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Crítica de discos

Crítica de discos

CRÍTICA DE DISCOS. LEONARDO PITTAMIGLIO

Crítica de "The eraser", el disco solista de Thom Yorke, vocalista de Radiohead.
(Por Leonardo Pittamiglio)

20.07.2006

Lectura: 6'

2006-07-20T00:00:00-03:00
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Hace unas semanas leía a David Sylvian decir que la clase de gente que enciende el televisor cuando se encuentra sola, no puede disfrutar su música; le hace sentir incómodo. Ignoro si cuando hablaba pensaba en el total de su obra o sólo en Blemish, trabajo del 2003 en el que siento que se vuelve más vivo el sentido que Sylvian refiere en sus palabras. Lo que dijera aquella noche a la televisión europea no sólo iluminó mi comprensión de su trabajo musical que prefiero, su citado Blemish, sino también el que Thom Yorke publicara hace 10 días.

The Eraser continúa, en cierto modo, sus trabajos con Radiohead. A primera vista parecerá un álbum extraído del cuerpo de Kid A o Amnesiac. Sólo unas audiciones posteriores harán más preciso el detalle de The Eraser y reflejarán la originalidad de las canciones con respecto a las que dejó realizadas con su banda. La diferencia es sutil, pero claramente sustantiva: en Kid A se hace presente el sonido de una banda de cuatro miembros, The Eraser atesora la presencia de uno sólo. A partir de 2000, Radiohead comenzó a editar trabajos tras los cuales la presencia de un conjunto variado de miembros parecía redundante. Kid A, Amnesiac, son álbumes para los que no se necesita una banda como disponer de tres pernos para sostener un único cuadro.

The Eraser es todavía más desnudo. Si en aquéllos había el trabajo sobreabundante de elementos, en éste lo hay de un único hombre reducido a la conexión de su laptop. The Eraser es el álbum que cualquier hombre podría grabar en su casa si en una de sus habitaciones dispusiese de una convencional Pentium IV -y añadido, una voz correcta y un talento original (estas condiciones, siento, eliminan las posibilidades al respecto del resto de la humanidad que no es músico).

Como aquéllos (Kid A y Amnesiac), al álbum conservará el equilibro de tonos y la continuidad lineal de las composiciones. No molestará a quien lo oiga involuntariamente, como sí podría hacerlo el techno, el metal o Elvis Presley, a no ser que quien lo oiga sea el tipo de gente que enciende su televisor ni bien advierte su soledad en una pieza.

Luego de oír The Eraser, he creído que el tipo de música incluido en él será el que prevalecerá en lo venidero. En diez años este género de creaciones podrá ser identificado a la primera década del siglo XX en la medida en que asociamos el rock alternativo a los noventa o la new wave a los ochenta. Es muy posible que Radiohead y Thom Yorke, quizá como Velvet Underground y Lou Reed, sean nombres que una generación de comentaristas del rock con un juicio estético más amplio y agudo aplaudirán a largo plazo.

Con anterioridad yo había comentado aquí un álbum de Tom Verlaine, Around. Siento que The Eraser, como no Around, asienta o termina por asentar una concepción musical exclusivamente contemporánea. Around es un disco fresco, pero sus logros artísticos pertenecen al pasado; el disco se limita a continuar un patrón establecido cincuenta años atrás -como volver a escribir los relatos de Edgar Allan Poe. En el sentido que doy a estas palabras, PJ Harvey, McCartney, Dylan o Young correrán con desventaja con respecto a Yorke, Björk, Peter Gabriel o Eno: aunque sus logros hayan sido valiosos en otro tiempo y hoy día no dejen de editar discos que no podríamos sino halagar, lo que dan ya fue ofrecido en otro tiempo y los noventa los sobrepasan, los avejentan. McCartney o Dylan sonarán a viejo en relación a Tricky o Richie Hawtin. En cambio, no Thom Yorke. The Eraser es un álbum por el que valdrá la pena el esfuerzo de disfrutarlo.

La canción que da nombre al álbum abrirá una serie de nueve. Sorprenderá el minimalismo electrónico que dejará entreverse detrás de la voz de Yorke. Una pequeña dosis de amateurismo para un loop casero, arcaico. La canción, como lo enseña su título, sería correcto asociarla a un borrador, un bloc de notas en el que un hombre deja escritos pensamientos sueltos mientras viaja en avión o camina por Londres. Un piano al principio y al final de la canción. Como sus otras ocho canciones que la acompañan, este instrumento será la única excepción a la constante electrónica. Falta de dinamismo, brincos o cambios de tono: la canción empieza y termina casi sin que uno repare en su transcurso.

La segunda y tercera canción se confundirán entre sí y se mezclarán con la tonalidad de la primera: partes de una misma secuencia. Una audición más meditada y racional (o en su contrario, hipnotizada o enajenada) determinarán claroscuros más evidentes entre las distintas piezas, y descubrirán sutilezas.

Su voz menos quebrada y trémula, más optimista, dará a la cuarta canción, "Black Swan", un tono ameno y simpático. Thom Yorke parece no ocultar nada aquí y abandonará el tono enigmático del álbum. El modo en como no se percibe asimetría entre las tres precederas y ésta dejará intacto el concepto equilibrado que distingue al álbum. Con distintos métodos e igual eficacia, The Cure dejó colar la pop y acústica "Lovesong" entre las oscuras composiciones de Desintegration.

"Skip Divided" exhibe una voz agravada. Obviará los tonos delgados y evitará los finos falsetes con que Yorke suele terminar sus oraciones. Quien lo haya visto cantar, sabrá que fuerza aún más los músculos de sus pupilas cuando hace esto.

Exceptuando el piano, Yorke prescindirá de todo instrumento acústico o convencional. La ausencia de la guitarra o cualquier otro instrumento de cuerdas (que no sean las de la voz) será algo que se recibirá gratamente en The Eraser. Oyéndolo enteramente, se torna comprensible el hecho de que las presencias de los instrumentos le hubieran quitado, involuntariamente, la esencia. Supongo que quien realiza un objeto de arte, descubre al término que la inadvertida ausencia de ciertos elementos en el resultado del trabajo se han convertido en parte de los elementos que componen su belleza. No por otra razón quien olvidó las llaves en la puerta de su casa se encuentra luego de retornar a buscarlas con quien tendrá hijos y matrimonio.

leonardopittamiglio@montevideo.com.uy