Esta semana el turno es para,
 
 





Loly


Xuxa, Nubeluz, Flavia Palmiero, Panam... La historia de los programas infantiles está signada por el éxito carismático de sus conductoras, acompañado casi siempre de un indefinible (o no tanto) componente erótico, polo de magnetismo para grandes y chicos.

Xuxa marcó la pauta y el resto del continente sudamericano vio que allí había una fórmula que funcionaba: canciones, juegos, coreografías, una conductora teen y atractiva junto a muchos niños y niñas como soporte. A finales de los años ’80 y principios de los ’90 Uruguay probó suerte con dos formatos: en Canal 4 estaban Horacio y Gabriela, más en la línea de Canciones para no dormir la siesta, mientras que Canal 12 se decidió por una propuesta más “axuxada”.



Cuando se decidió realizar el casting de un nuevo programa de TV, se presentaron más de 250 chicas. El director del proyecto, luego de varias sesiones, parecía estar entre dos candidatas: Paola Bianco y Karina Chadarevian, que había sido la cara de Coca Cola en Uruguay por tres años. La ganadora resultó Karina, obteniendo el derecho a ser la animadora principal del programa, del que también participaría Paola Bianco junto a varias chicas más, las llamadas “lolitas” (consultada al respecto, Paola confesó no haber precisado psicoanálisis posteriormente o guardar rencor alguno por no haber sido “Loly”)

Así nació Buenos Días Loly, nombre que surgió cuando el director vio que Karina cantaba Loly Pop, un tema de las Viudas e hijas de Roque Enroll. ”Buenos buenos buenos días Loly, vamos todos a pasarla bien”, entonaba Karina a partir de las diez de la mañana de los sábados, un tema que formaría parte del cassette editado en 1990 con diez temas en la voz de Loly, que por entonces tenía poco menos de 20 años.

El programa tenía el contenido usual: muchas canciones, juegos, interacción con los niños, un grupo de lolitas y lolitos correteando por la escenografía y la conductora principal con un vestido juvenil y a lunares, que es recordado curiosamente por aquellos que no eran niños entonces. Si bien tuvo éxito entre los más chicos no duró mucho tiempo, saliendo del aire cuando los ’90 tenían poco camino recorrido.

¿Qué fue de la vida de Loly desde entonces? No descansó ni un poquito. Siguió una carrera de modelaje que en Uruguay la llevó a trabajar con Valentino Bookings, estuvo viviendo en Argentina e incluso trabajó para FM del Sol cubriendo la noche de Punta del Este y también la movida porteña.



Comenzado el siglo XXI Loly llegó a Chile por amor y sin saber del país “nada más que la tragedia del equipo de rugby que se perdió en la cordillera”, de acuerdo a lo que confesó al diario chileno “Las últimas noticias”. Allí no le faltó trabajo: primero fue anfitriona de un restaurante llamado “De Cangrejo a conejo” y luego modelo para Elite. En el 2002 tuvo a su cargo una tarea por la que cientos de hombres se cortarían una mano: organizó el concurso Miss Reef Chile, debiendo inspeccionar cientos y cientos de tangas con sus respectivos contenidos. Debió destacarse en el arte de distinguir una cola firme de la que no lo es, dividiéndolas a su parecer en una clasificación infalible y frutal: las “manzanitas” (por la redondez perfecta) y las “peras” (del tipo abultado).

De allí dio un salto cualitativo: pasó a dirigir la escuela de modelos ID, cuya casa matriz se encuentra en Estados Unidos y mientras tanto sigue desfilando para varias marcas: Mistral, Ripley y Adidas, entre otras. Loly, sin embargo, tiene un sueño: recuerda las viejas épocas en que cantaba y bailaba en Canal 12 y añora la pantalla chica. Su objetivo es tener un programa de televisión en Chile, ya sea con un show infantil o de moda. En la entrevista mencionada anteriormente, lanzó la advertencia: “tienen Loly para rato”.
 
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