Contenido creado por Agustin Zabala
Policiales

Interminable

Una historia de abuso sexual, psicológico y económico que terminó con un hombre imputado

La Fiscalía solicitó la prisión preventiva para la pareja de una mujer que ejerció reiteradamente violencia contra ella, quien logró denunciarlo con un mensaje a un cajero de una estación de servicio.

17.06.2019 21:46

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2019-06-17T21:46:00-03:00
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Montevideo Portal

La Fiscalía de Delitos Sexuales de Montevideo, a cargo de la fiscal Sylvia Lovesio, imputó este lunes a un hombre como presunto autor de un delito de violencia doméstica especialmente agravado por ser víctima una mujer, su pareja.

Según detalla la magistrada en el pedido de formalización, ambos tenían una relación sentimental desde setiembre del año pasado, pero a las pocas semanas de conocerse, la mujer comenzó a percibir que su pareja era "controlador y celoso".

Estos rasgos se fueron agudizando con el paso del tiempo: la fiscal relata que el hombre tenía "ataques de ira por cualquier nimiedad", y que le increpaba a la mujer por la hora a la que llegaba, le preguntaba por los lugares a dónde había ido y con quién se había visto.

Esto fue incrementándose. Semanas después, el sujeto empezó a llevarla y buscar a todos los lugares a los que concurría, "apersonándose en sus lugares de trabajo". La mujer es médica, y el hombre interrumpió las consultas en reiteradas oportunidades.

A finales de noviembre, la pareja decidió alquilar un apartamento en conjunto, e irse a vivir juntos, con el hijo de ella, compartiendo los gastos del arrendamiento y todos los gastos.

Ya en diciembre, el hijo de la mujer se fue de vacaciones con su padre biológico. Sin el adolescente en la casa, relata la fiscal, el imputado "comenzó a mostrar comportamientos mucho más violentos".

Estas actitudes "se vieron plasmadas" en discusiones por celos, en los que el hombre termina rompiendo objetos de la casa, empujaba a la víctima, la agarraba de la cara y de los brazos, además de insultarla, romperle fotos y ropa.

Una historia de abuso sexual, físico, psicológico y económico:

Dentro de este contexto de violencia física y psicológica, el hombre, cuenta la magistrada, le exigía a la mujer mantener relaciones sexuales tres veces por día. La víctima accedía "para evitar que se enojara, despertara su ira y la lastimara aún más".

Además, el sujeto no contaba con dinero para pagar el alquiler del departamento, y todos los gastos los debió asumir la mujer. Eso llevó a que el hombre la forzara a sacar tres préstamos en una casa crediticia.

Lovesyo señala que el temor y la vulnerabilidad creció cuando a mediados de diciembre, el imputado le mostró que, desde su computadora, tenía acceso a todos los correos electrónicos y mensajes que le llegaban a su celular.

La amenazó reiteradamente con que "no se le ocurriera" contarle a nadie lo que sucedía entre ambos, porque él lo sabría "y habría consecuencias tanto contra ella como con la persona a la que le contara".

"La mujer se aterrorizó cuando constató que le había hackeado su celular y sus cuentas de correo, viéndose desbordada y sin lograr visualizar una salida a la situación de violencia que estaba viviendo. El miedo la paralizó", relata la fiscal.

La situación no cambiaba. En enero, el imputado intentó asfixiarla apretándole el cuello y tapándole la boca con una almohada. La mujer logró zafarse. El intento de asfixia se repitió por lo menos tres veces. El último fue el 20 de enero pasado, el día en que la denunciante logró pedir auxilio.

Ese día, "como se había hecho costumbre", discutieron y él la violentó físicamente, y se dio el tercer intento de asfixia. La mujer zafó y se encerró en el baño, donde se quedó por una hora. Cuando salió, su pareja estaba "jugando al Play Station como si nada hubiera pasado", y le pide para ir a buscar algo para comer.

La mujer accedió al pedido, y vio en aquella oportunidad la salida. Se fueron en el auto hasta una estación de servicio, donde la mujer le preguntó si podía comprar cigarros mientras él cargaba combustible.

La mujer se bajó y en la caja entregó al cajero un papel, en el que escribió su número de celular y que era víctima de violencia doméstica. El trabajador hizo la denuncia al 9-1-1, lo que da comienzo a la investigación.

La detención y las constantes violaciones a la prohibición de acercamiento:

Ya con el hombre detenido, el juzgado de Familia en violencia de género de 3º Turno dispuso el retiro inmediato del agresor del apartamento y la colocación de una tobillera electrónica por 180 días, además de medidas cautelares de no acercamiento.

Sin embargo, el imputado "violó sistemáticamente" las medidas, se acercó a la víctima, rompió el dispositivo, y entró en contacto con el círculo de su ex pareja, quienes "recibieron mensajes agravantes y amenazantes".

La fiscal señala que es "contundente" que el agresor haya violado el radio de restricción, al "extremo de que el dispositivo de la víctima suena permanentemente, alertando 'agresor cercano'".

Esto, señala la magistrada, genera "más vulnerabilidad". La mujer fue suspendida en su trabajo ya que cuando el dispositivo suena, entra en estado de pánico, se desestabiliza. "La ha perjudicado en el desempeño responsable de su función".

El pasado 13 de junio, la mujer fue hasta la sede fiscal a solicitar auxilio dada la "extrema situación de riesgo y vulnerabilidad", y la detención de su ex pareja. El juzgado accedió al pedido y liberó una orden de detención.

El hombre fue detenido un día después, el pasado viernes, y la fiscal aseguró que su conducta "dejan en evidencia que ejerció violencia prolongada en el tiempo que duró la relación: violencia psicológica, física, sexual y patrimonial, además de atentar contra la propia vida de la mujer en tres oportunidades".

La Fiscalía pidió la prisión preventiva como medida cautelar, argumentando que existen hechos claros con respecto a la actitud del hombre, que es real el riesgo de fuga (el hombre vivió 20 años en Estados Unidos), y que hay un peligro para la víctima.

Ante esto, la fiscal Lovesyo solicitó la medida preventiva por 120 días.

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