El abogado Florencia Macedo, que representa a Arturo Del Campo en el Aufgate, presentó el jueves un escrito en que pide que Valdez sea investigado por simulación de delito y calumnias.

La decisión es la respuesta a la estrategia de la defensa de Valdez que ante la divulgación de los audios optó por dejar el tema de fondo de lado y acusar a Del Campo y Ríos, que fueron los que le mostraron las grabaciones en las que presuntamente negocia con el empresario Walter Alcántara compras de la AUF para su propio beneficio.

La defensa de Del Campo planteó también que las denuncias por violencia privada realizadas por Valdez sean archivadas.

Por su parte el abogado de Julio Ríos, Washington Abdala planteó que es “infantil” la defensa que asumió el ex presidente de la AUF.

Abdala dijo a Montevideo Portal que Valdez tiene “diferentes estados de shock”: “Hay por lo menos tres o cuatro estados de shock de Valdez, al principio renuncia por razones personales, después vimos que eran los audios los que lo había shockeado y renunció a la candidatura, pero no lo llevaron a renunciar a los cargos internacionales, es un estado de shock intermitente” señaló quien recordó que ganan decenas de miles de dólares por su vínculo con la Conmebol.

El abogado recalcó que existen varias personas que tenían los audios y señaló que si Ríos hubiera querido ir contra la candidatura de Valdez bastaba con publicar el audio o dárselo a otro para que lo publicara.

“Creer que Ríos, Alcántara, Palma y Del Campo estuvieron años pergeñando un plan para que cayera la candidatura de Valdez es de un infantilismo contumaz, es de un infantilismo absoluto”, agregó

“El camino era fácil, se lo doy a Juan a Pedro o a Diego, se vehiculizaba eso y automáticamente se producía una debacle. Si le hubieran querido pegar una puñalada por la espalda lo mandan desde cualquier teléfono. No lo hicieron. Lo llamaron y le dijeron está esto”, afirmó.

Consultado sobre por qué Ríos no fue directamente a la Justicia cuando recibió los audios, Abdala dijo que fueron prudentes, porque no necesariamente había pruebas de un delito en esas grabaciones.

Además, Abdala dijo que Valdez se reunió con otras personas que también tenían los audios. “El mensajero no es el culpable, el culpable es el que se metió en el problema, le dio estado de shock por escucharse a sí mismo las cosas espantosas que decía”.