En un acto altruista -aunque debidamente financiado por una firma- decenas de personas de un barrio de la populosa ciudad turca aprendieron lenguaje de señas. El objetivo: darle una gran sorpresa a su joven vecino Muharrem, y hacer su vida más fácil en lo sucesivo.

La acción, auspiciada por Samsung, llevó más de un mes de preparación. Cuando llegó el "Día D", no sólo las personas del barrio habían aprendió a expresarse por señas, sino que las calles por donde debía pasar el joven estaban repletas de cámaras ocultas.

Ozlem, hermana de Muharrem y quien presentó el caso a la firma tecnológica, fue la encargada de conducir al muchacho por un paseo en apariencia normal, peri que estaba libretado al estilo Truman Show.

Muharrem comienza a sorprenderse desde los primeros instantes, cuando la gente lo saluda por la calle utilizando los códigos gestuales que habían estudiado en secreto. Su asombro va en aumento cuando entra a un comercio y el vendedor se dirige a él de la misma forma, o cuando ayuda a recoger frutas a un hombre y -siempre en lenguaje de señas- le ofrece una manzana en agradecimiento.

Luego, cuando un taxista se dirige a él de esa misma forma, el chico ya está definitivamente asustado.

Finalmente, Ozlem lleva a su hermano hasta la plaza del barrio, donde le espera una gran bienvenida y las explicaciones del caso.