Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Ahora tienen sentido

La mayoría de quienes perdieron olfato por covid lo recobraron en un plazo de dos años

Así lo sugiere una investigación llevada a cabo en Italia, país castigado de manera dura y temprana por la enfermedad.

12.08.2022 12:11

Lectura: 4'

2022-08-12T12:11:00-03:00
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Uno de los síntomas más alarmantes de la COVID-19 ha sido la pérdida repentina del sentido del gusto y el olfato.

Algo preocupante es que algunas personas no recuperan estos sentidos tras superar la infección, lo que plantea la pregunta de si alguna vez podrán saborear y oler de nuevo.

Ahora, hay buenas noticias en ese frente: alrededor de 9 de cada 10 pacientes recuperan estos sentidos en un plazo de dos años tras la infección con la COVID, informa un nuevo estudio.

Unos investigadores dirigidos por el Dr. Paolo Boscolo-Rizzo, de la Universidad de Trieste en Italia, dieron seguimiento a unos 170 pacientes italianos con COVID que habían perdido su sentido del olfato o del gusto, y encontraron que un 89 por ciento recuperaron esos sentidos.

Además, la mayoría recuperaron sus sentidos relativamente pronto. Apenas un 11 por ciento reportaron que su pérdida del gusto o el olfato duró más de seis meses.

A los dos años, solo un 2.5 por ciento de los pacientes reportaron que sus sentidos del olfato y del gusto todavía no habían vuelto. Un 9 por ciento adicional aseguraron que sus sentidos habían mejorado, pero que no se habían recuperado del todo.

"Es alentador que la pérdida del gusto/olfato no parezca ser permanente, aunque no deje a la mayoría de los individuos discapacitados", señaló el Dr. Amesh Adalja, experto sénior del Centro de Seguridad de la Salud Johns Hopkins, en Baltimore.

El Dr. William Schaffner es director médico de la National Foundation for Infectious Diseases, con sede en Bethesda, Maryland, también opinó sobre el estudio.

"Aunque son datos autorreportados, son los que pienso que en realidad son los más importantes, que la gente diga si han tenido una recuperación de su capacidad de oler y saborear las cosas. Eso es muy tranquilizador", dijo en declaraciones recogidas por el reportero especializado Dennis Thompson,en un artículo que publica HealthDay News.

Pero Schaffner anotó que, en algunos pacientes, "sí tarda un tiempo, meses y meses".

Hay un par de teorías respecto a por qué la COVID provoca una pérdida del olfato y el gusto.

Una teoría sostiene que el virus infecta a las células de respaldo que rodean a las neuronas que procesan al sentido del olfato, lo que provoca cambios indirectos en la forma en que estas neuronas funcionan, comentó Adalja.

"Quizá debido al hecho de que el virus ni la respuesta inmunitaria infectan ni destruyen directamente a las neuronas, al final la función vuelve", planteó.

Otra teoría es que la misma inflamación que provoca las lagunas mentales también podría afectar a otras partes del sistema nervioso, dijo Schaffner.

"Es probable que la inflamación en el sistema nervioso central esté muy implicada, y esto incluye, obviamente, a los nervios que se relacionan con el gusto y el olfato", apuntó. "Y a medida que esta inflamación se calma poco a poco, las funciones nerviosas vuelven poco a poco".

Lamentablemente, como la COVID hace un daño extenso en muchos sistemas distintos del cuerpo, los pacientes no pueden prever que todo se recupere igual de fácil que el gusto y el olfato, advirtió Schaffner.

En este estudio, casi un 19 por ciento de los pacientes dijeron que todavía se enfrentaban a la fatiga dos años tras su infección con la COVID, y un 11 por ciento reportaron falta de aliento.

En total, un 28 por ciento aseguraron que lidiaban con al menos un síntoma persistente de la COVID prolongada.

"Pienso que vamos a tener que abordarlo síntoma por síntoma" planteó Schaffner. "Algunas personas han tenido una dificultad continua con la respiración, algunas limitaciones en su capacidad pulmonar. Parte de esto podría deberse a la cicatrización real que ocurrió por la inflamación, y quizá parte de esto nunca mejore de manera sustancial".

El nuevo estudio se publicó en la edición del 4 de agosto de la revista JAMA Otolaryngology.