Contenido creado por Cecilia Franco
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Marco Rosario, el venezolano que desde que llegó a Uruguay busca ayudar a sus compatriotas

Año de nacimiento: 1992. Lugar: Ciudad de Valencia, Venezuela. Profesión: emprendedor y técnico automotriz. Curiosidad: viviendo en Venezuela le robaron varias veces y quisieron secuestrarlo por dinero

28.09.2021 12:19

Lectura: 17'

2021-09-28T12:19:00-03:00
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Nació mellizo, nació en el estado de Carabobo, nació siendo el más chico de seis hermanos porque él salió último de la panza de su madre. Cambió muchas veces de casa dentro de Carabobo porque, en Venezuela, mudarse es bastante más común que en Uruguay.

“Mi mamá es doctora en educación y mi padre es ingeniero eléctrico, toda la vida trabajando muchísimo”, cuenta Marco Rosario. Tiene una abuela que “ha sido como el ejemplo y el pilar de todo (…) es de esas abuelas de antes”, agrega.

De niño siempre hizo de todo, sobre todo desde el punto de vista deportivo. El fútbol fue lo que más le gustó, lo jugó casi tres años, pero también pasó por karate, béisbol, natación. Nunca fue mal estudiante, fue extrovertido, amoroso, buen chico. Durante las vacaciones se iban a la playa, al apartamento que tiene su familia y ahí se gestaron sus mejores recuerdos.

Cuando terminó el liceo, que son muy parecidos a los de Uruguay en cuanto a plan educativo, salió con un técnico medio especializado en automotriz. Le gustaban las manualidades, los talleres, la soldadura, la electricidad. Logró tener un taller de autos con un amigo, gracias a que su padre le prestó un lugar en un local que él tenía.

Pero ese no fue su primer trabajo. Allá en Venezuela, gracias a una cultura de trabajo fomentada por su padre, hizo de todo. Fue encargado de una tienda de ropa y cuando podía ayudaba a su papá que siempre tenía algo para que hiciera.

Más tarde hizo tres años en un técnico superior donde se especializó en tecnologías automotrices, pero después quiso estudiar ingeniería mecánica. Llegó hasta el quinto o el sexto semestre y tuvo que dejarlo.

Marco se fue de Venezuela, de una Venezuela de Nicolás Maduro. Dejó a su familia y se fue hacia Uruguay, un país de América Latina en el que también se habla en español y para el que consiguió un pasaje barato. Una vez arribado, se manejó para encontrar trabajo y empezar una vida en Montevideo. Creó, además, una página llamada Venezolanos en Uruguay donde concentra información útil para inmigrantes venezolanos en el país. Hoy tiene 55.800 seguidores.

¿Por qué decidiste emigrar?

Por la misma decisión que toman casi todas las personas cuando emigran. Es cuando no te ves en tu país, por lo menos, por un tiempo. Ahora que estoy acá sé que ese tiempo se va a extender muchísimo más, con la situación que tiene Venezuela. Llegó un momento que, de verdad, me harté de todo. Fue un cambio, una llave que se bajó y dije, “ya no va, ya no quiero estar aquí”. El tema era que costaba conseguir comida y la inseguridad que se presentaba todos los días.

Más de una vez me robaron, me intentaron secuestrar, de todo. Son situaciones en las que llegas a un punto en que te preguntas, ¿para qué? Allá tenía comodidades que eran no pagar un alquiler, rebuscándome o trabajando de cualquier cosa podía mantenerme y estaba tranquilo, tenía a mi familia que también es una comodidad. Pero decidí salirme de todo eso para poder tener otras comodidades que es tener tranquilidad, tener comida y poder crecer también, porque eso de salir de la familia creo que es una buena manera de desarrollarse y madurar mucho más. Hasta que uno no sale del nido no sabe completamente cómo es la realidad.

¿Por qué elegiste Uruguay?

Fue bastante rara la manera en que lo elegí. Primero, fui para el aeropuerto a ver qué pasajes había a cualquier país de Latinoamérica. Quería el primero que fuera de habla hispana, que estuviera medio cerca y que no fuera tan costoso porque el pasaje lo pagaba yo. La chica que me atendió me dijo, “mira, tengo pasaje para Uruguay y están a buen precio”. El avión en que me vine fue el último que salió de esa aerolínea de Venezuela, me vine con Viasa que no salió más.

Entonces, lo que te sacó de Venezuela fue el contexto político.

Sí, es que todo es político. Por las mismas medidas políticas pasaron cosas en Venezuela. Económicamente todo empezó mal y si ya la economía está mal salen muchísimas otras cosas. La delincuencia aumenta porque imagino que habrá gente que estaba pasando hambre y salen a las calles a hacer eso.

Todo estaba mal y todo está mal todavía. Allá se maneja muchísimo dinero, pero no está nada bien. Se va la luz, se va el agua, no hay medicamentos, los hospitales no sirven, todos los tipos de servicios públicos no existen, no hay nafta para mover los autos. Es una locura porque solamente con que digas que falta gasolina o nafta en un país que es un gran productor de petróleo en el mundo, es súper bizarro.

Javier Noceti

Javier Noceti

Retomando, ¿llegaste a Uruguay de casualidad?

Lo que pasa es que no creo en las casualidades, las cosas se dan porque se dan. Fue porque lo pensé, lo vi, lo agarré y en un mes me vine. Llegué solo acá a Uruguay, a la terminal de Tres Cruces y en la misma terminal coordiné con una señora que me recibió, que todavía la quiero mucho. Me recibió en su casa, ella tiene una pensión y viví ahí dos o tres semanas porque era horrible la pensión. Yo le dije que era horrible, pero que la quería mucho y que íbamos a seguir la amistad. De ahí me fui a otra residencia que me habían recomendado, que era un poquito más costoso, pero te brindaba un poquito más de normalidad. Y así me fui, sin conocer a nadie.

Fuiste el primero en irte de tu familia, ¿cómo fue decirles eso?

Ese momento no se lo deseo a nadie porque dices que te vas, pero no sabes cuándo vuelves. Cuando estás en ese momento, sabes que se te viene la realidad y decís, “a la mierda, me estoy yendo”. Es como agridulce, o más amargo que cualquier cosa. Pero me ha permitido estar acá y ayudar a mi familia allá, mandarle dinero a mis padres y poder pensar en ellos en el sentido de que ya tengo bastante tiempo acá y quiero ver si me los traigo. Todo tiene un sentido, no es totalmente a lo loco. El sentido es yo poder cuidar a mis viejos y poder darles lo mismo que ellos me dieron cuando yo estaba pequeño.

¿Conocías algo de Uruguay antes de venirte?

Te lo juro que no. En Uruguay solo que la carne era buena, la marihuana era legal y Pepe Mujica.

¿Por qué llegaste a Tres Cruces y no al aeropuerto?

Porque el pasaje era más barato hasta Argentina. Entonces, lo que hice fue que salió el avión hasta Argentina. En Argentina agarré un Buquebus. Imaginate la locura que hice: llegué allá a Argentina a las tres de la mañana, le pregunté a un señor qué autobús tenía que agarrar, el expreso me dejó en Puerto Madero. En Puerto Madero agarré y compré un pasaje de Buquebus a Colonia y de Colonia un autobús a Tres Cruces.

¿Qué te encontraste cuando llegaste?         

Me vine en una fecha que fue muy buena porque estaba cambiando el tema del frío, ya estaba entrando el verano. De verdad, lo encontré súper agradable, súper lindo, súper tranquilo. Otro ritmo. Acá hay una cosa mucho más suave y me agradó, y por eso estoy aquí. Voy para cinco años ya.

¿Cuál fue el cambio cultural más abrupto?

La diferencia más grande es que políticamente no están mal. Se rigen buenas reglas y hay política que sirve y funciona. Para mí, los únicos choques han sido que hay temas sociales extremos que se tocan siempre, pero no lo veo mal. Me adapté a eso. Lo otro puede ser el clima. Venía de un clima que, normalmente, todo el año había de 22 a 24 grados. Pasé a entrar en el invierno y era helado, nunca había estado. Ahorita ha disminuido, en estos años el invierno se ha vuelto mucho más suave y ha ido bajando. Cuando llegué, vino mi primer invierno y dije, “mierda, esto es frío”.

Javier Noceti

Javier Noceti

¿Cómo empezó lo laboral acá?

Conseguí trabajo por contactos conocidos y porque tenía ganas de trabajar, eso era lo primero. Trabajé de todo. Mi primer trabajo fue como vigilante, después como ayudante, fui mozo, bachero, Uber, limpié, fui encargado de una barraca, entregué pedidos, hice una infinidad de cosas. En un año cambié unas siete u ocho veces de trabajo, e iba como subiendo.

Hasta que, por medio de un conocido que tenía acá, como yo ya tenía la parte de ingeniería, la parte de mecánica y siempre he sido muy bueno con el tema de las manos en lo que haya que reparar, me referenció a una empresa coreana que le hace servicios a UTE en una planta de ciclo combinado. Ahí fue donde pasé la mayoría de mi tiempo, donde duré tres años y medio. Esa empresa me permitió, de verdad, obtener una estabilidad, una casa, tiempo, me pude organizar. Después de eso, decidí emprender yo mismo y he montado varios negocios. He hecho de todo acá.

¿Y cómo integraste una vida social en un país que no conocías a nadie?

Conocí mucha gente. Cuando llegué vi una necesidad y esa necesidad la convertí en una ayuda para otros. Fue también una ayuda para mí mismo y una forma de distraerme, de poder hacer algo más. Eso, fue crear la página Venezolanos en Uruguay.

¿Por qué la creé? Porque yo mismo vi que había un nicho, una necesidad, porque yo buscaba información para estar legal en diferentes aspectos de temas de la residencia, desde cómo sacarme el carné de salud, qué necesito para trabajar. Entonces, como no existía eso dije, “¿por qué no lo hago yo? Si no hay nada”. Vi que en otros países existía esa comunidad y que acá no había.

Entonces, me decidí a crearlo y empecé. La página me sirvió para conocer aunque primero yo había creado como grupos de WhatsApp. De ahí comencé a hacer contactos amigos, mismo venezolanos que estaban acá, y armamos una comunidad.

Empecé a pasarles los links y les pedí que me siguieran en la página porque iba a mostrar toda la información para que quedara ahí. Ponemos piques de que puedes comprar la comida aquí, hay ofertas acá, acá hay un empleo, aquí está esto, si estás mal nosotros te ayudamos. Y de ahí salió. Eso me ha permitido, como todo en la vida, tener un contacto que creo que es mejor que cualquier dinero o cosa que puedas tener.

¿Venezolanos en Uruguay empezó casi que cuando llegaste, entonces?

Sí, exacto. Arrancó casi que a la par de cuando llegué. Eso fue más en el tiempo en que yo acababa de llegar y tenía tantas dudas, tantos miedos, tantas cosas, que era como una manera de drenar y de poder hablar con otras personas en búsqueda de empleo. Fue como una ayuda propia, poder tranquilizarme un poco y ayudar a otras personas. Mi sentido era darle una mano alguien en un tema que a mí me costó muchísimo que fue encontrar trabajo.

Ahorita tengo grupos de empleo, tengo publicaciones que hago diariamente en mis perfiles y en mis páginas. A mí me llegan cuatro o cinco ofertas de empleo diarias. Pienso que si esto hubiera estado cuando yo llegué hubiera sido más fácil, saber dónde buscar, dónde mirar, dónde mandar. Era eso, dar una mano.

Actualmente, por Venezolanos en Uruguay se comparten también noticias. ¿Cómo definirías el contenido que comparte la página?

El contenido que comparte la página ha ido evolucionando. Es un poco de todo, hay noticias, a veces publico cosas de Inumet, ofertas de empleo, publico emprendimientos que quieren publicarse conmigo porque buscan darse a conocer en la comunidad, emprendimientos venezolanos, uruguayos o lo que sea. Expongo eventos, a veces pongo chistes, pero más relacionados al sentido del humor de nosotros, o algo que nos cause risa en temas de acá como el tema del frío.

¿Mantuviste contacto con Venezuela, más allá de tu familia?

De mis amigos que estaban allá, en realidad, ya ninguno está. De mis conocidos creo que queda uno y mis familiares igual, muchísimos emigraron. Muchísimos ya no están y los pocos que quedan sí se mantiene el contacto.

Llegaste a Uruguay por primera vez en diciembre, cerca de Navidad y Año Nuevo, ¿cómo fue pasar las fiestas lejos de tu familia?

Creo que me vine en unas fechas que no son fáciles, pero que también me hicieron entender muchas cosas como lo que hace falta la familia. Pasar Navidad y Fin de año en Venezuela es estar con la familia y reunirse todos, creo que es igual en cualquier parte. Haberlo tenido toda la vida y, justo en ese momento, emigrando, no tenerlo fue difícil. Lo pasé trabajando. Pasé desde el 24 de diciembre hasta el 1 de enero trabajando como vigilante. Comencé a trabajar porque nadie quiería trabajar ni el 24, ni el 25, ni el 31, ni el 1.

Me pasó algo gracioso que fue que la empresa nunca me dijo que el primero no había transporte. Entonces, trabajé hasta el primero en la tarde y cuando salí pensé en agarrar un autobús para irme a la casa tranquilo y nada. Tuve que irme caminando y caminé como tres horas.

En estos casi cinco años que estás acá, ¿volviste a Venezuela de visita?

En realidad, no he vuelto. Quise traer a mis padres hace año y medio, había comprado los pasajes y todo, pero no pudieron venir porque empezó la pandemia. Todo se hechó para atrás. No he vuelto a Venezuela porque, uno, no quiero, creo que es algo innecesario. El mismo estado venezolano se aprovecha en cobrar un pasaporte, gastás hasta quinientos dólares para sacarlo, porque solamente el trámite legal vale más de 250 dólares, más todos los trámites que tenés que hacer.

Javier Noceti

Javier Noceti

También, un pasaje aéreo vale hasta dos mil dólares para Venezuela, lo cual me parece una locura porque con dos mil dólares pagas un fin de semana en cualquier parte del mundo, con todo pago. Allá, solo eso te vale el pasaje.

Lo otro es que con cómo está Venezuela, no quiero ir a ver eso. Todavía no lo he hecho, pero capaz que en algún momento vaya y visite más que nada para ver a mi familia, a mi abuela que queda, a mis tíos y a mis primos, pero más nada.

Volviendo a Venezolanos en Uruguay, ¿qué te dicen los casi 56.000 seguidores que tiene la página?

La cantidad misma te da a reconocer que hay una necesidad y que algo está pasando. Y eso que esta comunidad que está acá es pequeña, porque si te fijas en otras páginas de otros países, son 300.000 o 400.000 seguidores. Aunque la gente ha pensado en Uruguay y Uruguay también ha sido un país muy bueno recibiéndonos a nosotros, dándonos facilidades para poder tramitar una residencia y un estatus legal. Eso vale oro, no te lo brinda ningún país en el mundo.

Las personas que vienen para acá, generalmente vienen estudiadas, con planificación. Normalmente, el perfil del venezolano no es un perfil malo. El venezolano que se planifica para emigrar es el perfil de un venezolano que ha estudiado y que viene a trabajar, lo mismo que hacía en Venezuela. Uruguay también es un país de emigrantes y tienen otro sentido de ver las cosas.

¿Algún caso que quieras recordar en que Venezolanos en Uruguay haya ayudado a alguien?

Yo no estoy muy pendiente. A veces lo hago, pero no puedo estar pendiente de todas las personas que ayudo, pero siento que pongo ese granito de arena y listo. Aunque me llegan mensajes lindos, por ejemplo una chica me escribió y me dijo que solo me quería escribir para agradecerme porque se vino hace tres años a Uruguay viendo mis posts. Eso es lindo y uno piensa que esta locura que hago sirve para algo.

Hace poco Lacalle Pou se enfrentó al presidente venezolano en la Celac, ¿qué opiniones te mereció aquello?

Me parece excelente. Es una voz que se hace sentir por parte de nosotros y por parte de él. Él da esa voz por nosotros y también lo hizo por el pueblo cubano y el pueblo de Nicaragua. A mí me parece buenísimo porque en Venezuela hay una dictadura y ellos quieren disfrazar todo, decir que allá nadie emigra, que allá todo está bien y no está

En febrero de 2021, se supo que eran un total de 14.926 los ciudadanos venezolanos en Uruguay, ¿qué te dice esa cifra?

Yo creo que hay más venezolanos. Creo que ahorita deben haber unos 20.000, contando la cifra desde la época en que se hizo y porque no todo el mundo está completamente en régimen legal. Pero si comparás esa cifra con Chile, creo que hay casi un millón, en Argentina creo que hay 850.000, en Perú no sé, pero creo que 900.000. En Colombia hay tres millones, así que 15.000 no es una cifra tan grande. Pero entiendo porque Uruguay es un país de una población pequeña, donde todo el mundo se conoce y donde en Montevideo ya son un millón y medio de personas. Hace un poco de ruido, pero no creo que seamos tantos.

Hay personas que argumentan que los extranjeros le quitan trabajo a los uruguayos y que por eso no se debería permitir tanto ingreso, ¿qué les dirías?

Que ninguna persona viene a quitarle el trabajo a nadie, eso sería lo primero. Y que son situaciones que uno no quiere, que es malo ver las cosas desde ese punto de vista porque nadie le quita el trabajo a nadie. Todos vienen con la mentalidad de trabajar sin dañar a otros. Me parece malísimo quien lo ve desde ese aspecto porque Venezuela le abrió muchísimo las puertas a los uruguayos cuando tuvieron una crisis en el 2001. Nosotros en Venezuela teníamos desde el portugués que vendía pan, el árabe que vendía telas, el chino que tenía el supermercado y nosotros los queríamos por igual y era algo que veíamos como necesario. La migración no es mala, la migración le da color a un país, no lo digo solamente por los venezolanos.

¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?

El momento en que estaba terminando de hacer la tienda de comestibles que tenía en Av. 18 de Julio fue bastante lindo porque me sentí bien, realizado. Era un proyecto que me dio tanta tranquilidad, tanta estabilidad y tanta emoción que fue uno de los mejores momentos que he experimentos y más acá, en Uruguay.

¿Cuál fue el día más triste de tu vida?

Lo tuve hace poco. Fue por un local que tengo en Punta Carretas, un café. Por mala suerte tuve unos socios que no tenía que tener y me salí de la sociedad. Ahorita estoy peleando un tema legal con ellos y es un tema triste porque es, más que nada, decepción.

¿Qué es lo más valioso que tenés?

Mi familia.

¿Algo que la vida te haya hecho aprender a los golpes?

A no confiar en todas las personas.

Si tuvieras que juzgar tu propia vida, ¿irías al cielo o al infierno?

Yo no creo ni en el cielo ni en el infierno. Nosotros estamos en un lugar en el que venimos a aprender. Las leyes están, uno sabe lo que es bueno y lo que es malo. Pero también uno aprende haciendo cosas mal. Aunque no creo en el cielo o en el infierno, sí creo en un dios que está siempre ahí y somos nosotros los que sabemos si estamos haciendo bien o mal las cosas.

¿Y vos cómo las estás haciendo?

Antes no las estaba haciendo bien y ahora te diré que las estoy haciendo muy bien.