Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Cabeza dura

Hormona que afecta el deseo sexual en el cerebro podría ser clave para el “viagra mental”

“El rol del cerebro y las emociones en el proceso de reproducción es sólo parcialmente entendido”, afirma investigador.

09.02.2017 18:55

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2017-02-09T18:55:00-03:00
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Montevideo Portal

La kisseptina, también conocida como metastina, es una hormona que estimula la liberación de otras hormonas ligadas al sexo y la reproducción

Investigadores del Imperial College de Londres inyectaron esta hormona en hombres adultos heterosexuales y descubrieron que los voluntarios revelaban mayor actividad en las áreas cerebrales típicamente activadas por el deseo sexual o el romance, según informa la agencia de noticias científicas Eureka Alert.

De acuerdo a dicha publicación, 29 individuos fueron inyectados durante el experimento, pero sólo la mitad de ellos recibieron la hormona, mientras que al resto se les aplicó un placebo. Los voluntarios pasaron luego una resonancia magnética mientras se les mostraban dos tipos de fotografías: imágenes románticas donde aparecían parejas, e imágenes donde no aparecían personas. Las tomografías revelaron que quienes habían sido inyectados con kisseptina presentaban más actividad en zonas del cerebro vinculadas al placer sexual al ver fotografías de parejas. Mientras tanto, en los demás voluntarios no se registraron diferencias.

Los científicos concluyeron que esta hormona impulsa los circuitos cerebrales relacionados con el deseo sexual y activa los centros de placer y deseo del cerebro. Por lo tanto, los autores del estudio creen que la administración de kisseptina puede ayudar a resolver problemas sexuales de origen psicológico y e incluso ayudar a personas y parejas a recobrar el deseo.

Waljit Dhillo, líder de la investigación, afirma que la hormona puede "usarse exactamente como un viagra mental", refiriéndose a su potencial para combatir la impotencia sexual masculina.

"El rol del cerebro y las emociones en el proceso de reproducción es muy importante y sólo parcialmente entendido", explicó en declaraciones al periódico The Telegraph.

"Esta hormona está dentro de todos nosotros, por lo que sabemos que es segura. Tal vez un día existan comprimidos que las personas puedan tomar para incrementar sus efectos", augura.

Dado que afecta los centros cerebrales del placer, los científicos creen que podría usarse para combatir otro mal que está a la orden del día: la depresión.

"Nuestro estudio no sólo demostró que la kisseptina aumenta en el cerebro la actividad sexual y romántica: tambén disminuye los estados de ánimo negativos", sostiene Alexander Comninos, coautor del estudio.

"Esto lleva a la interesante posibilidad de que la kisseptina pueda ser usada en el tratamiento de disturbios psicosexuales y depresón", concluye Comninos, no sin antes advertir que son necesarios más experimentos.

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