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Caracteres y carácter

Claudia Piñeiro: “La lectura es una gran entrenadora de la empatía”

La célebre escritora argentina dialogó con Montevideo Portal sobre su último libro y otros asuntos no necesariamente literarios.

30.07.2019 14:16

Lectura: 5'

2019-07-30T14:16:00-03:00
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Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy

En el año 2005, la escritora bonaerense Claudia Piñeiro obtuvo el Premio Clarín de novela gracias a una obra de suspenso que poco tiempo después sería calificada como profética. Para muchos, su obra Las viudas de los jueves, anticipó los tristemente célebres "crímenes de los countries", abordando desde la literatura la sórdida realidad que se ocultaba bajo la perfecta apariencia de un paraíso custodiado por cercas, alarmas y guardias privados.

Sin embargo, Piñeiro ya contaba con una nada despreciable obra literaria en su haber, compuesta por novelas, relatos y obras de teatro. Una obra que siguió creciendo también luego de esa exitosa novela, con obras como Las grietas de Jara o Betibú, que -al igual que Las viudas de los jueves- serían llevadas a la pantalla grande.

La pasada semana, Piñeiro visitó nuestro país para participar de una nueva edición de la Semana Negra, ocasión en la que dialogó con Montevideo Portal.

Acerca de Quién no, su último libro, la autora expresó que está compuesto por "cuentos que fueron escritos a lo largo de muchos años" y que, luego del éxito de sus novelas policiales, sus editores esperaban con impaciencia.

"Me demoré hasta tener cuentos que formaran un corpus, encontrar un hilo conductor, y ese hilo tiene mucho que ver con el título, con personajes que podrían ser como nosotros, y que aunque en principio quizá no haríamos lo que ellos hacen, en una segunda mirada. . . . ¿por qué no?"

Los relatos que integran el volumen son protagonizados por "personajes en el borde de un abismo, por tomar decisiones un poco complicadas y con las que uno no siempre empatizaría", describe.

En cuanto al proceso creativo que dio origen a tales relatos -no necesariamente relacionados con el género negro, como suele ser el caso de sus novelas- Piñeiro subraya que, a la hora de escribir, no lo hace pensando en primera instancia en el género de la obra.

"Simplemente me pongo a escribir una novela, y en el medio del camino de los personajes aparecen la muerte, el enigma, la búsqueda de la verdad y la línea policial. El cuento, al ser tan breve, no me lleva a ese lugar porque se resuelve en la misma anécdota en que se produce. El motor que me lleva a escribir es contar la historia de los personajes", explica.

Interrogada acerca del reducido número de escritoras argentinas que frecuenten el género negro, Piñeiro entiende que quizá sea necesario redefinir los límites del género, ya que hay varias- Mariana Enríquez, Samanta Schweblin- ejemplifica- que, sin cultivar "el suspenso de Patricia Highsmith", están muy lejos de encajar en esa ´literatura de mujeres', que años atrás conquistaba los mercados.

"La literatura escrita por mujeres está en un muy buen momento", asegura Piñeiro, señalando que sí se produjo un cambio respecto a la generación anterior, dominada por grandes escritoras muy populares, como el caso de Isabel Allende. En el panorama de hoy, ya no se aprecia el ‘dominio editorial' de unas muy pocas autoras, sino que en todo el continente "hay un montón de muy buenas escritoras, que rondan los 40 años y que están haciendo cosas muy interesantes".

Comprometida con la causa feminista y con el movimiento surgido en su país bajo la consigna #niunamenos, Piñeiro entiende que en los últimos tiempos en Argentina "se logró instalar un debate", donde ya se puede habar del aborto, una palabra "que estaba prohibida, como si no existiera, como si no murieran mujeres en abortos clandestinos. Hoy el tema se debate en las escuelas secundarias, los jóvenes ya no sufren ese ocultamiento, y todos esperan que más temprano que tarde se apruebe la ley. En ese sentido, recuerda el caso uruguayo y el veto en la primera ocasión en que se aprobó la normativa, como ejemplo de que ese tipo de cambios no se producen de manera repentina.

En la evolución social necesaria para que se verifiquen esos cambios, la literatura podría tener su papel, y con ello tiene que ver la dedicatoria de su último libro: ‘A los que pueden ponerse en lugar de otros, raros o no'. Para lograr esa necesaria empatía, los mundos literarios pueden ser una valiosa herramienta.

"Cuando leemos nos vemos obligados a ponernos en el lugar de otros. Al leer, le lector tiene que ver el mundo desde el lugar del personaje, que quizá no es el suyo. La lectura es una gran entrenadora de la empatía en la sociedad", considera Piñeiro.

"Cuando se dice que deberían haber políticas de Estado que fomenten más la lectura, me parece que los beneficios que estas le darían a la democracia serían enormes y muy difíciles de medir al modo que suelen hacerlo los partidos liberales, en metros de asfalto colocado, en relación directa de costo - beneficio".

Para Piñeiro, "tener ciudadanos que puedan ponerse en lugar del otro, que tengan pensamiento crítico, manejo del lenguaje, que noten cuando se los intenta manipular, redundaría en una mejor democracia".

Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy