No es por nada que a Uruguay se le llama "el país de la carne". Además de contar con casi cuatro vacas por habitante, la mayor cantidad de vacas per cápita en el mundo, el uruguayo promedio consume alrededor de 100kg de carne al año. Nuestros cortes de carne vacuna atraen a turistas de todas partes, algunos que viajan kilómetros sólo por la promesa de probar un asadito.

Ante tal panorama, ser vegetariano en este país puede ser bastante intimidante. Los veganos, que estrictamente no comen ni utilizan productos derivados de animales, la tienen aún más difícil. Sin embargo, el número de personas vegetarianas y veganas está en aumento y cada vez hay más propuestas de restaurantes que celebran estos estilos de vida.

El vegetarianismo y el veganismo no son fenómenos para nada recientes en el mundo. Es más, el primer registro histórico del vegetarianismo data al siglo 7 A.C., por la civilización que habitaba el valle del río Indo en Asia (lo que hoy sería Afganistán, Pakistán y el noroeste de la India), que inculcaba la tolerancia hacia todos los seres vivos. Las raíces del movimiento se encuentran en la antigua India y Grecia donde era promovido por diversos grupos religiosos y filósofos.

Hoy en día, una gran cantidad de personas que eligen no comer carne aún lo hacen por motivos religiosos, aunque también existen otras razones por las cuales sumarse al movimiento. Algunos consideran que no es ético lastimar a un animal si en realidad no necesitamos hacerlo para sobrevivir, otros no comparten ese dilema moral, pero están en contra de las prácticas implicadas en el proceso de producción de la carne, como la cría intensiva de animales y la industrialización de las granjas.

En 2006 la ONU declaró que el sector del ganado es uno de los mayores contribuyentes a los problemas medioambientales más graves que enfrentamos. Muchos evitan la carne porque su producción significa una mayor carga para el medio ambiente, comparada con la producción de una cantidad equivalente de proteína vegetal. También están aquellos que promueven el vegetarianismo como protesta contra las condiciones de trabajo que enfrentan algunos trabajadores en la industria mundial de la carne. Otros creen que el consumo masivo de carne no es económicamente sustentable. Además, una dieta vegetariana saludable puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y ayudar a algunas personas con enfermedades crónicas.

A pesar de estas realidades, sería un poco utópico esperar que la sociedad entera haga un cambio de alimentación tan drástico. A pesar de que personalmente no podría vivir todos los domingos de berenjenas y morrones a la parrilla, estaría bueno incorporar elementos de una dieta vegetariana o vegana al estilo de vida de cada uno. Esto puede significar muchas cosas: desde sólo consumir animales criados de manera sustentable, a definir un día a la semana sin carne, a probar los platos exquisitos que se crean en estos restaurantes destacados.

*

La Temeraria - Juan Paullier 1046

La Temeraria es un restó-bar con mucha personalidad, para disfrutar de comida fresca, casera, vegana y vegetariana. Está abierto desde la mañana hasta pasada la medianoche, transformándose sin esfuerzo de un lugar para tomar la merienda a un bar con 2x1 en bebidas. El ambiente es distendido y cada tanto organizan exhibiciones de arte y fotografía.

A los típicos chivitos, pizzas, sandwiches y ensaladas, le suman un plato distinto cada día que suele ser caliente, como guisos y albóndigas. También ofrecen meriendas súper completas y brunch los fines de semana, a alrededor de $450 por persona. Además, podes pedir comida preparada por kilo, para llevarte las delicias de "La Teme" directo al freezer.

Namasté - Bulevar Artigas 1176

Namasté es una empresa familiar inspirada en el ritual de la comida. Para potenciar la experiencia, crean un ambiente relajado e íntimo, con iluminación cálida y diseños inspirados en distintas culturas asiáticas. Incluso cuentan con un espacio de mesas bajas y almohadones en el piso, donde se come sentado y sin zapatos, para sumergirse en la experiencia con los cinco sentidos.

Su cocina es evidencia de que la comida vegetariana puede ser versátil, sabrosa y sorprendente. Utilizan especias de distintos orígenes para condimentar sus platos, que varían desde pasta, ensaladas, y comida asiática (a tono con la decoración del lugar), a comidas típicas de nuestro país como la milanesa y el chivito, con el twist vegetariano. Una comida completa sale alrededor de $500 por persona, ¡no te pierdas los "doblados" hechos de harina de garbanzo!

Mercado Verde

Encontrá a Mercado Verde en Ciudad Vieja (Sarandí 350), Punta Carretas (Jaime Zudañez 2511), Carrasco (Alberdi 6587) y Punta del Este (Calle 24 entre 27 y 28). Este restaurante se diferencia de los demás porque también es una tienda de productos orgánicos, naturales y saludables.

En la tienda ofrecen fruta y verdura orgánica, polvos de distintas bayas, nueces y semillas, aceites, granolas, y sustitutos de leches y otras proteínas animales (ideal para una dieta vegetariana/vegana saludable). Renuevan constantemente su oferta porque están a la búsqueda de nuevos productos que hagan bien tanto a las personas como al planeta.

Los locales son muy acogedores, de espacios cálidos y excelente atención. Podes preguntar sin miedo sobre ingredientes que no conozcas, nutrición, recetas y métodos de preparación. Tienen un menú del día con ensaladas, bowls, sopas, postres, jugos, y más, que ronda los $400 a $500 por persona. Las hamburguesas veganas y vegetarianas son especialmente recomendables.

Vegan Wraps - Lorenzo J Perez 3010

La propuesta de Vegan Wraps presenta platos abundantes y apetitosos. Es ideal como una alternativa saludable a la típica comida rápida, porque justamente se especializan en hamburguesas, chivitos, wraps, y sandwiches, pero preparan todo vegano y con ingredientes naturales.

Un combo de hamburguesa, papas rústicas y cerveza artesanal, por ejemplo, cuesta $450. Recomendamos ir un día lindo para sentarse en las mesas de afuera porque el local es bastante pequeño. También ofrecen delivery y comida para llevar, que viene en platos y bowls biodegradables.

Por Milena Brum | @milebrum