“Soy y he sido una hija no querida, pero soy una hija que ama a su padre y a su madre”, dijo la actriz argentina..
“Soy y he sido una hija no querida, pero soy una hija que ama a su padre y a su madre”, dijo la actriz argentina.
Graciela Alfano inició esta semana los trámites de sucesión con sus tres hijos, Nicolás Ruskowski y Francisco y Gonzalo Capozzolo. El inicio del trámite trajo un descubrimiento consigo (como cuando te encontrás un billete de 500 pesos en un pantalón olvidado), que involucra a una propiedad en el barrio Flores, perteneciente a su madre Matilde Casanova. No todo fue alegría porque la casa fue usurpada por ocupantes y tuvieron que llevar el asnto a la Justicia.
En este marco, la actriz participó del programa PH: Podemos Hablar y se refirió nuevamente a la relación que tenía con su madre. En un segmento del programa que es pasar al frente se preguntó por los que hablaron mucho de su madre en terapia. La argentina no pasó al frente y la conductora le preguntó por qué.
“En la experiencia que pueda tener cualquier persona acá, de un padre o una madre, yo no califico. Yo no tuve un padre, eso no existió, estuvo ausente, y tuve una madre muy enferma, que, de hecho, me concibió como herramienta para manipular a mi padre”, aseguró.
“Ellos se habían casado muchos años antes de que yo naciera. Mi padre fue a la ciudad de Resistencia a hacer el catastro, y hace una nueva pareja ahí, a los 8 o 10 años de estar con ella. Ahora, ella no quería que él tuviera esa familia ahí. Era una mujer enferma. Entonces, se queda embarazada de mí. Curiosamente, yo siempre tuve la duda: ‘¿Yo seré la hija de Alfano, que está allá?’. Me hice un ADN y soy hija del que estaba allá”, contó.
“Todos los años ella lograba que fuéramos de vacaciones allá, que eran insoportables, porque se peleaban de la mañana a la noche. Era realmente insoportable, insoportable. Si hubiera podido borrar a mis padres, nacer de un repollito... Todos recuerdos espantosos, una cosa horrenda. Ella me operó del apéndice y estaba sano. Me sacó las amígdalas y estaban sanas. No le quiero poner un nombre, pero un psicópata es así. Y no te salvás”, agregó.
Contó además que a los tres años comenzó a dejarla sola en su casa al acecho de un abusador sexual, cosa que pasó al año siguiente cuando su madre le dio la llave de su casa a un vecino y le pedía que la vaya a buscar al colegio.
Según Alfano, este hombre le mostraba sexo, se masturbaba frente a ella y le daba besos. “Recuerdo hasta el día de hoy el olor a cebolla de su boca”, detalló, al tiempo que agregó.
“Cuando iba al colegio, al preescolar, empecé a tocar a mis compañeros de la misma manera en que me tocaban a mí. Quería ver su sexo. Entonces la llamaron a mi mamá y recuerdo esa reunión porque a ella le dijeron: ‘Esta nena es asquerosa’. Ahí me di cuenta de que había cosas que estaban mal y se lo conté, pero ella lo ignoró durante muchos años”, contó.
“Cuando ella finalmente muere, tenía 28 kilos, estaba desnuda en su cama, temblando, con mucho miedo... Porque el miedo te da temblor. La empecé a masajear, le tocaba ese cuerpo flaco y me produjo una cosa tremenda: ‘¿Por qué por este cuerpo tan feo y con tanta maldad siento tanto amor? ‘Como la quiero’. Descubrí mi amor. Ella me insultaba, me decía de todo Y le dije: ‘Nada de lo que me hagas va a transformarme’”, contó.
“Soy y he sido una hija no querida, pero soy una hija que ama a su padre y a su madre y no vas a transformar esto’, le dije. Entonces me acosté con ella, nos abrazamos, nos quedamos, temblaba.... Ahí apoyó mi cabeza en su pecho, la miro a los ojos y le digo: ‘Pensar que tus ojos es lo primero que vi cuando nací’. Pensando en toda esa vida que habíamos tenido juntas y se terminaba en ese momento. Y ella me dijo: ‘Tus ojos va a ser lo último que vea cuando me voy. Gracias”, concluyó.


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