El "Museo de la Comida Repugnante" de Berlín presenta platos de todo el mundo que son un verdadero desafío para el buen gusto e invita a probarlos, ya se trate de bistec de ubre de vaca o de queso de ácaros.
El recorrido comienza con una mesa que relaciona la comida con la situación actual, ya que muestra murciélagos y pangolines; se sospecha que ambos mamíferos han desempeñado un papel en la transmisión del coronavirus.
Entre las bebidas se encuentran un licor de huevo elaborado con huevos de avestruz y un aguardiente refinado con el aroma de las glándulas anales del castor.
El director del museo, Martin Völker, probó todo lo que se muestra en la exposición, cuyo concepto proviene de Malmö, en Suecia.
Völker se atrevió también a degustar un vino de arroz en el que se hierven cadáveres de crías de ratón para que desprendan un sabor a descomposición. "Es realmente horrible", comentó.
Los visitantes pueden acercarse a la barra de degustación y probar a su vez ciertos alimentos, por ejemplo tiburón fermentado, el citado queso y escarabajos.
Para evitar los contagios, todo se ofrece en porciones en una pequeña lata, es decir comida asquerosa para llevar.
DPA
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