Profesores del liceo 53 denuncian “insensibilidad” de las autoridades del CES ante muerte de estudiante

Este jueves se conoció el fallecimiento de un estudiante de tercer año del liceo 53, en Brazo Oriental, que murió mientras se desarrollaba la clase de educación física. La situación golpeó duro en los compañeros del alumno, los padres del centro y los funcionarios, que este jueves acudieron al centro con la idea de no dictar clases.

El Consejo de Educación Secundaria emitió un comunicado en el que confirman que "tal como se procede en estos casos", se dio la libertad a la comunidad educativa de "tramitar el duelo", aunque aseguraba que el liceo iba a estar abierto "a los efectos de que quienes deseen concurrir a procesar su dolor con compañeros y colegas puedan hacerlo" y que iba a haber un grupo de psicólogos.

En tanto, los profesores, nucleados en el sindicato, denunciaron la falta de "sensibilidad" por parte de las autoridades del CES, en especial de la inspectora Bentancur.

"Esta comunidad está atravesando uno de los momentos más duros que nos pueden tocar", comienzan el comunicado y denuncian que se enfrentan, "una vez más", a la necesidad de denunciar la "insensibilidad de las autoridades".

Los profesores entendieron, se dice en el comunicado, que este jueves era un día de duelo y que las clases debían suspenderse inmediatamente, para que se pueda acompañar a la familia del adolescente fallecido. En tanto, la dirección del centro comunicó que era pertinente esperar la resolución de la inspección, que decidió que se debían hacer talleres en aula con los alumnos, "especialmente con los del grupo".

Estudiantes, padres y profesores entendieron que eso no era "una buena opción" y sostuvieron que, como comunidad, lo mejor era procesar "como mejor nos parezca", tal "como ellos dicen ahora".

"No fue ese el mensaje ni de ayer ni de hoy", sostienen y afirman que la receta por parte del CES fue disponer de un grupo de psicólogos "formado por personas ajenos al centro que pretendían 'contener' a los alumnos".

Según el relato, a la hora de ingreso -7:30 horas- el grupo de profesionales todavía no había llegado, ni tampoco la inspectora. En ese instante, deciden hacer pasar a los alumnos que habían asistido hacia dentro del liceo, en el momento que llegó la inspectora.

"En ese momento estábamos explicándole a nuestros alumnos más pequeños que nosotros entendíamos que el liceo se debía cerrar por duelo y que ellos debían volver a sus casas para hablar con sus referentes familiares y decidir cómo procesar esto. Que los compañeros de Diego ya podían retirarse a despedir a su amigo. Que estas acciones eran una señal de respeto a la familia y a los amigos", prosiguen.

Bentancur tomó la palabra y expresó que se debía ir a las aulas para organizar talleres y, según los profesores, los psicólogos no habían llegado, "que lo hacen minutos después".

Ante esto, una de las madres planteó que no era una buena idea, y los profesores también insistieron en que no "era la forma en que el colectivo había decidido procesar" lo sucedido. 

"Los estudiantes la escucharon y cuando terminó de hablar, se retiraron, sin decir una palabra. En ese momento a todos se nos llenó el corazón de orgullo y esperanza. El Consejo, si quiere aprovecharla, tuvo una lección. Aunque ahora haya nuevas versiones, este relato cuenta el día que tuvimos que pelear por nuestro derecho al duelo", finaliza el relato