Inglaterra volvió a decepcionar a sus hinchas, y a reafirmar la idea de que para volver a ser campeones del mundo, únicamente podrían lograrlo jugando en su país y con las irregularidades de aquel entonces.
Nombres rutilantes y casas de apuestas que pagan centavos por su victoria, hacían presumir que el triunfo ante Argelia no sería más que un trámite. Sin embargo, no tuvo un dominio claro del compromiso e incluso pudo recibir algún gol.
Los africanos, lejos de amedrentarse por el rival, salieron a atacarlo y desnudaron las falencias defensivas de Terry y compañía. Yebda y su pelo teñido de amarillo huevo desde la mitad de la cancha, apuntaló el trabajo en ataque del atrevido Matmour, quien puso en aprietos a una zaga descoordinada y que dejó dudas.
¿Lampard? ¿Gerard? Dos jugadorazos, sin dudas, pero sólo con eso no alcanza. A veces hace falta cierto empuje anímico que al equipo inglés no se le ve. Además, tienen que jugar por ellos y por sus compañeros, que ayudan bastante poco. Rooney es una sombra del que la rompe en Manchester United, y los laterales van al ataque por inercia pero sin gravitación.
Lampard fue el más peligroso forzando un par de buenas atajadas de Mbolhi, el arquero que ingresó en lugar de Chaouchi, que fue quien se devoró el gol de Eslovenia. Curiosamente, por el mismo motivo también hubo cambio en el arco inglés, y James, el jugador más veterano del torneo, entró por el pobre Green.
Los primeros cambios del entrenador italiano Fabio Capello fueron más de lo mismo. Wright Phillips por Lennon y Jermaine Defoe por Heskey, no hacían más que cambiar una ficha por otra. Recién faltando cinco minutos se animó a sumar un delantero por un volante defensivo, aunque a esa altura poco cambió.
El ingreso de Crouch no hizo más que facilitar la tarea de los zagueros ingleses, que levantaban centros desde la mitad de la cancha a la desesperada. Los argelinos, firmes en defensa, no se dejaron pasar por encima y aguantaron con tres centrales y dos carrileros haciendo el ida y vuelta.
Inglaterra cayó en el pelotazo luego de 80 minutos tocando hacia los costados, haciendo un culto al “fulbito” inofensivo que no debería ser propio de un equipo que pretende ponerse la chapa de candidato.
El grupo C quedó abierto y con un líder inesperado. Eslovenia con 4 unidades es el único que sabe que empatando el último partido, clasifica a octavos. Ese encuentro es ante los ingleses, que estarán obligados a ganar. Todos tienen posibilidades y dependen de sí mismos.