Contenido creado por Lorena Zeballos
Entrevistas

Sin palabras

Charla con el actor y director Claudio Tolcachir, a propósito de la obra “Dínamo”

“Siempre se está por morir el teatro, pero resiste porque es una voz viva”: Conversamos con el actor y director teatral argentino Claudio Tolcachir, que presenta la obra “Dínamo”, 12 y 13 de octubre en el Teatro Solís.

12.10.2016 07:00

Lectura: 7'

2016-10-12T07:00:00-03:00
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Dínamo es... una gran locura. Contame vos cómo llegaron a unir ideas para poner lo que vamos a ver en escena.

Nosotros partimos de un proceso muy largo de investigación para hacer Dínamo. Sabíamos que no íbamos a hacer una obra tradicional, en el sentido de una obra apoyada en el texto. Era una pregunta sobre el lenguaje, sobre si la única manera de comunicarnos era a través de la palabra. A partir de esa premisa trabajamos mucho con las actrices creando la vida de los personajes y la manera en la que conviven las tres, cada una con sus vidas, sus proyectos y sus obsesiones.

Para mí es una obra como cuando uno espía a un vecino por la ventana y va siguiendo su vida, ves si tiene una cena romántica, si se quedó dormido, si vino la otra persona...

Casi que elaborás vos más la historia que lo que realmente hay explícito...

Exacto. Vos ves señales, las completás. No es que te lo cuenten gracias al texto, sino que lo vas descubriendo según lo que van haciendo.

El desafío de investigar otras maneras de contar a mí me excita mucho, y proponerle al público mirar una obra de teatro desde otro punto de vista, como este sitio de espiar y vos imaginarte ciertas partes me pareció un desafío.

Estamos ante una nueva forma de hacer teatro, menos "solemne" y más cercana al público. ¿Lo sentís así?

Sí. Creo que el teatro se va reinventando. Cada autor, yo en particular, cuando he probado escribir, me enamoré de los diálogos. Me parece maravilloso cómo cada autor elige la forma de contar la información sin que el público se dé cuenta de que le están dando información. Una vez que ya lo descubriste querés otro. Con cada obra vos vas creando diferentes vínculos. Uno piensa en el teatro y siempre se ha roto el esquema y cada nuevo movimiento vino a romper.

En este caso es una lección mucho más personal, de descubrir de qué otras maneras el teatro se puede vincular con el público. Es como decirle "metete acá adentro, no te quedes ahí sentado esperando a que te cuente la historia".

Para que vos como espectador puedas completar la historia, tiene que haber un espacio vacío. Porque si la obra te da toda la información, te obliga a una emoción, no hay proceso creativo. Y creo que el espectador tiene que tener ese espacio.

¿Y en Dínamo se deja libre ese espacio?

Absolutamente. Dínamo es un diálogo muy secreto entre la obra y cada espectador. Se arman historias muy distintas y da lugar a que la termines de escribir en tu cabeza.

En general los personajes de tus obras se caracterizan por cierta incapacidad a la hora de vencer los obstáculos de la vida. ¿Vamos a ver esta lucha en Dínamo?

Lo que cambia mucho en Dínamo es el lenguaje. Sí hay algo que a mí me conmueve que es ver a un ser humano frente a la vida. Sea sobrevivir, sea desprenderte de tu pasado. En el caso de uno de los personajes de Dínamo, esa rockera que vive en la casa rodante, vivió con mucha intensidad y de repente está grande y la vida le propone otra cosa, le propone ser abuela, ir al médico, cuidarse con las comidas... Y ella no acepta el cambio, y es un problema no aceptar los cambios. Sí, para mí la ecuación de alguien intentando llevar adelante la vida es muy estimulante. Eso es el teatro para mí.

Creaste Timbre 4 allá por el 2001, una apuesta valiente por el teatro en un momento de crisis. Y seguís en esa apuesta. ¿Qué herramientas son imprescindibles para que el público vuelva?

Hacer teatro es muy difícil. Como uno ama esa ceremonia, sigue intentando. Y cuando se produce el milagro, que por suerte cada tanto se produce, está en el éxtasis y uno sigue intentando.

La pregunta tiene que ver con la creación y también con la gestión. A cada creador le toca hacer el teatro que le sale. Yo no puedo pensar en un teatro porque va a venir más gente. Yo puedo hacer un teatro que me divierta, que me excite, que sea el teatro que yo necesito ver. No sé si las elecciones que hice eran las mejores comercialmente, pero era la que yo necesitaba hacer. A veces le interesa a muchísima gente, y a veces a poquita.

Acá hay cada vez más autores con un lenguaje personal. Y creo que, si el espectador encuentra nuevos desafíos, nuevas propuestas, poco a poco se va a ir sintiendo más atraído a acercarse al teatro.

¿Se estigmatiza al teatro?

Mucha gente relaciona el teatro con un hecho puramente intelectual. Y yo no lo veo así. Para mí el teatro es algo futbolístico, excitante, divertido. Tiene que ser divertido, tiene que atrapar. Creo que desde el lado de los creadores tenemos que ser muy honestos con lo que queremos decir.

Desde la gestión tenemos que lograr que la gente venza el miedo a aburrirse en el teatro. Así como dedicás -como yo dedico- muchas horas a crear la obra, también hay que dedicar muchas horas a difundir. Si lo prueban y lo disfrutan y se conmueven, seguramente podremos seguir incorporando gente. Siempre se está por morir el teatro, pero resiste porque es una voz viva.

¿Qué consejo le darías a un actor o director en formación?

Lo único que me atrevería a decir es que hay que ser cabeza dura. Porque esta profesión puede llegar a ser injusta y frustrante. Es muy difícil llevar adelante los proyectos y encontrar gente que se comprometa al mismo nivel que vos. No hay que perder la fe, porque pareciera que la medida la da si tuviste éxito o no y en realidad el proceso que se da en el camino, eso es realmente el bagaje que te va a quedar en la vida. Lo más fuerte que te queda en el cuerpo es la experiencia de la creación. Hay que tratar de ser feliz aún en la incertidumbre de no saber hacia dónde vas, tratar de ser honesto y encontrar un lenguaje propio.

¿Qué te inspira para mantener esa resistencia?

Yo creo que el teatro me da mucha felicidad. No necesariamente que le vaya bien o no a la obra. El hecho de construir cosas que no existen, toda la maquinaria del teatro me hace muy bien. Necesitás un proyecto en el que te puedas realizar. Entonces las veces que me deprimo, recuerdo lo lindo que es hacer teatro.

¿Qué proyecto ocupa tu cabeza hoy?

Ahora estoy en un período, que cada tanto sucede después de una obra, de estar en medio del océano mirando a ver qué me dan ganas. Es un poco abismal pero también es lindo. Nadie me pide ni obliga a nada. Estoy esperando que aparezca una boyita y decir "tengo ganas de ir hacia ahí".

 

Dínamo tendrá dos únicas funciones. 12 y 13 de octubre en el Teatro Solís.

Lorena Zeballos | Montevideo Portal
lorena.zeballos@montevideo.com.uy