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EL REY FUMÓ BAJO TECHO

El rey tiene coronita

El decreto anti tabaco tuvo una curiosa excepción el pasado fin de semana: el rey Juan Carlos se fumó su habitual habanito después de comer, pero lo hizo dentro de un restaurante del Mercado del Puerto.

En la antigüedad, muchos pueblos atribuían a sus reyes una serie de poderes divinos, otorgándoles capacidades curativas o potestades extra humanas. En el caso de Juan Carlos, rey de España, algunos parecen seguir haciendo honor a esta tradición.

Bajo la premisa de que el humo de tabaco es malo para los fumadores pasivos -que deben tolerar los efectos nocivos del cigarro ajeno-, el gobierno impulsó un conocido decreto que que prohíbe fumar en espacios cerrados y de acceso público.

La convicción detrás del decreto es que el humo de tabaco siempre es nocivo para la salud, a no ser que el mismo sea expelido por los pulmones de una figura de la realeza, en cuyo caso sale completamente purificado e incapaz de producir molestias.

El rey Juan Carlos, en visita por la Cumbre Iberoamericana, almorzó este pasado fin de semana en El Palenque, restaurante del Mercado del Puerto. Mientras la prensa aguardaba su salida, se supo que Su Alteza había cumplido dentro con su habitual costumbre de fumarse un habano luego de comer, a pesar de la prohibición que rige en el país.

Si bien los periodistas no tuvieron acceso a una charla con el rey en ningún momento, periodistas de Canal 12 lograron entrevistar al dueño del restaurante El Palenque. El empresario intentó ocultar el hecho al principio pero se traicionó luego en la propia charla.

Al comienzo, aclaró con una semi-sonrisa que no lo había visto fumar el habano, pero confesó luego que de haberlo hecho tampoco lo diría. Dos minutos más tarde, broma va, broma viene, el empresario declaró: "Con el rey se puede hacer una excepción y que se fume un habanito, creo yo".

Como el cronista lo tomó a chanza y siguió insistiendo con el tema en forma jocosa, el hombre tomó confianza: "Ya que va a hacernos el favor de mediar en el conflicto de Uruguay y Argentina, bien lo podemos dejar fumar un habano", concluyó.

Al empresario Esteban Silva no le fue tan bien por fumar en su restaurante, pero tuvo varios errores, entre ellos uno fundamental: no tener vínculos con la realeza española.