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Esta serie documental de ocho capítulos cuenta con más de 60 entrevistas y la historia de la creadora como hilo conductor.

Pocas cosas me gustaban más cuando era niña que llegar corriendo a la casa de mi abuela los domingos, tempranito, cuando arrancaba a preparar los ravioles caseros para toda la familia. En algún momento subía la radio y me decía "vení, vamos a bailar". Y la inconfundible voz de Julio Sosa -que en ese momento yo no sabía quién era- nos marcaba el ritmo de un baile lleno de carcajadas antes de armar la salsa.

Esta nota no es sobre mí, ni sobre mi abuela, aunque un poco sí. Porque no puedo evitar escuchar tango y pensar en esos domingos, y nunca pensé en el rol de la mujer dentro del tango porque para mí el tango es ella.

Este martes por la noche llega a la pantalla de TNU una producción nacional y se celebra por partida doble. Rosalía Alonso es quien está detrás de Cambalache, serie documental donde su voz da pie a decenas de historias relacionadas no solo con el género musical sino también sobre el cambio de rol de la mujer.

Cambalache tiene material de archivo y cuenta con los relatos y anécdotas de más de 60 personas que lo convierten no solo en un producto audiovisual sino en un valioso material para las futuras generaciones.

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¿Cuándo empezó a gestarse el proyecto de Cambalache?

Cambalache surgió como una idea en 2014. Veía todo lo que estaba construyendo mi generación con respecto al tango y me parecía que tenía que ser contado. Escribí los capítulos, pero los guardé en un cajón. Luego tuve la suerte de formar parte de la serie uruguaya Feriados como productora, una experiencia personal y profesional muy grande que me dio las herramientas para retomar el proyecto en 2017. Ya en ese momento con Monarca Films (de las productoras Eugenia Olascuaga y Valentina Baracco) empezamos a trazar el camino, sobre todo conseguir la financiación para filmar la serie porque el equipo ya estaba confirmado. Un equipo de amigos y amigas, grandes profesionales, que están desde que Cambalache era solo anotaciones en un papel.


¿Fue difícil establecer el camino por el que ibas a conducir el documental o tenías muy claro desde un principio cómo iba a ser?

Sabía que tenía que ver conmigo porque quería contar qué estaba haciendo mi generación. A raíz de mi participación en un taller en el Festival de Cine Nuevo Detour y más adelante en DocMontevideo, fuimos afirmando la idea de que "Rosalía" -yo jeje-, estuviera más presente, que pudiera ir navegando en el recorrido, siempre dando la prioridad a los personajes que son quienes cuentan las historias. Pero nos dimos cuenta también, conversando con el equipo y moldeando su forma, de que era importante ese hilo narrativo porque por sobre todas las cosas el amor por este género es genuino. También en la etapa de montaje es cuando termina de articularse la magia. Allí con Cecilia Almeida, montajista de Cambalache, terminamos de entender cuál era nuestro universo al editar nuestro primer capítulo piloto. Durante todo el proceso de filmación, que nos llevó mucho tiempo, ese proceso también se dio muy naturalmente, porque nos sentimos muy cómodos con todo el equipo y creo que esa sensación se trasmitía a cada lugar que llegábamos. Siento que esa frescura se puede ver en la serie.


La mayoría de los realizadores dicen que filmar "es difícil" (económicamente hablando) y en Uruguay, todavía más. ¿Supuso un desafío extra el presupuesto? ¿Tuviste que adaptarte de alguna manera?

Sin dudas la financiación marca el tiempo y en parte el cómo. En nuestro caso, tuvimos la suerte de ganar "en primera vuelta" el fondo de fomento de ICAU. Eso nos dio el impulso para entender que ya no iba a ser un papel, iba a ser una realidad. Pero creo que en todos los proyectos van surgiendo piedras en el camino y hay que ir pensando estrategias y readaptarse para seguir adelante. Es un ejercicio, no sólo por reacomodar las ideas según lo que es posible financieramente, sino por aprender a convivir con la paciencia y la frustración cuando por ejemplo no se gana un fondo que era necesario para seguir adelante. Es difícil filmar en Uruguay sí, pero no imposible. Esta es la primera vez que me corro de mi rol de productora y la sensación que me queda es trasmitir que se puede. Y cuando se termina de recorrer el camino, la satisfacción es tan grande, que vale la pena superar cualquier obstáculo.


El origen del tango en mi vida fue de niña, bailando con mi abuela Chichita mientras cocinaba. Siempre tuve un nexo femenino con el estilo. Y en la serie se aborda precisamente la cuestión de discutir los roles establecidos en el tango. ¿Cómo llegaste a reflexionar en esta perspectiva? ¿Qué fuiste aprendiendo a medida que ibas haciendo la serie?

Muchos de quienes están en la serie cuentan cómo la generación de sus abuelas y abuelos generó ese amor por el tango, hay muchas anécdotas sobre esto. Y pensando en nuestras abuelas, hace menos de dos meses partió mi abuela "Coca", y pienso que le hubiera encantado ver Cambalache porque además no lograba entender bien qué estudiaba yo o en qué trabajaba. A raíz de su fallecimiento reflexioné mucho qué me había enseñado como mujer y qué cosas sentía que merecían un cambio. En el tango pasa lo mismo. La cultura está en constante movimiento y tenemos que hacerla propia, sentirla. El lugar de la mujer en el tango, así como en la sociedad, nos compromete a reflexionar como mujeres y hombres, a deconstruir. A lo largo de estos años en el tango, también veía cómo tantas personas venían trabajando para hacer del tango un espacio más integrador. Hay muchas mujeres que están componiendo tangos nuevos, tocando instrumentos y trabajando para construir una memoria que la historia del tango no nos dio. La frase "Sin nosotras no hay tango" resume perfectamente todo.


Además de la cantidad de entrevistas que lograste hacer, tiene tu mirada personal. ¿Qué se siente al desnudar una parte tan personal para, al mismo tiempo, tener una discusión colectiva sobre el tango, sobre el rol de la mujer en el estilo, sobre la transformación social del Uruguay?

Sobre todo creo que es una mirada colectiva. Yo soy el hilo conductor y me abro porque las charlas con las personas se daban de manera muy natural, aunque hubiera dos cámaras y siete personas detrás. Pero quienes realmente se abren para contar sus historias, sus experiencias y sus recuerdos, son las personas que forman parte de la serie. Son esas personas que hacen un trabajo de hormiga, a veces invisible, logrando que el tango tenga distintos espacios, nuevas composiciones, nuevas lecturas. Y por supuesto que Cambalache es también una mirada y un recorrido, hay muchísimas personas más que están trabajando y haciendo tango. Te diría que se podría hacer otra serie incluso. Lo importante es generar estas miradas para aportar discusiones que nos hagan reflexionar y seguir construyendo al tango.

 

*Cambalache se estrena este martes 18 de mayo, a las 21:30 horas, por Televisión Nacional del Uruguay (TNU). Los capítulos se emitirán los martes y jueves.

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