A 20 años de uno de los caños más recordados de la historia del fútbol sudamericano

Boca Juniors conquistó en 2000 la tercera de sus seis Copas Libertadores, y uno de los partidos fundamentales en su camino hacia aquel título fue el 3-0 logrado frente a River Plate en la vuelta de los cuartos de final. Tras haber caído 2-1 en el partido de ida, fue contundente en La Bombonera en la noche del 24 de mayo, que fue recordada por varios hechos.

Previo al partido se especulaba con la vuelta de Martín Palermo tras varios meses de ausencia por una rotura de ligamentos cruzados. “Si ellos ponen a Palermo en el banco yo lo pongo a Enzo”, dijo Américo Rubén Gallego, por entonces entrenador del equipo millonario, en referencia a Enzo Francescoli, quien llevaba ya tres años retirado. Palermo entró y selló el 3-0.

Antes de ese tercer tanto que desató la locura total en el escenario xeneize, hubo un grito de “ole” que se escuchó casi como un gol y que quedó en la memoria de todos quienes vieron esa magistral jugada. Juan Román Riquelme dejó en ridículo al colombiano Mario Yepes con un exquisito caño, más recordado que cualquier otro en la historia reciente. Tal es así, que cada vez que un jugador emula esa jugada haciendo un caño de espaldas, se dice “a lo Riquelme”.

Luego la jugada se diluyó y el 10 de Boca se salvó de una patada que parecía inminente. De hecho, muchas veces ha destacado al zaguero colombiano por su caballerosidad tras aquella jugada. “Lo tenía a dos metros y pensé que me pegaba. Estaba en todo su derecho porque no era necesario hacer eso. Me corrió 20 metros y se comportó como un fenómeno porque me siguió, me siguió, me acompañó y en ningún momento me insultó”, narró Riquelme.

Los tres goles de Boca llegaron en la etapa complementaria. Marcelo Delgado abrió el score, Riquelme aumentó de penal para desnivelar el global de la serie (por entonces no contaba el gol de visitante) y Palermo abrochó el resultado para poner al equipo de Carlos Bianchi entre los cuatro mejores del torneo. Luego eliminó al América de México y en la final doblegó por penales al Palmeiras, que era el campeón defensor.