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Diego Pérez, el motor del mediocampo

Una máquina rusa

29.06.2010 10:01

Diego Pérez y Egidio Arévalo Ríos conformaron una de las mejores duplas de contención de la primera fase del Mundial. Con 30 años, el Ruso es algo así como un motor del mediocampo que nunca se apaga, y se entrega por completo a la causa celeste al tiempo que roba pelotas en cualquier sector del terreno.

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“Un ojo morado y tres puntos de sutura son marcha de guerra de Diego Pérez, un gladiador que privilegia la eficacia sobre la estética, a imagen de su selección de Uruguay”. Así ve le agencia francesa AFP al mejor volante uruguayo en el partido con Corea del Sur.

Agrega que “con 178 centímetros y 80 kilos, el jugador del Mónaco no teme poner su físico en riesgo en cada cruce y tampoco regala virtuosismo al público en los estadios, pero su resistencia y compromiso en el campo de juego lo hacen un pilar en cualquier equipo. Los mexicanos pueden dar fe de ello”.

Destaca que el futbolista oriundo de Defensor Sporting “salió con la casaca llena de sangre tras un choque aéreo en el último partido de grupo ganado contra el Tri 1-0. Poco después, Pérez volvió con un vendaje para continuar su lucha. Luego, en el entretiempo, le dieron tres puntos de sutura para retornar a la arena.

Los surcoreanos también sufrieron el acoso constante en el duelo de octavos de final del Ruso, como lo apodan por su cabello rubio que se rapa desde hace años. "Don Coraje", lo bautizó el diario El País, que lo calificó con un 9/10 el día después del pase a cuartos de final con la victoria 2-1 contra los surcoreanos.

Como símbolo, fue él mismo quien se esforzó para obtener el córner que dio origen al segundo gol de Luis Suárez. "En los 15 últimos minutos, nos apoyamos en reservas insospechadas para crear ocasiones", comentó el volante que juega siempre al límite, pero que increíblemente no recibió una tarjeta amarilla en los primeros cuatro partidos del Mundial.

El Ruso señaló que “sufrimos mucho, realmente la pasamos mal y tendremos que mejorar mucho si queremos pasar a semifinales, sobre todo en la posesión del balón".

Por lo general Uruguay cedió el control del juego a sus adversarios, apoyándose sobre un bloque defensivo sólido, únicamente vulnerado por Corea del Sur, y un ataque temible con Suárez y Diego Forlan (cinco goles entre ambos).

En ese sistema, la recuperación es fundamental y Pérez es por lejos el peón esencial en la columna vertebral del entrenador Oscar Tabárez, acompañando a otro que tuvo muy buenos rendimientos también, como Egidio Arévalo Ríos.

Con 30 años, posiblemente sea el primer y último Mundial del Ruso, quien fue desafectado de la última pre-selección en lo previo a Corea-Japón 2002 .Luego de 54 partidos vistiendo la celeste, se convirtió en un símbolo de la entrega, y es uno de los que mejor reencarna ese concepto tan ambiguo que se entiende por “Garra Charrúa”

Montevideo Portal/AFP




 
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