Contenido creado por Gerardo Carrasco
Curiosidades

La risa, remedio infalible

“Vengo sin cita”, el libro donde un médico comparte las más divertidas anécdotas de su profesión

El médico y humorista Fernando Fabiani recoge en su libro “Vengo sin cita”, las anécdotas más divertidas de su profesión. Compartimos algunas.

18.10.2016 09:27

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2016-10-18T09:27:00-03:00
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Fernando Fabiani es sevillano, tiene 40 años y ejerce desde hace unos cuantos la profesión de médico en su país.

Además de su vocación por la medicina, Fabiani también destaca por su vena humorística, que se vuelca en su libro "Vengo sin cita", de reciente aparición en España.

"Todo lo que aparece en el libro, las anécdotas, las vivencias... Es real", cuenta Fabiani, según publica el periódico matritense El País. "Lo que está ficcionado es la forma de contarlo. Por eso el protagonista no soy yo, sino Teodoro, un personaje inventado más sarcástico de lo que soy yo".

Estas son algunas de las anécdotas que le han ocurrido en sus años de médico y que pueden encontrarse en las páginas del libro, recogidas por el citado medio:

Trasplante total: "Hace tiempo vino a la consulta un matrimonio de ancianos porque el marido estaba hecho polvo, le dolía todo. El hombre me dijo que se encontraba tan mal que creía que iba a necesitar un transplante de cintura para arriba. La mujer, muy seria, me dijo: "Hombre, pues ya puestos, hágalo también de cintura para abajo".

La bata no hace al médico, pero casi: "Al terminar de pasar consulta en mi turno tenía que hacer una visita a domicilio a una anciana que, por lo que me contaban, estaba cada vez peor: comía poco, estaba triste... Así que cogí mi mochila y fui al domicilio. Allí me recibió una mujer que me invitó a seguirla, y empezó a llevarme por una zona de la casa completamente ruinosa: con el suelo levantado, humedades, escombros... Yo estaba pensando incluso en avisar a los servicios sociales, ¡normal que la anciana estuviera mal!

Finalmente, me llevaron a una habitación casi sin iluminar en la que no había nadie, solo más escombros. Miré a la señora tan extrañado que, finalmente, me preguntó: ¿Usted es el fontanero, no? Desde entonces, siempre que hago domicilios empiezo preguntando si han llamado al médico".

La madre escatológica: "Los pacientes se piensan que, como vemos muchas cosas, ya no tenemos escrúpulos, pero hay cosas que, de verdad, preferiríamos evitarnos. Aquí va un ejemplo: cuando estaba rotando en urgencias, una madre llegó con su niño de cuatro años porque llevaba varios días con diarrea. Le dije que, por favor, lo pusiera en la camilla y lo descubriera y, cuando me di la vuelta para ponerme los guantes, noté un olor súper desagradable. La madre había traído un tupper con una muestra de la diarrea del niño. Como si no me lo fuera a creer si no me lo enseñara".

Tratamiento imposible: "Una vez tuve un paciente que, cuando vino a revisión y le pregunté que cómo le iba el tratamiento, me respondió que bien, pero que no se lo podía tomar entero. Le pregunté que por qué, si eran solo unos sobres, y me respondió que con el primer litro podía, pero que el segundo litro era imposible. Le dije que se tomara los sobres disueltos con dos deditos de agua, y entendió dos litros".

Pensamientos en la ducha: "Al mismo llegar a la consulta una chica se sentó y lo primero que me soltó fue: 'Doctor, me acordé de usted ayer, en la ducha'. Yo me quedé cortadísimo y se hizo un silencio súper incómodo. Cuando ella se dio cuenta, matizó: 'Porque me mareé, y me acordé de los consejos que me dio usted para cuando me mareara".

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