La controvertida escultura de un diablillo que, según la leyenda popular, levantó el famoso acueducto de Segovia en una sola noche, se ha salvado tras la sentencia de un tribunal de la ciudad.
El conocido monumento, de unos 1.900 años de antigüedad, es uno de los más importantes de esta ciudad del centro de España, que es Patrimonio de la Humanidad, junto con la catedral y el alcázar.
Según una sentencia publicada este lunes, el juzgado rechaza el recurso de un grupo de vecinos contra la colocación de la estatua del diablillo porque considera que no hiere el sentimiento religioso y prevalece la libertad de creación artística.
La polémica comenzó a finales de 2018, después de que el artista José Antonio Abella y el empresario José Luis Herrero de Andrés donaran a la ciudad la escultura alegórica en bronce, de 1,7 metros de altura, para ser ubicada en un muro de la calle de San Juan, lo que fue aceptado por el Ayuntamiento.
Entonces, un grupo de vecinos cristianos llamado "San Miguel y San Frutos" se sintió ofendido por la idea y decidió presentar una demanda en un juzgado por apreciar que la escultura atacaba a sus sentimientos religiosos.
LA SELFIE DEL DIABLILLO
El Ayuntamiento alegó que el demonio hace referencia a una leyenda segoviana, en la que esta criatura levantó el acueducto en una sola noche a cambio del alma de una joven, aunque no le diera tiempo a colocar la última piedra.
La escultura en cuestión lo representa rechoncho y sonriente, sentado sobre el muro de la calle mientras sostiene un teléfono celular con el que se hace una foto con el acueducto como fondo bimilenario e inigualable.
En la sentencia, el juez Raúl Martín Arribas desestima el recurso de la agrupación vecinal porque considera que no se hieren los sentimientos religiosos.
Por el contrario, la obra "simboliza una leyenda popular que se encuentra inserta y enraizada en el colectivo imaginario segoviano" y "no supone un ataque a los postulados y valores católicos", argumenta.
Añade que el derecho a la creación artística permite "diversas interpretaciones de hechos y fenómenos sociales, entre los que se encuentran los valores religiosos".
Y es que la escultura, añade el juez, está "alejada de una iconografía del mal", sino que tiene "apariencia burlesca" que no permite vislumbrar un ataque a la libertad religiosa.
EFE
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