Contenido creado por Martín Laitano
Libros

Historias que contar

Con Silvia Soler, que presenta "Retrato de inmigrante"

A Silvia Soler le gusta escuchar a mujeres y escribir de ellas. Lo hizo con "La Carpera", lo hizo con "La Leyenda de Yessi Macchi" y ahora lo hace con este nuevo trabajo.

16.03.2019 09:02

Lectura: 7'

2019-03-16T09:02:00-03:00
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Montevideo Portal

Estos Retratos de inmigrantes viene además con las fotos de Pablo La Rosa. A Pablo también le gusta contar historias con su cámara. Sus trabajos en el periodismo primero y en la televisión después lo confirman.

Con esta combinación nada puede salir mal.

Compartimos parte de la charla con la autora.

Un trabajo que sin duda tiene tu impronta...

Es un trabajo realmente en equipo que tiene también el sello de Pablo La Rosa con la fotografía, con su manera particular de ver. La propuesta surge de un proyecto a los Fondos Concursables y en la fundamentación justamente hablábamos de esa impronta estética. Voy a hablar un poco por el fotógrafo ya que la idea era justamente huir de la imagen del momento y pedirles a las mujeres que se prepararán especialmente.

Ellas posaron. Estaban avisadas y con tiempo. Porque además la idea es que en ese momento muestren algo que "quede para la posteridad", era la postal de principios de siglo.

Cómo se hizo la selección de esas mujeres. Es decir, ¿por qué ellas?

Cuando empezamos a trabajar no estaba todo este tema de la migración tal cual está hoy porque el proyecto tiene más de 3 años. Entonces el universo de conocidos era más chico. En el medio del proyecto hubo esta explosión y se hizo imposible abarcar todo el universo de mujeres que no llegaban por distintos lados.

La elección no tiene nada que ver con lo estadístico, ni con lo científico ni pretende ser una muestra de nada. En todo caso es un reflejo de cómo es Uruguay. Intentamos no repetir las nacionalidades, que hubiera un equilibrio con eso y también en las edades.

En la mayoría de los casos lo que más nos atrajo fue la historia y fue eso es lo que nos llevó a la mujer.  Casi todas son mujeres que han influido en su medio.

Tanto Pablo como vos se han dedicado a contar historias mínimas y el libro lo refleja, porque supongo que para hacer estás páginas habrán estado muchas veces con las entrevistadas.

En el caso por ejemplo de Susan Lobo las entrevistas ocurrieron a lo largo de dos años y las horas de grabación son más de 40. Eso plantea un desafío muy grande. En otros casos las entrevistas fueron más acotadas, pero nunca tengo una entrevista de menos de 2 o 3 horas. En páginas son muchísimas, pero en realidad no se trataba de contar en detalle todo lo que le había ocurrido a esa mujer. A veces no está ni siquiera la fecha de nacimiento.

Es cierto, tenés que tratar de deducir la edad por alguna otra referencia y por la foto.

La idea fue justamente trabajar un poco diferente a cómo uno debe trabajar en periodismo. Acá era más que nada mostrar una imagen de una mujer que está de alguna manera filtrada por una subjetividad. En el caso del texto es mi mirada en el caso de la fotografía es la mirada de Pablo. Y en esa subjetividad había datos concretos que se dejaron de lado.

Escribís en primera persona y desde esa voz aparecen tus dudas

La primera persona es "muy suave", por decirlo de alguna manera. Es simplemente para hacer algún comentario o alguna acotación. Sobre todo comentario de carácter más filosófico.

Tus dudas muchas veces también son las del lector

Acá no está todo contado. Más bien hay grandes agujeros, grandes blancos en las historias de esas mujeres ya sea porque no lo quieren contar, ya sea porque para contar una vida no alcanzan 3 horas ni 40. Y me parece hasta soberbio pensar que uno va a abarcar una vida en una entrevista.

Me resultaba interesante reflejar esos blancos y ahí necesitaba la primera persona, incluso para la poner en duda algunas cosas. Creo que todos recreamos nuestra vida y cuando viene alguien de afuera y nos mira algunas veces esa recreación genera dudas.

En ese marco de sinceridad que hay entre ustedes y las mujeres que reflejan hay un Uruguay duro. Algunas están contentas y otras no la están pasando tan bien.

Hay distintos tipos de migración. No es lo mismo la persona que viene por amor o porque ya se jubiló y viene a buscar un espacio diferente del libertad o de naturaleza que la persona que viene urgida por una necesidad económica.

Entonces ahí aparecen motivos muy diferentes. Y cuando tu venís con una expectativa económica y cuando venís con hijos necesitas que el país te resuelva cosas muy concretas que a veces no se dan. Ahí surge la disconformidad, el "esto no es lo que esperaba". También el choque. En cambio cuando las personas vienen más relajadas, con la posibilidad de regresar, es realmente tu opción quedarte y si te quedas es porque lo positivo es más que lo que lo negativo.

Queda reflejado que son mujeres distintas que ven a un Uruguay de manera distinta también.

Eso a mí me gustó mucho ese espejo. Todos tenemos una idea de Uruguay que también seguramente es distinta: si vivimos en el interior o no, si tenemos más o menos dinero para resolver nuestros problemas. Las visiones de Uruguay pueden ser muchas y creo que justamente ahora hay una simplificación de discurso con respecto a las mujeres, con respecto a los inmigrantes y estos son todas mujeres, todas distintas y todas sienten distinto.

¿Los textos de las postales los escribieron ellas?

Si. Remonta un poco a las viejas épocas. Tengo el recuerdo ese de que todos nos íbamos no de que veníamos. Los que habían venido eran nuestros abuelos, eran historias viejas. Nosotros no los habíamos visto venir. ¿Y cómo se comunicaba esta gente por ejemplo con la familia que le quedó al otro lado del océano? Con una postal que tal vez le escribiría en algo y tratando de contar lo mejor.

Entonces le pedimos que hicieran esa ficción y ellas escribieron a una familia a veces imaginaria o no, a unos amigos.  Lo que rescatamos ahí fue la escritura mano. Cuando escribía mano necesitas un tiempo. Un tiempo para reflexionar lo que vas a escribir.

El libro

Retrato de inmigrante es un fotolibro que busca la comunión entre fotografías y texto a partir de un hilo conductor temático (mujeres inmigrantes) y de un concepto artístico vinculado al recuentro de la fotografía como arte de un solo disparo, en el que el artista pone en juego sus habilidades. Se trata de una edición especial que incluye postales con las fotografías de las mujeres entrevistadas y un librillo con entrevistas.

Asimismo se presenta una versión en librerías en el formato libro convencional con más entrevistas y fotos.

El libro presenta un grupo de 12 mujeres extranjeras, entre miles que llegaron a Uruguay en los últimos años. Hay en él postales en blanco y negro con textos escritos de puño y letra, en la búsqueda de revivir el ritual de la fotografía escasa y valiosa, como un hilo extendido hacia aquellas otras inmigrantes de principios del Siglo XX, como la suerte de la foto se jugaba en un solo disparo. El extremo de ese cordel está bien atado al vertiginoso presente. Son doce retratos construidos también a partir de la subjetividad de las palabras. 

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