Contenido creado por Julia Peraza
Entrevistas

Desafíos a seguir

Entrevista con el Maestro Diego Naser, nombrado nuevo Director de la Orquesta Sinfónica del SODRE

Decidimos dejar de lado las polémicas que han envuelto recientemente al SODRE y a pedido de Diego, nos concentramos en todo lo positivo que hay por hacer. Esta entrevista no es solamente sobre música y la batuta. Es también sobre la vida misma y las proporciones que le dio el nacimiento de su primer hijo, al que llama sin titubear “mi mejor sinfonía”. Por Ana Jerozolismki.

16.12.2017 14:04

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2017-12-16T14:04:00-03:00
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P: Diego , hace poco se confirmó tu nombramiento como nuevo director de la Orquesta Sinfónica del SODRE y lo primero que pensé fue que por cierto eso te requerirá tiempo de gestión, no solamente de hacer música, que es lo que más te gusta. ¿Cómo te sentís entonces con el desafío?

R: Hay un gran desafío porque la orquesta quiere tocar más conciertos, toda la institución está clamando por más. La ópera quiere más presentaciones, el coro quiere cantar más, la orquesta juvenil quiere tocar más. Hay ganas de interactuar. Entonces, todo el escenario es favorable.

Creo que es un momento muy interesante para poder asimilar crecimiento, reorganizarlo y continuar.

P: ¿Cómo vas a maniobrar entre la dirección de la Sinfónica del SODRE y tu carrera personal?

R: Voy a tener que compatibilizar de alguna manera. Obviamente yo no voy a dirigir todos los conciertos de la Sinfónica. Sería aburrido para el público, para la propia orquesta...

P: O sea que también invitarás a otros directores...

R: Claro.Eso enriquece a la orquesta. Así que voy a continuar haciendo eso porque eso ayuda a que un artista sea interesante y tenga autoridad para pedirles a otros músicos que tienen carreras, que hagan las cosas de tal o cual forma, y para eso es importante tener una base sólida como para poder fundamentar el por qué de mi pedido. Y para mí, la música va en primer lugar.

P: Desde que hicimos la primera entrevista -hace unos dos años- vos hablabas de esa pasión por lo que hacés, de que seguís emocionándote cuando subís al escenario... ¿Cómo te parece que creciste? Sos un tipo joven, de 36 años, asumís ahora como director de la Sinfónica -un gran símbolo cultural nacional-y creo que cabe preguntar qué te parece que traés contigo?

R: Traigo una experiencia, un rodaje internacional importante: he viajado por todas partes, dirigido orquestas en varios continentes, he trabajado años con el maestro Daniel Barenboim al lado, que es un genio, y eso alguna cosa me ha dejado. Entonces creo que puedo aportar al crecimiento de la orquesta , trayendo excelentes artistas, directores internaciones que también generen un crecimiento exponencial de la orquesta en lo artístico. Creo que mi parte de carrera internacional la puedo y la voy a aportar en la medida de lo que sea posible.

P: Destacamos mucho lo de tu carrera internacional. Me parece que tiene un ritmo impresionante. No sé cuán común es que un director joven sea invitado a tantos lugares diferentes.

R: La verdad es que fue un crecimiento vertiginoso en los últimos dos años. Contentos, con mucho esfuerzo, con mucho trabajo, sobre todo sacrificio, pero contentos. A mí lo que me tranquiliza es que vuelvo a las orquestas porque son los músicos los que lo piden, y para mí eso es importante. La primera invitación es difícil; la segunda y la tercera son tremendas.A mí siempre me interesa muchísimo lo que piensan los artistas, que son mis colegas -yo también soy músico, sigo tocando activamente, nunca hay que distanciarse de los instrumentos-.

P: Justo te iba a preguntar si extrañabas el violín.

R: No. Toco todo el tiempo. Recién di un concierto solista en Durazno, el día anterior en la Academia del Teatro Colón, en Buenos Aires, pasado mañana toco otro concierto... Nunca dejo de tocar.

P: ¿Uno puede ser realmente tan exitoso si no siente ese fuego, esa pasión por tocar, dirigir y subirse al escenario?

R: No. No creo que se podría ser exitoso sin eso. Cuando vos tenés un buen producto -y en el caso del artista el buen producto es uno mismo- tenés que creer en vos. Claro que esto no significa que a todo el mundo le va a gustar cómo tocás, hay de todo. También depende de cómo lo comunicás. Hacer sentir a la gente, transmitirle lo que vos sentís, solamente puede partir de tu propio convencimiento. Si vos no estás convencido, no podés hacer nada.

P: Menciono a menudo una frase que me dijo el violinista Itzjak Pearlman en una entrevista, cuando le pregunté si sigue emocionándose cuando se sube al escenario, y él me dijo "si no, no tiene sentido".

R: No, no tiene sentido. Y la gente lo nota, porque muchas veces dice "pah, qué concierto aburrido", y generalmente es por eso, porque el artista que lo está interpretando o no lo siente, o es muy frío, o tuvo un pésimo día, y logra eso que no te pone triste ni contento, que te neutraliza. Cuando das pierna suelta a tu emocionalidad, la gente también lo percibe.

P: ¿La música tiene que ser una magia que te toca de chico?

R: No, yo creo que la música nos toca a todos, en todo momento. No conozco a nadie a quien no le guste la música. No conozco a nadie a quien la música no lo emocione. No conozco a nadie que no haya bailado, silbado o cantado nunca. Vas al estadio y la gente canta, las barras cantan, y hacen coros. Entonces la música está presente en todo. Schopenhauer decía que la música trabaja con el sentimiento puro del hombre. No voy a explicar por qué; eso lo analizará cada lector. Es fundamental entender la relevancia de la música para el resto de las artes escénicas: está presente en todas.

 

EL CAMBIO COMO PADRE

P: Cuando nació Lorenzo, tu hijo, hablamos del entusiasmo que tenías y lo difícil que era cada vez que lo dejabas.

R: Sí, es terrible, es un sacrificio brutal, pero es mi vida, yo soy esto. Podría cambiarlo pero también me estaría siendo infiel. No quiero que se convierta, en ningún momento, en una decisión "mi hijo o mi profesión" porque la decisión siempre va a ser mi hijo, ni lo pienso. Pero tampoco quiero darle un padre frustrado, un padre que no haga lo que quiere hacer. Quiero ser un padre contento con su propia vida y que pueda transmitir esa alegría y esa pasión a su hijo. Ahora que está un poquito más grande vamos a tratar de viajar más veces juntos. Soy un hombre de familia 100% y me interesa cuidar mi vínculo con mi hijo. Cada día sin él me cuesta horrores.

P: ¿Cuánto estás viajando por año?

R: Como seis meses. Ahora voy a viajar menos.

P: ¿Cómo está expuesto Lorenzo a la música?

R: Escucha de todo todos los días. No hay ningún género que no le pongamos, prácticamente.

P: ¿Hay una decisión de exponerlo a la música, o simplemente sucede?

R: No, fluye naturalmente. No quiero exponerlo ni condicionarlo a nada. No condicionar su vida ni sus deseos. Para mí es muy importante que él encuentre su camino solito, con la guía de mamá y papá si lo necesita, lo acompañaremos en su camino pero las decisiones en definitiva son suyas. Nosotros le podemos aconsejar, pero no coaccionar.

P: ¿Cómo te cambio la vida ser papá?

R: Fue para mejor en todo sentido. La mejor sinfonía. La más compleja, la más larga. Llega un momento en que querés que la sinfonía termine, porque estás cansado. Esta no, y va a terminar mucho después de que termine mi propia sinfonía. Ese es mi deseo más profundo. Me costó encontrarle sentido nuevamente a todas las cosas que hago después de que él nació, porque es tan fuerte su presencia y todo lo que genera, que me costó mucho reencontarme con el sentido de todo lo demás que hago.

P: Y eso que antes ya tenías una vida con mucho sentido en todo lo que hacías.

R: Justamente eso. Ahora que tengo esta fortuna de ser papá, esta maravilla que es dar la vida a un ser, veo como tan intrascendente todo lo otro que he logrado hasta este momento. En ese sentido fue que me costó recuperar la creencia en la profesión, en lo que hago. Lo reencontré, pero fue un choque impresionante. Me doy cuenta de que en realidad hay pocas cosas que son importantes en la vida. Y ante la importancia de esta, la verdad es que todo lo demás parece tan chiquito... Se me volvió todo prescindible menos él.

 

Entre música y conflictos

P: Diego, mencionaste antes y sé que siempre lo elogiás mucho, al Maestro Daniel Barenboim, que fundó la West-Eastern Divan Orchestra que juntó a músicos judíos y árabes , incluyendo por cierto israelíes, en algunos casos descendientes. La existencia de la orquesta es una declaración. ¿Cómo viste esa dinámica? Porque por un lado está ese ideal de la paz y la convivencia, al que nunca hay que renunciar, y por otro lado yo diría que incluso gente muy proclive a la posibilidad de un diálogo y un futuro distinto se ha tornado muy escéptica allá. Tanto israelíes como palestinos. ¿Cómo lo viste en la interna vos?

R: La orquesta no es una solución para la guerra. La orquesta es un lugar donde se establece un diálogo. La orquesta es un "rompe-esquemas". La orquesta genera que, justamente, la discusión sobre el conflicto se genere permanentemente, en otros términos. La orquesta es un espacio de reflexión y propone una manera de entendimiento. Esta orquesta se remite al diálogo, que es la base para cualquier proceso de paz. Por ahí me parece que la función, el objetivo de la orquesta, están cumplidos. Sería utópico pensar que la West Eastern Divan va a hacer la paz. Pero lo que no es utópico, sino absolutamente real, es que la Divan mantiene todo el tiempo la discusión que alienta a tomar el camino del diálogo para una solución del conflicto a largo plazo. Realmente hay pocas discusiones internas, pero cuando las hay es sanísimo, las tiene que haber. Pero generar ese espacio es maravilloso.

P: ¿Cómo viste la interacción entre los músicos judíos y árabes?

R: Excelente, realmente excelente. Somos todos amigos, todos nos queremos. Es muy bonito ese espacio. Eso es lo importante, es un espacio de diálogo. Barenboim siempre dice: "El diálogo solamente se puede dar desde una base de igualdad". No desde una base de poder, donde uno manda al otro o donde la opinión de uno puede pesar más que la del otro. Solamente en la igualdad puede existir el diálogo, y esa oportunidad se nos da en la orquesta. Eso no va a cambiar, y filosóficamente conecto 100% con ese proyecto y con West Eastern Divan, así como todos mis compañeros. Así que lo veo como un proyecto cada vez más importante y que prácticamente lo podrías hacer con cualquier problema que se esté dando de forma violenta entre dos naciones, dos instituciones o lo que fuere. Es aplicable, trasladable a todo, esa es la magia de Divan.

 

A MODO DE RESUMEN

P: Y con todo este mosaico de fondo, seguís adelante....

R: El trabajo dignifica todo lo que uno hace. A mí me gusta trabajar con gente, con niños, con todas las franjas etarias y sociales.

P: Decís que te gusta trabajar con niños, y estuviste mucho en la Orquesta Juvenil del SODRE, haciendo un trabajo impresionante. No todos los chicos vienen de una situación problemática, pero la música ha salvado la vida de muchos.

R: No sé si salvar vidas, pero lo que sí se da es una unión, una comunión; durante ensayos y conciertos y todo somos todos absolutamente iguales, más allá de todos los prejuicios que puedan haber en la sociedad o las puertas que se te pueden cerrar dependiendo de dónde vengas. Yo lo sé muy bien eso. En mi temprana adolescencia también me crié en una calle de tierra. Nunca fui ni un niño rico ni un niño muy pobre. Sé lo difícil que es cuando no tenés abolengo, cuando no venís de una familia influyente. No quiero decir que la tuve mal, no la tuve tan difícil, pero entiendo que la orquesta -en este caso la Juvenil- es un espacio en el que no importa de dónde venís, no importa cuánto ganás, no importa cómo te vestís; ahí estamos hablando todos un lenguaje y lo importante es lograr un objetivo entre todos. Y yo creo que ese concepto, de remarla para lograr un objetivo entre todos, vale también para el SODRE. Creo que es algo muy lindo.