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Stephen Coyle tiene 26 años y estudia en la Universidad de Carolina del Norte. Recientemente, se le impuso una multa de 110 dólares por estacionar su auto en un sitio prohibido.
La noticia no le agradó en absoluto, pero se la tomó con calma hasta que una rápida investigación le permitió averiguar el destino del dinero que abonaría. En su pesquisa, Coyle constató que lo recaudado por concepto de multas dentro del campus universitario, va a parar a diferentes fondos de gestión -entre ellos uno para el mantenimiento de escuelas primarias- pero ni un centavo se emplea en equipamiento o refacción de la universidad.
"¿Por qué los estudiantes universitarios - uno de los grupos más castigados desde el punto de vista fiscal - deben complementar la financiación de las escuelas públicas, cuando en realidad es la responsabilidad de los contribuyentes? " expresó Coyle en declaraciones a USA Today.
En su relató admitió que conseguir las 11.000 monedas no fue fácil. Tuvo que hacer cinco viajes al banco, para conseguir otras tantas cajas repletas de moneditas. Dos funcionarios emplearon tres horas y cuarenta minutos en contarlas.
Las cajas de monedas y la misiva que las acompañaba fueron respondidas con cierto sarcasmo por parte de la Comisión de Indemnizaciones, entidad que dijo apreciar el interés del estudiante su "iniciativa en aprender más sobre el funcionamiento del Gobierno".
Posteriormente, Coyle lanzó una campaña en Internet para recaudar 1.000 dólares destinados a comprar material de texto e insumos para el Club de Ciencias de la casa de estudio.
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