Brasil hizo la diferencia en un primer tiempo de mucho vértigo y poca profundidad, capitalizando las opciones y los momentos de control de bola que tuvo. Es que los chilenos comenzaron robándole la pelota al scratch y sorprendieron, a pesar de que las primeras opciones fueron norteñas, con disparos de afuera del área de Luis Fabiano y Gilberto Silva.
Marcelo Bielsa se vio obligado a realizar variantes en el equipo titular, por la baja del volante central Marco Estrada, y los zagueros Waldo Ponce y Gary Medel.
En su lugar, dio ingreso a Pablo Contreras e Ismael Fuentes en la línea de fondo, y a Carlos Carmona en el mediocampo. Además, sustituyó a Jorge Valdivia, habitual enganche transformado en delantero, por los goles de Humberto Suazo. Su planteo fue inteligente, pero cuando hay tanta diferencia de jerarquía entre los jugadores de un equipo y otro, la táctica y la estrategia poco pueden hacer.
Los trasandinos salieron con un neto 4-3-3 decididos a atacar a uno de los candidatos a quedarse con el título, pero la dinámica que impusieron nunca superó los tres cuartos de cancha y sus intentos no fueron más que insinuaciones.
Por su parte, Brasil sufrió la baja de Elano y Felipe Melo, ambos lesionados. Por ello, Dunga colocó a Dani Alves y Ramires, con un 4-3-1-2. En los primeros minutos sufrió y jugó incómodo, por no tener salida por las bandas. Maicon fue bien controlado por Beausejour y Arturo Vidal, al tiempo que Bastos no pudo desprenderse al ataque por culpa de Alexis Sánchez.
Los chilenos no inquietaban pero tampoco pasaban zozobras, hasta que un cabezazo norteño abrió la llave del partido. Córner bien ejecutado por Maicon, golpe de cabeza de Juan y se terminó. 1-0 Brasil a los 34’ y el pressing trasandino se desmoronó.
Tres minutos más tarde, un contragolpe letal terminó en la red y murieron las ilusiones de los dirigidos por Bielsa. Robinho lo trabajó por izquierda, Kaká puso la asistencia por el medio y Luis Fabiano definió gambeteando a Bravo.
Sobraron 45 minutos, o un poco más. Si bien el DT de la Roja mandó variantes ofensivas para la segunda mitad y asumió aún más riesgos, no pudo entrarle a una defensa que no se ruboriza a la hora de colgarla en la tribuna.
Lucio, con su lentitud a cuestas, despeja todo lo que pasa cerca y no se complica, como tampoco lo hace Juan. Además, Michel Bastos sube pero no se olvida de su espalda, y Maicon es un todo terreno que va y vuelve con la misma intensidad.
Dentro de ese panorama, poco pudo hacer Humberto Suazo, quien además no logró recuperar su mejor forma física luego de una prolongada inactividad por las lesiones. Jorge Valdivia mostró con su ingreso que será el conductor del equipo durante muchos años, pero tampoco pudo profundizar.
En uno de los contragolpes del Scratch, llegó el tercero y siguió la fiesta en la tribuna. Ramires armó una jugada espectacular, para que Robinho le robara los derechos de autor de una maniobra que fue un golazo. Cara interna, efecto perfecto, y a gritarlo.
Brasil convenció y volvió a mostrar el fútbol y la chapa, tal como es su costumbre en estas instancias. Yendo de menos a más, la verdeamarela vuelve a meterse entre los ocho mejores del Mundial, por quinta vez consecutiva, y espera a Holanda.
Montevideo Portal