Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

A votar que es sanito

Propagación de la democracia es buena para la salud, sugiere estudio

Una democracia sana significa una mejor salud para sus ciudadanos, afirman los autores.

18.03.2019 14:57

Lectura: 3'

2019-03-18T14:57:00-03:00
Compartir en

Los investigadores analizaron los datos políticos, económicos y de la salud poblacional de 170 países a lo largo de 46 años, de 1970 a 2016. Concluyeron que a medida que los niveles de democracia aumentaban, los gobiernos gastaban más en salud, independientemente de la situación económica del país.

"Los resultados de este estudio sugieren que las elecciones y la salud de las personas son cada vez más inseparables", señaló el líder del estudio, Thomas Bollyky, del Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU.

"Sin la misma presión o validación de los votantes o las agencias de ayuda exterior, los líderes autocráticos tienen menos incentivos que sus contrapartes democráticas para financiar la prevención y el tratamiento más costosos de las enfermedades cardiacas, los cánceres y otras enfermedades crónicas", añadió.

Los investigadores concluyeron que la democracia respaldada por unas elecciones regulares, libres y justas no solo aumenta la salud, sino que potencialmente reduce las muertes por varias enfermedades no contagiosas y lesiones de tráfico.

En específico, encontraron que la esperanza promedio de vida de los adultos (tras controlar por el VIH/SIDA) mejoró con mayor rapidez (en un promedio de un 3 por ciento a lo largo de 10 años) en los países que pasaron a la democracia entre 1970 y 2015, en comparación con los que no adoptaron la democracia.

Las causas de mortalidad más afectadas por el cambio a la democracia (la enfermedad cardiaca, la tuberculosis, las lesiones de tráfico y varias enfermedades no contagiosas más) provocan más de una cuarta parte de todas las muertes y de la discapacidad de las personas de hasta 70 años de edad en los países con unos ingresos bajos y medianos, según el estudio.

Los hallazgos aparecen en la edición del 13 de marzo de la revista médica The Lancet.

Pero "apenas un 2 por ciento de la ayuda para el desarrollo de la salud se dedicó a las enfermedades no contagiosas en 2016", comentó Bollyky en un comunicado de prensa de la revista.

Joseph Dieleman, coautor del estudio, dijo que sus estimados apuntan a un cambio potencial en la forma en que los científicos y los legisladores piensan sobre cómo abordar los problemas globales de salud.

"En una época en que los presupuestos de ayuda se estancan, y a medida que la carga de enfermedad cambia con rapidez a las enfermedades no contagiosas, las agencias de salud y los donantes internacionales quizá tenga que tomar cada vez más en cuenta las implicaciones del tipo de régimen con el fin de maximizar las ganancias en la salud", planteó Dieleman, del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud de EE. UU.

"Los esfuerzos por mejorar la salud de los adultos podrían beneficiarse de programas de financiación que ayuden a los países a fortalecer sus procesos democráticos y a construir unas instituciones más responsables", añadió Dieleman.

En los últimos 10 años, la democracia ha estado en declive en países donde viven unos 2.5 mil millones de personas, es decir un tercio de la población del mundo, anotaron los investigadores.