Contenido creado por Manuel Serra
Burreros

Escribe Germán Boiso

Opinión | Una pausa difícil de asimilar: el doloroso e incoherente cese del turf

A pesar de haber sido ejemplo durante siete meses y no haber generado un solo foco de contagio, el turf fue suspendido por el gobierno.

21.12.2020 11:25

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2020-12-21T11:25:00-03:00
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Por Germán Boiso

Nuestro país atraviesa el peor momento en cuanto a la Pandemia de COVID-19, con más de 500 casos nuevos por día y era momento de tomar medidas, una de ellas ha afectado directamente al turf, y si bien estamos de acuerdo en que la salud es lo primero, no hallamos motivos ni justificaciones que generen esta pausa obligada en nuestra actividad.

El viernes 13 de marzo la pandemia llegó al Uruguay y todo cambió. Se detuvieron todas las actividades y, por supuesto, el turf debió cerrar sus puertas, quedando incluso sin correrse las carreras que restaban ese fin de semana. Se trabajó duro en un protocolo sanitario, se demostró que nuestra actividad tenía bajo riesgo de contagio y que su importancia económica era trascendental y así se pudo volver el 16 de mayo. El retorno se dio mucho antes que otros deportes y actividades y han sido siete meses de éxito. A puertas cerradas el turf demostró su compromiso, su seriedad y logró funcionar sin generar un solo foco de contagio en ningún de los seis hipódromos que organizan carreras. Nuestra actividad ha sido ejemplo. El retorno también se dio mucho antes que, en los países de la región, que afectados en peor forma por la pandemia detuvieron el turf más tiempo. Hoy tanto Chile como Argentina y Brasil tienen al turf activo pese a que llevan muchos meses de números naranjas o rojos respecto a la pandemia.

Más allá del notorio buen comportamiento de los protagonistas de nuestro deporte, tenemos muchas cosas a favor. Es una actividad al aire libre, desarrollada en lugares amplios y es un deporte en el que no hay contacto. Todas características que además son impulsadas hoy en día por el gobierno. Entonces cuesta entender por qué nos toca parar, seguramente desde el gobierno se entienda que no es momento de hacer excepciones, pero creemos que el turf se ganó esa excepción y que incluso puede ser utilizado como ejemplo de algo que funciona.

El parate que será al menos desde el 21 de diciembre al 10 de enero llega un momento clave para nuestro deporte. Mientras el futbol que ha tenido decenas de contagios parará cuando iban a estar de licencia y el basket no es afectado por esta medida porque ya estaba detenido de por sí. Al Turf se lo castiga directamente justo cuando se debe disputar la jornada del Ramírez, la más importante del año.

El comunicado además nos preocupa, porque el retorno es condicional, por lo que nadie sabe si la fecha prevista del 17 de enero será la definitiva para la jornada de Reyes. Ya tocó parar dos meses y fue muy duro, sobre todo para los más humildes. Se recibieron apoyos que salieron de propietarios y del premio hípico, pero se pasaron dos meses con escasos ingresos en los que no hubo un apoyo del gobierno en forma directa. Ahora se repite la situación, el mensaje es "paren y arréglense como puedan", y ese mensaje se da en las fiestas tradicionales y tras un año durísimo, cuesta entender. Otra vez se recibirá alguna subvención desde el premio hípico, en una buena actitud de la DGC, pero al final del día esa es plata del premio hípico que se destina a esto, no es un apoyo extra.

Y todo esto es más difícil de entender cuando el mensaje ha sido claro, no se puede parar la economía porque las consecuencias serían más graves, y compartimos ese concepto. Bajo ese lema se mantienen abiertas actividades mucho más riesgosas, por aglomerar grandes cantidades de personas y por ser bajo techo, incluso en el propio rubro de la empresa que rige Maroñas, los casinos siguen abiertos y son, sin dudas, más peligrosos que el turf a puertas cerradas como posibles focos de contagio. Por algo volvieron a abrir sus puertas recién a fines de agosto.

Nos hubiera gustado recibir una respuesta clara con los motivos por los que el turf para, eso no existió. Llegó la orden de parar y se debe acatar. Espectáculo público deportivo, esa definición suponemos es la que lo engloba, aunque sin público no debería. La sensación mezcla rabia e impotencia porque creemos a esta medida injusta y arbitraria.

Nos queda esperar que estas tres semanas sirvan para mostrar la importancia del turf, como deporte, pero sobre todo como industria, demostrar que nuestras miles de familias no pueden quedarse sin su sustento y que a partir del 11 de enero todo vuelva a la normalidad. No creemos que de aquí para allá existan grandes mejoras en los números de la pandemia, por lo que nuestro regreso no dependerá de eso, nuestro regreso dependerá de demostrar que esta decisión ha sido un error, como lo demostraron los gimnasios tras su cierre el 1 de diciembre. Y sí, hoy tenemos un país en el que cumpliendo estricto protocolo los gimnasios permiten a la gente entrenar bajo techo y al mismo tiempo tenemos un país donde el turf no puede correr sin público y al aire libre. Y cuidado, estamos de acuerdo con la apertura de los gimnasios, pero su apertura es una razón más que muestra la incoherencia e injusticia de la medida tomada en contra el turf.

Este domingo estuvimos en el hipódromo mientras se corrían las últimas carreras del año y aprovechamos para charlar con muchos de los protagonistas, la sensación era la misma en todos, una mezcla de sorpresa, resignación y desilusión. Y todos coincidían en lo mismo, si no se llega a volver a mitad de enero, la situación será muy grave.

El turf no podía ni debía parar, toca ahora unir fuerzas para volver cuanto antes. La comunidad burrera debe mostrar unidad, tirar todos para el mismo lado y trabajar en pos del retorno, algo que nos consta está sucediendo. Volveremos y saldremos de esta, como se salió de peores, pero duele mucho la sensación de injusticia hacia una actividad que fue ejemplo desde que retornó hace ya más de 7 meses.

Por Germán Boiso