Contenido creado por María Noel Dominguez
El columnista de la semana

El gran hermano

EL SUIZO AMERICANO

Nunca fui un buen alumno. Tampoco de los peorcitos de la clase, pero no sé... siempre fui un chico promedio.

29.05.2006

Lectura: 3'

2006-05-29T00:00:00-03:00
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No me iba mucho la idea de estudiar, pero decidí pasar todos los años para evitar complicaciones a la hora de elegir destinos para las vacaciones: era mucho más atractivo Brasil, que mi cuarto.

De cualquier forma, y sobre todo en los últimos años de liceo, caí en la vagancia en algunas materias. Mamá, papá.... sí, me hice la rata. Falté a algunas clases. No entré a otras porque me quedé jugando al ping pong con los compañeritos de clase.

O simplemente la lluvia me lo impedía. Digamos entonces que fui un chico normal. Es decir, faltar a un par de clases (sobre todo teniendo la inteligencia suficiente para calcular las faltas restantes), o hacerse la rata para ir a comprar unos bizcochos a la panadería de atrás del liceo, no me convirtieron en peor persona ni mucho menos.

Se podría decir que justamente lo contrario! Oks, quizás la única vez en que todo se desvirtuó fue cuando fuimos a comprar algo para tomar y el panadero nos quiso vender "jugo de uva"....pillín, éramos menores pero no idiotas! Volviendo; parte de ese juego (de faltar y no entrar a las clases) es quizás también parte del crecimiento como personas: estoy en un lugar donde no me pueden decir nada (de hecho el faltar no está penado ni mucho menos), donde mis padres no están, y donde soy responsable de mis acciones. El otro día iba en el ómnibus (uff...bendito interdepartamental!) y por alguna razón no podía dormir.

Yo creo que era por el calor, pero todavía no me quedó muy claro. El tema es que en alguna de las paradas de Carrasco o Punta Gorda, vi una publicidad que me llamó la atención. La Scuola Italiana di Montevideo había comenzado su campaña de inscripciones 2006 y, para ello, publicitaba a lo largo de las paradas de la Avda. Rivera los diferentes beneficios de estudiar en semejante institución.

No los recuerdo todos. Es más, no recuerdo otro que el que pasaré a comentar. Y todo se debe a la simple razón de que, sinceramente, no me interesa que pueda ofrecer la Scuola...por suerte, época pasada. En uno de esos mágicos carteles se ofrecía, como "ventaja" una especie de cámara web en las clases; desde la cual podía ser apreciado su hermoso retoño en la clase: para saber que estaba exactamente haciendo!

La idea (de por si, sensiblemente macabra) creo que está pensada para otro mercado. Quizás para un mercado donde sí existan más conexiones ADSL, o donde todo el mundo esté bien aburrido y quiera ver como su hijo fue a clase. Pero restando esto, que sin dudas es secundario, la sola idea del control mediante una cámara (que me mira todo el día) es aberrante.

El panóptico nos ha invadido! Seguí mi viaje (no es que el ómnibus se haya detenido por mí ni mucho menos...naaa...apenas para en las paradas!) y me quedé pensando en cuanta verdad había en las palabras de George Orwell en su magnífica novela "1984" en donde hasta nuestros pensamientos estaban controlados por el "Gran Hermano". No es por ponerse pesimista ni nada, pero... dejen que los purretes se rateen tranquilamente, que nadie sale ladrón por eso! Prometo que mis hijos van a faltar cuanto quieran al liceo...con o sin camaritas!

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