Contenido creado por Gerardo Carrasco
Vida de perros

Vida de perros. por Andrés Peirano

“Lady Diana”, una campeona que reafirma aquello de que “el camino es la recompensa"

El entrenador canino Andrés Peirano cuenta la historia de un animal con carácter y talento, y la enriquecedora relación que tuvo con su dueña.

04.10.2018 14:22

Lectura: 6'

2018-10-04T14:22:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

Vinculado a los canes casi desde su nacimiento, Andrés Peirano abandonó una promisoria carrera en la Fuerza Aérea luego de que sus experiencias en Congo le llevaran a volcarse por completo a su vocación por los perros.

Tal como lo relatara en diálogo con Montevideo Portal, el contacto con la violencia y la indefensión de los más débiles le llevó a concebir un proyecto único: entrenar perros callejeros como sistema de alerta temprana y protección de mujeres y niños. Estos animales podrían prestar un valioso servicio en lugares -como el mencionado país africano- donde la población civil está a menudo indefensa ante el accionar de grupos armados.

En la actualidad, Peirano ejerce como entrenador y da cursos de capacitación en la materia. También realiza tareas de apoyo emocional mediante perros entrenados, dirigidos a confortar a personas que han pasado por experiencias traumáticas, como el caso de quienes se ven afectados por inundaciones, algo tristemente frecuente en nuestro país.

A continuación, Peirano relata la historia de Lady Diana

 


Lucrecia Basaldua fue la adiestradora y compañera de vida de Diana, ella nos explica que el nombre de su perra no hace referencia a la princesa sino a que la perra era una ¨Lady¨ y al ser una sabuesa la nombró ¨Diana¨ haciendo referencia a los blancos de tiro por el origen cazador de la raza, una simpática forma de confundir a todo aquel que preguntara por el nombre de la perra.

Lucrecia no tenía ningún conocimiento sobre adiestramiento canino cuando la vida puso a Diana, con escasos tres meses, en su camino y comenzaron juntas a aprender, siempre con el objetivo de divertirse y jugar, aspecto en el que la adiestradora hace especial énfasis.

El gran azul de Gascuña es una raza de origen vasco francés y Lucrecia con el mismo origen familiar resalta la dificultad de la primera etapa de su experiencia juntas debido a la terquedad característica. Riendo dice: "es de origen vasco y su carácter también, no fue nada fácil entrenarla pero sí divertido y una experiencia maravillosa".

Diana nació el 5 de octubre de 2000 y en febrero del año 2001 comenzó ese proceso de aprendizaje. A través del adiestramiento de Agility (deporte practicado en conjunto por perros y personas) y buscando actividades para aprender y divertirse junto a Diana, Lucrecia se acercó al Club de Agility Noviembre en el año 2001. "allí empecé a educarme para educarla y fue muy lindo, muy intenso", recuerda la adiestradora.

En ese primer año de trabajo participaron juntas en competencias abiertas no oficiales ya que no podía competir oficialmente hasta que Diana alcanzara los 18 meses de edad, pero Diana decidió sacar su nariz de sabuesa y dedicarse a seguir cualquier rastro de olor que encontraba en la pista y olvidarse de los obstáculos de Agility. Lucrecia explica que fue un momento muy difícil, ya que los espectadores les gritaban desde fuera de la pista.

"Lo mío no es irme llena de vergüenza", afirma Lucrecia, por lo que continuó entrenando a Diana para así demostrar juntas de lo que eran capaces. Diana participó de su primera competencia oficial luego de alcanzar la edad de 18 meses, de en el año 2002.

En el año 2003, Lucrecia junto a algunos amigos formaron el Club de Adiestramiento Canino (C.A.C.), sigla que le provoca sonrisas porque generó el juego de palabras que le atribuía el significado de ¨Candidato A Campeón¨.

En este nuevo club comenzó a entrenar de forma más intensa utilizando técnicas positivistas. Dueña y perra continuaron aprendiendo juntas logrando buenos resultados en competencias oficiales, y dando inicio la carrera ascendente de Diana en el mundo del agility.

Siempre en procura buscando de aprender y profesionalizarse, Lucrecia se certificó en 2004 como Juez Internacional de Agility. Y como su objetivo seguía siendo divertirse junto a su perra y no preocuparse por el resultado de la competencia, se hizo de los elementos necesarios para entrenar y comenzó a trabajar a solas con Diana a partir del año 2005.

Entrenando a solas, Lucrecia se enfocó en jugar con Diana, siempre prestando atención a no exigir demasiado a la perra, cuidando que las rampas y saltos fueran bajos para no dañar físicamente a Dian. En esta etapa recibieron el apoyo de Gustavo Reus y Cáterin López, de la firma AgilDogS, y teniendo ese aporte positivo de un observador externo, lograron perfeccionar el desempeño en pista.

En el año 2006 compitieron en Buenos Aires logrando el cuarto puesto en su categoría y el mejor resultado de los participantes uruguayos. Diana y Lucrecia sorprendieron demostrando que su vínculo basado en el juego y el disfrute mutuo funcionaba -al menos para ellas- y que nada podía detener a un equipo cuando el esfuerzo se realiza con respeto, amor y dedicación.

Posteriormente continuaron entrenando de la misma manera y participando esporádicamente en competencias, siempre sin buscar resultados sino divertirse, y en el año 2008 llegó el momento del Sudamericano realizado en Brasil. Dicho torneo fue la consagración de Diana y Lucrecia, ya que obtuvieron el primer lugar en su categoría. Incapaz de soñar con un mejor broche de oro para la carrera de Diana, Lucrecia decide retirarla oficialmente de las competencias. Tenía 8 años.

Lucrecia continuó vinculada al agility hasta el año 2010, cuando se retiró oficialmente como Juez Internacional y se enfocó en el cuidado de sus perras y en aprender a darles la mejor actividad y cuidados a perros en la tercera edad. Hoy en día es una gran conocedora de todo lo relacionado al cuidado de los perros en esta etapa de su vida, y Diana es una prueba de ello.

Diana y Lucrecia enseñan que, sin importar la actividad que realicemos con nuestro perro ni el objetivo que tengamos, debemos basar nuestro trabajo en el cuidado mutuo y el respeto. El juego y el disfrute fueron lo más importante en el desarrollo de este equipo que obtuvo un título sudamericano. Como Lucrecia insiste en resaltar, lo importante no es el destino sino el camino que recorremos. Y ellas recorrieron juntas un camino de aprendizaje que las llevó a formar un vínculo que se proyectó más allá de los objetivos que se pusieron, viviendo alegrías que no imaginaron, siempre juntas como equipo y dándose lo mejor de cada una.

Hoy Lucrecia recuerda que si bien fue muy desafiante al comienzo, no puede pensar en Diana sin que todos los buenos momentos lleguen a su mente. Y no son los triunfos los que quedan en su recuerdo, sino los momentos de disfrute y diversión entrenando y jugando. Diana dejó este mundo a los doce años en junio del año 2012, a consecuencia de una enfermedad crónica y degenerativa llamada Cushing. Su adiestradora y compañera de vida se refiere a ella como "una maestra", que enseña que la vida es para disfrutarla así como ella disfrutó de la suya.


Andrés Peirano

apeiranok9h@gmail.com

En Facebook: K-9.H Uruguay

 

Montevideo Portal


Te puede interesar ¿Qué es eso que tiene en los dientes? El cuidado dental de nuestro amigo de cuatro patas