No tiene quién le escriba
"Vivimos el mejor momento de la televisión y el peor para el cine", dijo Dustin Hoffman. La clave es el trato a los guionistas.
Dustin Hoffman estuvo en el Festival de Cine de Toronto presentando "Boychoir", donde interpreta a un exigente y casi sádico profesor de música, un papel que para algunos significaría estar relegado.
"¿Qué es eso de actor secundario?", se preguntó en conversación con El Mundo. "Generalmente la vida de un actor es bastante predecible. Hasta cierta edad te limitas a hacer eso que se llama personajes de carácter. Con suerte y tras pasarte muchos años en eso, acabas por disponer de algún papel principal. Para las mujeres suele ser más difícil, desafortunadamente, acceder a un papel protagónico. Además, su carrera suele acabar antes. Luego, con el paso de los años y otra vez con suerte, vuelves a hacer papeles secundarios. Se llama ciclo de la vida".
Sobre su trabajo, agregó: "lo que me gusta de lo que hago es que nunca llegas a un punto que digas 'ya terminé, me quedó bien'. Todo es susceptible de mejorar. Y quizás ese convencimiento hace que me guste tanto trabajar con digital. Es muy estresante y molesta la presión de la única toma. Dice el director 'silencio' y en ese momento tienes que dar lo mejor de ti. De alguna forma, toda mi carrera consistió en aprender a estar relajado. De Niro era muy bueno en eso; en estar tranquilo. Con el digital es un proceso en marcha y no tienes la presión de un instante determinado".
"Picasso nunca daba por terminada una obra e incluso cuando ya estaba colgado el cuadro en la exposición, todavía iba con un pincel a hacer cambios. Pues, más o menos, así me veo ante la cámara".
Y es de los que opina que la televisión está ganándole al cine. "Los guionistas en el cine, que son los creadores de todo esto, se han convertido en los últimos años en ciudadanos de tercera clase. Cada vez cuentan menos. La televisión actual, sin embargo, ha creado la figura del 'showrunner'. El creador y escritor de la idea controla la producción. Por eso no es extraño que jóvenes talentos recién graduados en Harvard, Princeton o en cualquier otra unviersidad que se preguntan cómo pueden proteger lo que escriben, sus ideas, acaben por ir a la televisión y no al cine".
"Vivimos el mejor momento de la televisión y, de los cincuenta años que llevo trabajando en esto, el peor para el cine".