Nacional celebró junto a su gente con un resultado que marca el momento de dos equipos y puede empezar a marcar una definición, tal como aconteció cuando Gerardo Pelusso dirigía a los tricolores. El “dale campeón” volvió a retumbar en el Parque Central, con joyita nueva en la Abdón Porte, y joyita nueva que empieza a brillar por sí sola en el campo de juego, a pesar de que el arranque de la celebración no fue auspicioso.

Un colado quiso arruinar una fiesta a la que no fue invitado, pero no pudo. Así fue como Defensor salió decidido a buscar en campo de Nacional, apostando a presionar arriba y llevar peligro al arco tricolor. Tal como mostró ante Peñarol, tuvo en el sector izquierdo a Alemán como su hombre más incisivo, y el joven ya había pateado al arco dos veces en 120 segundos, forzando una buena intervención de Burián.

Ya se veía que no sería cosa fácil para el bolso festejar en esa fiesta que armó con estreno del segundo tramo de la Abdón Porte y Parque Central repleto. Sin embargo, ya a los 6’ se puso en ventaja por una jugada en la que sus tres delanteros colaboraron de manera fundamental. El Morro García robó la pelota, Tabaré Viudez condujo el contragolpe y asistió notablemente, y Porta definió cuando todo el Parque le reclamara que lo hiciera.

Mansita se fue a la red la pelota a pesar de la pifia del Canguro, y era una inmejorable forma de empezar la tarde. ¿Tranquila? Ni cerca. De allí al descanso fue todo violeta, a pesar de alguna ocasión esporádica que desaprovecharon Porta y Cabrera.

Burián se convirtió en la gran figura del espectáculo, conteniendo pelotas que parecían imposibles. Primero una clarísima en la que los violetas patearon cuatro veces al arco en menos de 5 segundos, con Moiraghi y Sebastián Suárez masticando la bronca.

En el cierre del primer tiempo, primero fue Argachá el que le reventó el pecho de un pelotazo al Cachorro, y luego Risso el que metió un cabezazo tremendo de pique al suelo que encontró la mano del arquero tricolor bien abajo, en una de esas atajadas que van derecho al resumen de las mejores de cualquier torneo. Así se explica la ventaja del bolso de cara al descanso.

Fue pobre la producción ofensiva de Nacional en la primera mitad, a pesar del ingreso de Gallardo. El Muñeco sustituyó a Mauricio Pereyra, amonestado antes de los 20 minutos, pero pocas veces pudo conectarse con los puntas. El volante de más incidencia en el ataque fue Cabrera, aunque por momentos bien contenido.

Ya en el segundo tiempo, tras un leve dominio violeta en el primer cuarto de hora, fue todo tricolor. Anderson entró muy bien por el Morro García y se paró casi como enlace, juntándose con Gallardo y dándole fútbol a un equipo que en el primer tiempo lo necesitaba. Y entró López para matar.

Luego de que Defensor se quedara con 10 hombres por una tontería de Mario Risso, quien intentó pisar a Porta, hubo un solo equipo en cancha. En uno de los tantos avances que cortó Coates, se mandó hacia arriba, lo vio a Viudez y se la tiró. El hombre más habilidoso que había en la cancha se la llevó con el taco, eludió a Martín Silva y puso un centro a la medida del enorme juvenil de 17 años. Nicolás López, otra vez llamado a actuar, la mandó a la red en una de sus primeras intervenciones cuando corrían 25’ de la segunda parte.

Dos minutos más tarde liquidó el pleito definiendo como un crack. Recibió otra vez de Viudez, perfectamente habilitado, y se la tiró por arriba a Silva. Fue 3-0 y locura Nacional en el Parque. La fiesta se completó, los pañuelos salieron al viento porque supieron los señores que otra vez, a los tricolores, les dio por salir campeones, aunque sin vuelta. La tan ansiada vuelta olímpica será cosa del 12 de junio, cuando enfrente otra vez a Defensor Sporting.

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