En medio de un Mundial que mostró muy poco en los primeros tres días de competencia, se aguardaba con gran expectativa el choque entre Holanda y Dinamarca, dos equipos que se caracterizan por el buen trato de pelota y su juego ofensivo.
Sin embargo, en los primeros 45' no confirmaron lo que se esperaba. Holanda no supo cómo inquietar, y Dinamarca dejó la incógnita sobre si no supo o no quiso.
Dos líneas de cuatro de los daneses aguardaban bien replegadas y con firmeza, los embates que nunca llegaron de una de las ofensivas que asusta por sus nombres. Sneijder, Van Persie, Van der Vaart y Kuyt, poco hicieron.
Tuvieron dificultades para progresar por las bandas, debido al planteo de Morten Olsen que no mandó a sus dirigidos a presionar sobre la bola pero ocupó los costados con criterio, de tal forma que obligó a los tulipanes a repetirse en débiles intentos por el medio.
Paredes que no llegaban a destino, pases interceptados y remates flojos a las manos del meta danés, fueron una constante durante la primera mitad.
Dinamarca tuvo la posibilidad más clara con un cabezazo de Bendtner, que se fue cerca del arco holandés.
Con justicia, el primer tiempo fue un pálido 0-0, pero en el arranque del segundo , la fortuna acompañó a una naranja que de mecánica tuvo poco. Un centro sin peligro de Van Persie desde la izquierda, se encontró con un despeje defectuoso de Poulsen, quien quiso rechazar y cabeceó hacia su propio arco, encontrando además un desvío en la espalda de Agger para vencer su propia meta.
Fue el primer gol en contra del torneo en su noveno partido, para el festejo de los hinchas holandeses que tapizaron la tribuna de naranja.
A partir de ese momento se desmoronó el esquema defensivo propuesto por Dinamarca. El entrenador realizó cambios ofensivos y probó con dos delanteros, pero no logró avanzar en bloque ni inquietar demasiado.
Holanda tuvo más espacios para contragolpear, y tuvo más velocidad con el ingreso de Elia, quien entró para jugar los últimos 25’ y con su movilidad le alcanzó para ser el mejor de la ofensiva.
El moreno recibió un pase brillante de Sneijder cuando corrían 84 minutos y quedó cara a cara con el arquero Stekelenburg. Definió abriendo la cara interna de su pie derecho, el balón dio en el palo y en el rebote Kuyt liquidó el encuentro con toque corto.
Por lo expuesto en el complemento una vez lograda la ventaja, el triunfo tulipán fue justo, aunque no mostró un funcionamiento colectivo acorde a los nombres que tiene. Claro, su máxima estrella, Arjen Robben, está entre algodones y no fue de la partida, pero podría reaparecer ante Japón y mecanizar un poco a una Naranja más pragmática que mecánica.