"Lo percibo en sus aplausos y miradas", aseguró a Efe el artista, que ofreció un espectáculo en el Casino del Líbano durante la fiesta nacional de Uruguay (19 de junio, aniversario del nacimiento de José Gervasio Artigas), otro en la escalera San Nicolás de Beirut, con motivo de la Fiesta de la Música (21 de junio), y actuará próximamente en Zuk Mikhael y en la localidad de Biblos.

"Mi mensaje es dar a conocer la identidad de mi pueblo, la gente, su música y su cultura a través del arte", destaca Borthagaray, quien ha participado en varios festivales en América Latina y Europa.

"Me siento como un embajador de mi país ya que lo que digo, muestro y mi forma de ser es una representación de Uruguay. Esto me hace sentir responsable y orgulloso al mismo tiempo", asegura.

En el Líbano, donde actúa junto a la bailarina Ilayda Naz Uyar, lleva al escenario una representación uruguaya que comprende varios tipos de bailes, entre ellas el gato y la chamarrita, o el malambo.

El bailarín y coreógrafo reside actualmente en Turquía, muy próximo al Líbano, y considera que lo mejor de su profesión es "poder viajar a diferentes partes del mundo", tal y como ha hecho desde 2005. "Esto me motiva, al igual que compartir emociones con la gente", añade.

Para ser bailarín se requiere "mucha tolerancia, resistencia, constancia, dedicación y tiempo. No se trata solo de un trabajo mental sino también corporal. Si uno sabe porque hace un movimiento, el público reaccionará más fácil".

"Es un área muy difícil y se necesita pasión", destaca.

Respecto al folclore, del cual él mismo es embajador, dice que "está evolucionando", pero no hasta el punto que le gustaría.

"En América Latina está siempre vivo y hay similitudes entre los países. Nunca se perderá ya que transmite la identidad de los pueblos, su música, su cultura", concluye.

(con información de EFE)