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Política

Por el desagüe

Roque García: “El déficit se soluciona cerrando los grifos del gasto innecesario”

Montevideo Portal consultó al candidato cabildante sobre los principales temas del debate político y de las preocupaciones de la ciudadanía.

01.05.2025 07:23

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2025-05-01T07:23:00-03:00
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Por Tomás Gutiérrez

Falta menos de un mes para las elecciones departamentales de 2025, que se llevarán a cabo el domingo de 11 de mayo, y en Montevideo, seis candidatos compiten por la intendencia.

Tres candidatos del Frente Amplio buscan mantener la continuidad del partido en la capital, mientras que la oposición, bajo el lema Coalición Republicana (CR), propone tres candidatos distintos del Partido Nacional, Partido Colorado y Cabildo Abierto.

Ante esto, Montevideo Portal consultó a los seis candidatos por los principales temas presentes en el debate político, algunos de los cuales son de las mayores preocupaciones de la ciudadanía.

En este caso, es Roque García, candidato cabildante de la CR y coronel retirado.

¿Qué cambios puntuales necesita Montevideo en materia de transporte público? ¿Qué opina de la construcción de un tranvía?

El primer cambio sería que la intendencia vuelva a asumir la responsabilidad de la construcción, el mantenimiento y la higiene de las veredas. Todos los viajes comienzan y terminan a pie. No hay ciudad caminable sin veredas seguras, accesibles y limpias.

El segundo, que todas las paradas de ómnibus, sin excepción, cuenten con un resguardo mínimo contra el clima, porque esperar el transporte bajo la lluvia o al sol no puede ser parte del día a día de nadie.

El tercero, que el pasaje ya no se pague arriba del vehículo, sino antes de subir, para permitir el ascenso y descenso por las tres puertas a la vez. Se gana en eficiencia, comodidad y puntualidad.

Antes de embarcarnos en grandes obras de infraestructura, vamos a priorizar lo urgente y lo básico: arreglar el colector, resolver de una vez por todas la disposición final de residuos, y atender lo más elemental del espacio público: veredas y paradas. Primero lo primero. Y para nosotros, primero el peatón.

¿Cómo pretende solucionar concretamente los problemas de basura y limpieza en la ciudad?

La gestión de residuos tiene, a grandes rasgos, tres etapas: limpieza, recolección y disposición final. En Montevideo estamos, por lo menos, 30 años atrasados en cada una de ellas. Pero además, enfrentamos un problema grave de higiene urbana. La creciente presencia de personas que orinan y defecan en la vía pública ha transformado los últimos cinco metros que separan al vecino del contenedor en una experiencia desagradable, cuando no intransitable.

Hoy los contenedores no se limpian correctamente. La verdadera limpieza no se puede hacer en la calle: deben retirarse y lavarse en playas especialmente acondicionadas, con tratamiento adecuado de los productos químicos utilizados. Eso, lamentablemente, no está ocurriendo.

En cuanto a la recolección, nuestra propuesta es descentralizar al máximo el sistema. Inicialmente a nivel de municipios, pero idealmente hasta llegar a que cada barrio pueda decidir el modelo que mejor se adapte a su realidad: contenedor en superficie, enterrado o recolección en bolsa.

Para la disposición final de los residuos, hay que dejar de enterrar basura. Bueno… técnicamente ya ni siquiera la enterramos: estamos construyendo una pirámide de residuos en Felipe Cardoso. Es insostenible. El objetivo debe ser claro: avanzar lo más rápido posible hacia un sistema moderno de clasificación, con granjas de compostaje para los residuos orgánicos (que representan el 55% del total) y valorización energética a través de la incineración de residuos no reciclables. Hoy estamos lejísimos de eso.

Ante la delicada situación financiera de la IM, ¿qué medidas tomaría para mejorarla?

El déficit no se soluciona con discursos, se soluciona cerrando los grifos del gasto innecesario, combatiendo las múltiples duplicidades e ineficiencias que arrastra la administración.

En 1988, las inversiones representaban alrededor del 30% del presupuesto de la Intendencia. Hoy, apenas superan el 14%. Es decir, se gasta mucho más en funcionamiento que en mejorar la ciudad.

Pero además, estamos convencidos de algo básico, que solo con agregar transparencia real a la gestión, el gasto va a bajar. Cuando la ciudadanía sabe en qué se gasta y por qué, se gasta mejor. La opacidad encarece; la transparencia ordena.

Hay que abrir el motor, revisar qué no está funcionando y arreglarlo. No se trata solo de números: los vecinos merecen una gestión que rinda, que invierta, que les devuelva algo a cambio de lo que pagan.

TV Ciudad ha sido objeto de polémica en la campaña de cara a la elección departamental. ¿Tendría cambios en su gestión en caso de ser intendenta?

TV Ciudad tiene un presupuesto que fluctúa entre los 5 y los 7 millones de dólares anuales. Con ese dinero se podrían pavimentar entre 50 y 70 cuadras por año, una inversión urgente y necesaria, especialmente para el norte de Montevideo.

Los periodistas del canal son excelentes, el equipo técnico también, y las instalaciones están a la altura. Pero hay algo que no cierra: el rating no acompaña ese esfuerzo, no refleja ni la inversión ni la calidad del equipo humano. ¿Por qué? Desde “Recuperar Montevideo” creemos que una de las razones es la línea editorial altamente panfletaria, que termina desincentivando a buena parte del público. Un medio que debería ser de todos, hoy parece hablar solo para algunos.

Entonces, como vecinos, ¿qué opciones tenemos? Cambiar la línea editorial y abrir realmente el canal a todas las voces, absorbiendo la pérdida con sentido democrático. Proponer una tasa específica para financiarlo —y que cada ciudadano decida si quiere sostener ese gasto. O incluso, considerar su cierre y redirigir esos fondos a prioridades más urgentes.

Desde Recuperar Montevideo, creemos que este tipo de decisiones deben tomarse con la ciudadanía, y estamos dispuestos a someter esta —y muchas otras— cuestiones a consulta popular. ¿Debemos modificar la Constitución para que las intendencias tengan medios de difusión pública? Es una discusión válida y necesaria.

La ciudad merece medios públicos. Pero también merece transparencia, pluralidad y eficiencia en cada peso que se gasta.

¿Cuál sería su actitud o impronta en el vínculo con la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (Adeom)?

En Uruguay, el sindicalismo convoca entre un 20% y un 30% del total de los trabajadores. Adeom, el sindicato de los funcionarios municipales, representa solo una parte minoritaria del funcionariado de Montevideo, pero tiene una enorme influencia en la vida de la ciudad. Esa desproporción entre representatividad y poder real es un problema de fondo que debemos abordar con seriedad.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda a los Estados negociar con la organización sindical más representativa, pero también señala la importancia de promover mecanismos que garanticen la mayor participación posible de los trabajadores en la elección de sus representantes. Hoy, eso no sucede. Y no es casualidad.

Durante décadas, los principales líderes de Adeom han provenido de sectores de izquierda radical con escasa —y a veces nula— representación parlamentaria. Es evidente que existen mecanismos de apropiación de la representación sindical que desconocemos, pero que estamos decididos a investigar y combatir. Porque no se trata solo de trabajadores: se trata de la calidad de vida de todos los vecinos.

Adeom, además, sostiene posturas que muchas veces van directamente en contra del interés general. Un ejemplo es su defensa del principio “tarea permanente, trabajador permanente”, que impide innovar, reorganizar o evaluar con flexibilidad la estructura municipal, condenando a la Intendencia a un inmovilismo crónico.

Otro punto crítico es el mecanismo mismo de negociación. La base del sistema tripartito es equilibrar tres partes: empleador, trabajador y Estado como garante neutral. Pero en este caso, el Estado es empleador y supuesto garante a la vez. ¿Y quién queda afuera de la mesa? El vecino. Siempre el vecino.

Por eso proponemos crear la figura del Ombudsman ciudadano en la negociación sindical, para supervisar el proceso, velar por el interés general y garantizar que no haya más negociaciones en las que el que siempre pierde sea el ciudadano de a pie.

Desde Recuperar Montevideo creemos en los sindicatos, en la negociación colectiva y en los derechos laborales. Pero también creemos en el equilibrio, la transparencia y la rendición de cuentas. Los derechos de los vecinos deben tener voz y peso en todas las decisiones.

¿Qué prioridad le daría al arreglo y mantenimiento de calles y veredas en Montevideo? ¿Cómo lo financiaría?

La prioridad número uno para nosotros es clara: veredas y paradas de ómnibus. Mucho antes de pensar en grandes obras de infraestructura, tenemos que concentrarnos en lo más básico, lo más cotidiano, lo que afecta a todos, todos los días. Vamos a empezar por arreglar lo más simple, lo más urgente y, paradójicamente, lo más olvidado.

Todos los viajes —todos— comienzan y terminan a pie. Por eso, las veredas tienen que estar en condiciones: seguras, transitables, accesibles para personas mayores, con discapacidad o con cochecitos. Hoy no lo están. En muchas zonas de Montevideo, caminar es una odisea. No puede haber movilidad ni inclusión sin veredas.

Lo mismo pasa con las paradas de ómnibus. No puede ser que en pleno siglo XXI haya cientos de puntos de espera sin resguardo contra el clima. Basta una lluvia o un sol fuerte para convertir una espera de 10 minutos en un mal momento. Eso no requiere millones, requiere voluntad, coordinación y gestión.

Nuestra propuesta parte de una idea muy simple pero poderosa: muchas obras pequeñas, bien hechas, distribuidas en todo el territorio, tienen un impacto directo en la calidad de vida y en la percepción que los vecinos tienen de su ciudad. Además, este enfoque nos permite empezar a liberar recursos gradualmente, a medida que vamos desmontando una maquinaria burocrática ineficiente, duplicada y cara.

No prometemos megaproyectos futuristas sin financiamiento ni sentido de prioridad. Prometemos empezar por donde hay que empezar: por el vecino y por su entorno inmediato. Y lo vamos a hacer con un criterio de justicia territorial: empezando por los barrios donde más falta hace, donde las veredas no existen y las paradas son una estaca clavada en el barro.

Veredas, paradas, alumbrado, contenedores, árboles, rampas. La ciudad se construye desde abajo. Primero lo primero. Para nosotros, eso significa primero el peatón.

En caso de ganar la elección, ¿tiene algún proyecto de obra concreto?

El colector es urgente y luego la usina de Felipe Cardoso, no es coherente si tenemos el baño y la cocina roto ponernos a gastar en alhajar la casa. 

Hay prioridades que no admiten postergación. En Montevideo, la reparación urgente del colector principal debe ser la prioridad absoluta. Estamos hablando del sistema que recoge y canaliza las aguas residuales de la ciudad. Hoy funciona mal, está deteriorado, y en algunos tramos directamente colapsado.

Después de eso, viene la transformación de la usina de Felipe Cardozo, que actualmente es el símbolo más claro de una política de residuos que quedó anclada en el pasado. No podemos seguir acumulando basura como si fuera una pirámide egipcia. Necesitamos avanzar hacia una gestión moderna, limpia y eficiente, con clasificación en origen, compostaje, reciclaje real y generación de energía.

No es coherente —ni responsable— pensar en embellecer la ciudad o lanzar grandes obras visibles si seguimos teniendo "el baño y la cocina rotos", como en una casa donde se invierte en decorar el living mientras se tapan las cañerías con trapos.

La infraestructura esencial no se ve, pero se siente. Una ciudad limpia, que funcione bien debajo de la superficie, es el punto de partida para cualquier otra mejora. Por eso, sin colector funcionando y sin una nueva planta de tratamiento de residuos, no hay verdadero progreso posible. Todo lo demás será maquillaje.

¿Qué opina sobre que las elecciones nacionales y departamentales se hicieran en una misma instancia?

Totalmente en desacuerdo. Es imprescindible separar la política nacional de la departamental.

Si no lo hacemos, el que siempre pierde es el vecino de Montevideo. No se puede seguir juzgando una gestión municipal por su alineación partidaria a nivel nacional. Eso es justamente lo que en Montevideo se ha hecho durante años, y los resultados están a la vista: veredas rotas, basura acumulada, transporte público estancado y una sensación generalizada de abandono.

En el interior del país esto no ocurre con la misma intensidad. Los vecinos evalúan las gestiones locales con más independencia, atendiendo a los resultados concretos. En Montevideo, en cambio, las decisiones y evaluaciones están demasiado contaminadas por la lógica nacional, como si lo que ocurriera en la capital no mereciera un análisis autónomo.

Necesitamos volver a poner el foco donde debe estar: en la calidad de vida de quienes viven y transitan esta ciudad. En la limpieza, en la movilidad, en el espacio público, en los servicios básicos. No importa si quien propone la solución milita en tal o cual partido, lo que importa es si la solución es buena, si se ejecuta bien y si mejora la vida del vecino común.

El montevideano de a pie no quiere banderas, quiere resultados. Y para eso, hay que cortar el cordón umbilical entre la política nacional y la gestión departamental.

Por Tomás Gutiérrez