23/ El país de como si

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Los problemas del país de como si
arrancan con las diferencias
entre el pais que debe ser
y el que realmente es.
Comienzan cuando esas diferencias
viajan hacia el polo negativo
y el país que realmente es
resulta más difícil, más furioso,
más complejo, más dudoso
que el país que debe ser.

El país de como si
es como si fuera progre,
como si fuera libre,
como si fuera competente,
como si no fuera racista.
Como si todos los que se preguntan indignados
"¿como nadie saltó a defender a Tania?"
hubieran saltado de inmediato
y sin dudarlo a defenderla ellos.
Como si las masas hubieran copado las calles en el 75
para impedir que los milicos se llevaran
a la gente de los locales, de las esquinas,
de las casas, de los bares y de las oficinas

Como si muchos de los que ahora
condenan el racismo y la xenofobia,
dos cosas distintas por cierto,
no hubieran comentado hace apenas unos meses
"Grande Suarez y Evrá, jodete negro hijo de puta",
jurado que la palabra "negrito"
es siempre cariñosa
y que la expresión "negro de mierda"
es parte de la forma de hablar local.

En el país de cómo si
preocupa mas la cosmética que los hechos.
Preocupa más una paliza
si esa paliza la recibe alguien que resulta "defendible"
por su etnia o por su genero.
Como si ser asesinada de un tiro
por unos hinchas subnormales
siendo blanca y de clase media
fuera menos violento o menos conflictivo.
Como si esa muerte fuera
menos manifestable, más fútil,
menos reivindicable, más inútil.

Como si la violencia
indiscriminada y radical
no fuera la constante,
el denominador común final
de esa paliza, de ese asesinato,
del tantas veces visto crimen del pizzero.
Como si tapar el sol con la mano
y decir que solo hay nubes
pueda impedir que el sol te queme los dedos.

Como si bastara con creer que el racismo
no es un un problema colectivo
si no un asunto facilmente localizable
en un grupo de borrachas
que guardan en secreto su carnet
de miembro honorario del Klan.

Resulta mucho más reparador
considerar que el problema es de los otros
y está localizado siempre
en el exterior.
Es un poco como con la canción de Sumo:
todas las rubias taradas del mundo
la cantaron convencidas
de que la rubia tarada era siempre otra.

Un buen comienzo
para que el país de cómo si
pueda arrancar a reconocerse
en el país que realmente es
es comprender que las taras existen
y que son sociales, nunca individuales.
Que si bien es indispensable y necesario,
no alcanza con manifestarse en la calle,
como si la paliza fuera algo extraordinario.

Que hay que intentar entender
los motivos razonando
como bien señala Soledad Platero
en un articulo reciente, apelando
al lenguaje como
"esa herramienta que nos permite
tomar distancia del acto".
Al lenguaje como espacio para construir
una imagen razonada del suceso.
Es decir, como la posibilidad de pensar.

Sin el pensamiento
solo hay estética,
sangre, emoción,
indignado el corazón,
pero no por ello
mas cargado de razón.
Sin el pensamiento
el camino será el opuesto
y pasará como pasó
con los niños que apalearon
a la perra hasta matarla:
cuando al poco tiempo uno de ellos falleció
unos cuantos indignados en la previa
aplaudieron su muerte,
completando con su indigna brutalidad
el circulo de la violencia.
Sin el pensamiento
será muy facil concluir,
como en el país de cómo si,
que el problema es el racismo de algunos
y la violencia es siempre
un asunto de los otros.