistar con su buena disposición y su simpatía a más de medio Montevideo, estaba sosteniendo media docena de botellas de cocacola y cerveza (por aquellos entonces todas de vidrio) en un gran ascensor y quiso el destino que uno de los envases resbaló de su gran abrazo. En el intento de evitar un desastre, uno de los dedos del futuro tecladista y sampleador chocó al mismo tiempo con la botella y con una baranda de bronce del ascensor. El dedo casi quedó colgando. Entonces nuestro héroe, al ver tal desastre, y cuán inmenso es, se desparramó, no sin antes pegar su calva frente contra la baranda de la fatalidad. Los que lo acompañaban trataron de levantar todo ese cuerpito (no sin emplear toda su fuerza y el resto: uno medía no mucho más de metro y medio y la otra era una delicada chica) y lo llevaron al hospital. Pero el cambio ya se notaba. Una gran ranura se le había abierto en el medio de su calva frente. Esta sería la ranura de la suerte. Ya que después de salirle por ella un nuevo ojo, a nuestro héroe peninsular le cambió la vida de golpe. Veía mucho más. Empezó a golpear de repente las teclas de aquel piano maltratado mejor que Chopin y decidió entonces hacer un grupo de música. Nuestro héroe, Maximiliano Angelieri, con otra visión de la vida, descubre a Orlando Fernández, ex guitarrista de los queridos y siempre extrañados Cadáveres Ilustres, (además de integrante de una familia de músicos; sus dos hermanos integran hoy la buena banda de Buenos Muchachos) y lo invita a formar Exilio Psíquico.

Música Cheta es el 3er. disco de esta (muy particular) banda montevideana. En este trabajo Angelieri y Fernández cuentan nada más ni nada menos en sus filas que con cinco músicos de primera categoría que no necesitan ningún tipo de presentación: Riki Musso (guitarras y coros), Gustavo Echenique (batería y panderetas) , Popo Romano (bajo), Fernando Notaro (teclados y acordeón) y Jorge Rodríguez (violín).

Música Cheta (Ayuí) tiene como característica fundamental el ser un disco muy original desde todo punto de vista. No es común encontrar tantos buenos músicos juntos. No es común que un italiano cante en un grupo montevideano. No es corriente que un disco de 19 canciones tenga un trámite parejo e interesante en cuanto a su propuesta. Las letras siempre buenas y por lo general de sabor ácido, acompañan mejores melodías que en su mayoría, y esta es quizá la mayor virtud del  disco, no tienen referentes explícitos en ningún momento. Si bien hay una canción netamente italiana, y un par de ellas pueden recordar al Cuarteto, a los Violent Femmes otra, en general la interesante música cheta incluida en los casi 69 minutos que dura el pasar de la placa, no hace "acordar" a nada.

Otro poroto a favor de los de Exilio es que Música Cheta a pesar de haber sido lanzado a fines del 98, la presentación   duró casi todo este año, y fue llevada a cabo en recitales gratuitos que se realizaron en diferentes centros universitarios de Montevideo. Y algo más para recomendar: el video clip de la canción Nico que les permitiera ser conocidos en toda América Latina a través de la MTV. Es muy bueno.

Quique Peluffo

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