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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

El secreto de sus ojos

Cristina Morán canta 'Las 40'

"Era muy llorona, pero ahora no. No es que me haya endurecido, aprendí a ver las cosas desde otra perspectiva"

19.11.2012

Lectura: 18'

2012-11-19T16:25:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

La pucha... los ojos que tiene esta mujer. A los 82 años conservan ese brillo que seguramente deslumbró a quien pensó en ella como el primer rostro femenino de la televisión uruguaya, hace más de medio siglo. Ojos verdes, luminosos, que antes encandilaron a los visitantes que subían al ascensor de la tienda La Ópera. Allí los recibía y guiaba, con 14 años: "Tercer piso, sección corsetería: fajas, visos, enaguas, adelante por favor. Buenas tardes". Y la sonrisa, inexorable, que también permanece invicta.

Desde aquel ascensor emigró a Radio Carve Cristina Morán, y más tarde formó parte de la primera generación de conductores o presentadores de nuestra televisión. Demoró más de una década en verse en una pantalla, fue de las últimas porque estaba del otro lado, cuando todo era en vivo. Galpones precarios, una sola cámara, poca luz, blanco y negro, iba de un quiosquito a otro promocionando las ofertas de la semana, alternándose con otras figuras inaugurales de aquella TV: Rodríguez Tabeira, Carlos del Valle, Sara Otermin.

Lo particular es que "su época" también es ésta. Hace teatro, publicidad, escribe, libreta, va y viene como si el tiempo no se atreviera ante su voz potente y el persistente magnetismo de sus ojos de esmeralda. Entra al bar con paso decidido, utilizando su celular para comprar el tiempo necesario de estacionamiento, "octogenaria" que conduce desde El Pinar hasta el impenetrable Centro de Montevideo y se queja de que cada vez le exigen más cosas para darle la libreta. Estamos en uno de sus reductos, saluda a los mozos como una antigua parroquiana y a la gente que pasa frente a la ventana y la distingue entre todos, como una vieja conocida. No hay forma de confundirla y de no identificarla. Ella retribuye cada uno de los gestos con su propia, encantadora receta, mano en alto y sonrisa al vuelo.

Hay muchas historias detrás de su historia. Confesa llorona -aunque en otros tiempos, aclara- también de eso está nutrido el fulgor sus ojos: de lágrimas, porque no todas fueron rosas. Pero, como en el ascensor de La Ópera, la fonoplatea de Radio Carve, el set de televisión o el bar de esta entrevista, la última palabra es una sonrisa.


1) Pertenecés a la primera generación de presentadores y conductores de televisión, ¿qué tenía esa gente?
Formación. Pero entiéndase, no formación académica, porque no había. Teníamos vocación y formación. Yo entré por un concurso a Radio Carve, pero antes de empezar a salir al aire hice dos meses de práctica interna, con Julio Cabot, que fue la voz de la radio. Porque en la radio además de tener buena voz tenías que pronunciar bien, conjugar bien los verbos y también tener buena presencia, porque ibas a la fonoplatea.

2) También fuiste la primera mujer en la pantalla. ¿Qué sentiste la primera vez que te viste?
Bueno, casi todos los que empezamos la televisión en 1956 nos vimos recién por fines de la década del 60, porque no había videotape. Era todo en vivo, no teníamos ninguna referencia. Cuando me vi por primera vez en televisión, ya en la sede de Canal 10 en la calle Lorenzo Carnelli, dije "¡gorda, qué hacés acá, andate para tu casa!" Tenía veintipico de kilos más, soy de la época de las mujeres rellenitas. Había muy mala luz, no había maquillaje. Te maquillaba un señor que se llamaba Cardama y te ponía como polvo de ladrillo, la gente que me veía en televisión y después me encontraba por la calle me decía: "¡Ay pero usted es blanca!" Además te engorda cuatro o cinco kilos y te aumenta en edad, cuatro o cinco años. La televisión es muy cruda, no es como el espejo, que te dice la verdad.

3) ¿Recordás algún papelón en aquellos primeros tiempos?
Sí claro. En esa época en que era todo en vivo, se hacían los "quiosquitos" y cada uno hacía su comercial allí. Tabeira, Carlos Del Valle, Sara Otermin, yo, y la única cámara paneaba. Por esos años se estaba exhibiendo una película brillante llamada "Un rostro en la muchedumbre", que trataba de un individuo lanzado a la vida política que había hecho tabla rasa con todos. Su mujer -creo que era la mujer- era la que lo apoyaba, le armaba la publicidad, las campañas y ese hombre se había transformado en un monstruo. Un día en un acto, cuando termina, la mujer deja abierto el micrófono y el hombre abre los brazos y dice "síganme corderos, ovejas"... se terminó su carrera. En esa misma época yo hacía la publicidad de un pelapapas y lo peor que te puede pasar en una publicidad en vivo es que el elemento que publicitás no funcione. Entonces el camarógrafo cerró el plano en mí y alguien puso las papas peladas. Pero había quedado abierto el micrófono y yo dije: "Menos mal que estaban estas papas peladas, si no mirá qué papelón". Después me sentí como el protagonista de esa película. Quedé expuesta. A Del Valle le pasó una vez que probó una licuadora, otra, otra y al final una funcionó pero salió todo para afuera.

"La gente que me veía en televisión y después me encontraba por la calle me decía: ¡Ay pero usted es blanca!"

4) Como periodista de televisión viviste un hecho histórico: la llegada de Perón a Argentina en junio de 1973, lo que se conoció como "la masacre de Ezeiza".
Sí, el 20 de junio del 73. Me costó mucho convencer a don Enrique De Feo, él no quería que fuera. Decía que era peligroso. Y bueno, fuimos con el camarógrafo, que era Carlos Pombo, y con la asistente -no existía la productora- que era Berta Márquez. Ocurrió lo que ocurrió y pudimos salvar nuestras vidas.

5) ¿Dónde estaban ustedes?
En el palco. Salimos a las 6 de la mañana del hotel, en el centro de Buenos Aires con un señor llamado Marino que era del movimiento peronista. Era todo con un estilo muy porteño, con una canasta con bebidas, sándwiches... y era todo una locura desde que salimos del hotel. Había que ir a paso de hombre, de pronto el auto se oscureció: arrojaron frazadas por encima y no sabíamos lo que pasaba. Después las sacaron y el auto estaba todo graffiteado con consignas peronistas. Él nos decía que bajáramos los vidrios y saludáramos con la los dedos en "V". Y eso hacíamos. Al final llegamos como a las 11 de la mañana.

6) ¿Toda la prensa estaba en el palco?
Sí. Y estaba la orquesta del Colón tocando la marcha peronista cuando empezó el tiroteo. Ahí nos dijeron "cuerpo a tierra", me empujaron, caí al piso. Todos quedamos en el piso, los músicos se tapaban con los instrumentos porque empezó una balacera cruzada. De un lado era el ERP y del otro los Montoneros (N. de R.: en realidad el enfrentamiento fue entre las columnas de Montoneros y la derecha peronista). Arriba, en la cabina, estaba Edgardo Suárez, una de las mejores voces que yo he escuchado en mi vida, peronista, que era el locutor junto con Leonardo Favio.

7) Favio era el presentador del acto.
Eran los dos, se alternaban, pero el gran locutor era Leonardo Favio. Cuando empieza el lío Leonardo Favio adelantó la suelta de 18.000 palomas, mil por cada año de exilio de Perón, y ahí pensamos que nos ametrallaban desde el aire. Imaginate lo que son 18.000 palomas largadas todas juntas. Entonces, largó eso y largó el himno argentino, que ahí supe que lo sabía cantar, porque lo canté todo, tirada en el piso. Cuando logramos salir reptando nos metimos en un camión de Canal 7, todo agujereado de balas. Yo les dije a los compañeros "acá no podemos estar", entonces salimos de ahí y nos dijeron "no corran, caminen". A todo lo que se movía le disparaban, entonces no había que correr.

8) ¿Viste gente herida o muerta?
Sí, por supuesto. Cuando íbamos caminando, miro para arriba y veo en el "trébol" (cruce de vías de tránsito) un hombre con un arma en la mano apuntándonos. Un hombre muy bien vestido, con un sobretodo de pelo de camello que se usaba mucho, peinado a la gomina. Levantamos las manos, yo traté que se abriera mi tapado para que viera el cartel con la acreditación de periodista. Entonces el hombre levantó el arma y nos dijo que pasáramos. Y ahí arrancamos para una casa que tenía alquilada United Press y nos fuimos a guarecer ahí. Estaba llena la casa. Yo quería hablar por teléfono, avisar al canal que estaba bien. Sonaban las sirenas de las ambulancias, se atendía a la gente ahí en el pasto. Vimos levantar a individuos de los pelos a cadenazos... Y llegamos ahí y había una periodista extranjera hablando por teléfono y no lo largaba nunca, entonces le corté la comunicación y le dije "discúlpeme pero yo también tengo que hablar". Yo quería dar tranquilidad, mi hija tenía 10 años y había quedado acá a cargo de los vecinos.

9) ¿Hicieron transmisión en directo para acá?
No, no. Pude hablar por teléfono, salí al aire con Omar Defeo, que era quien hacía el informativo y llamé a mi hija.

10) ¿Qué pasó después?
Para salir de Ezeiza entramos a caminar, porque habían desaparecido todos: no había policía, no había soldados... Cuando la cosa se fue calmando, en la noche, apareció la policía. Hay un quiosco a la salida de Ezeiza y cuando llegamos ahí, soldados: "manos arriba, deténganse". Mostramos las credenciales, expliqué que éramos uruguayos y Uruguay es un nombre que abre puertas, aunque la gente no lo crea. Entonces nos dijeron que había un ómnibus que estaba esperando gente que no había vuelto, le expliqué al dueño lo que ocurría y me dijo que el ómnibus estaba alquilado por un señor que estaba ahí con una mujer. Hablé con él y me preguntó cuántos éramos: "tres" le dije. Y le dijo al chofer: "Suben ellos y nadie más". Era un ómnibus de La Rioja que había perdido a su gente y entonces dio toda la vuelta, volvió a entrar al aeropuerto y cuando pasamos por el hotel de Ezeiza tuvimos que escondernos porque estaba lleno de periodistas que querían salir, estaban desesperados, porque el hotel se había transformado en una cosa muy fea. Y no dejaron subir a nadie. Llegamos a nuestro hotel como a las 12 o la una de la mañana y los que estaban allí decían: "¡los uruguayos están vivos!" Esa fue la historia.

11) Tuviste miedo, me imagino.
Sí, sí, claro. Temimos por nuestras vidas. Nunca sabés cómo podés reaccionar: podés llegar a la histeria o podés mantener la calma. Y yo mantuve la calma, le pedía a los compañeros que por favor tuvieran tranquilidad, que no corrieran. A todo lo que corría le disparaban. Ahora, ¿dónde tenían las armas esos tipos con los cuales habíamos estado hablando? Ese que apareció en la revista Gente, levantando un arma, arriba del estrado, había estado hablando con nosotros.

"Cuando íbamos caminando, miro para arriba y veo en el ‘trébol' (de Ezeiza) un hombre con un arma en la mano apuntándonos"

12) El coronel Osinde, encargado de la seguridad del acto.
Ese hombre había hablado con nosotros, porque habíamos ido al baño y cuando volvimos no nos dejaban subir al estrado, y entonces apareció este tipo y dijo: "Las compañeras suben". Nunca supimos quién era. Él había comido sándwiches con nosotros, pero no sabíamos quién era. Fue muy fuerte todo lo que nos pasó. Después estuve cuando murió Perón.

13) ¿Qué pensás de Perón?
Fue un personaje fuerte, que marcó a la Argentina. Me parece que lo peor que le pudo pasar fue que Eva se muriera. Pero pienso que todo tiene su tiempo y esta mujer murió justo, murió en el momento en que tenía que morir, lo cual me da mucha lástima, no pude conocerla y me hubiera encantado. Un personaje impresionante, una mujer poderosísima y con las manos totalmente vacías.

14) Aquella de Ezeiza, ¿fue la única vez que sentiste miedo en el ejercicio de tu profesión?
No, fue la única vez que sentí que arriesgaba la vida, pero que tuve miedo debe ser una de las tantas veces. Normalmente en los aviones tengo miedo (se ríe). Por muchos años no quise atravesar la cordillera en avión, tenía miedo en avión, pero mi primer viaje largo fue atravesando la cordillera, a México. Pero fue impresionante, la cordillera desde arriba es... no podés creerlo.

15) En un reportaje del semanario Voces dijiste que sos una persona de izquierda.
Sí, soy sí.

16) ¿Siempre lo fuiste o hubo algún cambio en tu vida?
Pienso que siempre fui, lo que pasa es que (la izquierda) no existía. Era Partido Colorado y Partido Nacional. Mi mamá era hija de italianos y de estirpe colorada, porque los italianos estaban del lado del viejo Batlle. Papá no, era muy libertario, yo pienso que le gustaban los anarcos.

17) ¿Votaba a los blancos?
No, no, no sé lo que votaba, nunca lo dijo. No se hablaba de esas cosas. Pero mamá siempre tuvo simpatías por el Partido Colorado, batllista; como decía mamá: "De don Pepe eh". Para ella el batllismo era de don Pepe y no existía otro. Cuando muere don Pepe, en el año 1929, mi hermano tenía tres años y mi mamá fue con él de la mano acompañando el cortejo. Fue un genio total, porque además manejó su vida política como un genio.

"Pienso que siempre fui de izquierda, lo que pasa es que (la izquierda) no existía. Era Partido Colorado y Partido Nacional"

18) Tenés un mal trance con la izquierda: algunos te silbaron en aquel acto del Obelisco, en noviembre de 1983.
Pero yo no sé si fue la izquierda. A mí siempre me quedó la duda, fue un grupúsculo ahí, extraño, que no sé si fue la izquierda. Creo que fue una cosa organizada contra mí pero no precisamente por la izquierda. Yo ya había tenido un aviso, en las internas de 1982.

19) ¿Qué pasó allí?
ACF era la lista de Wilson (Ferreira) y fuimos a la calle Colonia, donde estaba la sede porque hablaba Fernando Oliú, un señor, un caballerazo. Y ahí ya tuve un aviso, alguien gritó: "qué hace esa comunista, esa bolche". Yo me le quise tirar encima y ahí me pararon los compañeros. Si yo hubiese hecho caso a ese aviso no hubiera ido al acto del Obelisco. Pero se portó muy mal un hombre llamado Walter Nessi, que era el secretario de Sanguinetti, porque él era el presentador, y me invitó a que me fuera. Me lo dijo al oído. Y yo me fui porque me tuve que ir, no porque él me lo dijera. Y nadie, nadie del estrado se puso a mi lado. Nadie. Es decir, ninguno sirvió para nada.

20) ¿A quién te referís? ¿A los políticos de todos los partidos que estaban en el estrado?
Sí, todos. El único que me llamó después por teléfono a casa fue el querido Hugo Batalla. El único. Y le dije: "Hugo, vos tampoco te acercaste". "No Cristina, estaba atrás de todo, pero estaba ahí". Pero fue el único que me llamó.

21) ¿Quién te había invitado a participar en la conducción del acto?
Walter Nessi, que estaba en la organización. El querido (Germán) Araújo, que estaba parado ahí, no se acercó. Es decir: en ese momento yo contaminaba. Alguna gente es tan mediocre, tan pequeña de cabeza y de sentimientos, tan interesada... yo parecía una leprosa, contagiaba. Pero me quedé hasta el final del acto, a un costado con mi hija. Y después salí, yo vivía en el Parque Batlle y no fui por el lado de adentro porque era imposible, era una marea humana, salí por el lado de 18 para tomar Acevedo Díaz. Iba con mi hija y nadie me dijo una sola palabra, la gente se abría. Nadie me dijo ninguna grosería, ninguna palabra de apoyo tampoco, es verdad. Pero la actitud era buena.

22) Me imagino que te habrás ido muy mal.
Por supuesto, cómo no me voy a ir mal. Me fui horrible. Y te voy a decir una cosa: hoy hice una excepción, porque no quise hablar más de esto. Ya está todo hablado, no hay más nada que decir. Siempre digo una cosa: yo estoy aquí, ¿dónde están ellos? Nunca supe dónde están ni quiénes fueron. Yo soy ésta que estoy acá, pero ellos no sé.

"Creo que (la silbatina en el acto del Obelisco en 1983) fue una cosa organizada contra mí pero no precisamente por la izquierda"

23) Has dicho que no sos nostálgica. ¿Se puede no ser nostálgico en el Uruguay?
Bueno, es un aburrimiento ser nostálgico.

24) Pero éste es el país de la nostalgia, dicen.
Y por eso, son aburridos. Lo del "paisito" estuvo muy bien en su momento, pero basta. Somos un país, empecemos a pensarnos como tal. Siempre estamos con bajones, si te hacés una casa en Punta del Este es "un ranchito". Además, siempre el uniforme: saco azul, pantalón gris, botones dorados... cambiá un poco. Yo no soy nostálgica ni depresiva, nada que ver.

25) También has dicho que tuviste cuatro amores importantes.
¡Debo haber tenido muchos más! (se ríe a carcajadas) Dejémoslo así.

26) ¿Hay uno que es el amor de tu vida?
A esta altura, 82 años, no me acuerdo (vuelve a reírse).

27) ¿Sufriste el machismo en los medios?
No en los medios, el machismo está en la sociedad.

28) ¿Sigue siendo ésta una sociedad machista?
Por supuesto. Hablame de mujeres -y no me hagas casuística- en cargos gerenciales.

29) Hay más que hace unos años.
Sí, claro, por Dios, si no nuestra lucha no hubiera servido para nada. Pero sigue habiendo un gran machismo.

30) ¿Alguna vez sufriste acoso sexual?
Noooo, no, no. Yo tenía 17 años cuando entré a la radio, era la nena. Los códigos eran distintos, las maneras eran distintas, me cuidaban. Y si alguno se tiró un lance alguna vez de invitarme a tomar un café, un whisky, lo que fuere, eso no es acoso. Te sentís halagada, a no pavear tampoco.

31) Tenés un lugar en el Espacio Soles, en la peatonal Sarandí. ¿Qué significa para vos?
Ah, sí, una suerte de reconocimiento de toda una vida dedicada a esto y con una línea de conducta de la cual nunca me aparté. Nunca me aparté de mi forma de ser, de pensar, de mis amores, de mis amigos. Difícilmente yo no soporte a alguien, soy querendona, me gusta la gente, el diálogo, la comunicación, me gusta tocar a la gente, darle un abrazo.

32) ¿Tenés enemigos?
Ah no sé, en todo caso lo sabrá él, yo no tengo la menor idea.

33) ¿Pero hay alguien que vos consideres tu enemigo o enemiga?
No, no.

34) ¿Hay gente que te ha traicionado?
Sí, por supuesto. Eso va a existir siempre, pero a esa gente la borrás. Nunca hay que levantar el dedo contra alguien, hay que esperar nada más.

35) ¿Esperar qué?
Que pase el cadáver de tu enemigo, del que te traicionó o como le quieras llamar. Y pasa, mirá que pasa.

"Cuando empezás a perder a los que amás, a tus viejos, a tu hermano, a tus amigos queridos, o los ves sufrir, ya no llorás"

36) Dijiste también hace poco que llorás muy seguido.
No, lloraba. Era muy llorona, pero ahora no.

37) ¿Te gastaste todas las lágrimas?
No, por suerte no, siempre tengo alguna. No es que me haya ido endureciendo, aprendí a ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando empezás a perder a los que amás, a tus viejos, a tu hermano, a tus amigos queridos, o los ves sufrir, ya después no llorás. Es todo por dentro.

38) ¿Pensás en la muerte?
Todos pensamos en la muerte en algún momento, y cuanto más transcurre el tiempo y más años tenés hay una tendencia a pensar. Pero soy una mujer muy positiva, no me doy tiempo a pensar en eso. Escribo, hago teatro, manejo, voy y vengo, tengo amigos, voy a actos sociales, voy a espectáculos, leo, hago palabras cruzadas, hago todo para que mi mente esté siempre ocupada. No le doy tiempo a que aparezcan bichos raros por ahí.

39) ¿Qué hay después de la muerte?
Nada. Tal vez haya otra vida pero no sé... cuando me pase te lo cuento, te mando un mensaje de texto desde allá.

40) ¿Qué cosa no has hecho y pensás que ya no vas a poder hacer?
Cantar. Y ser abogada penalista. Pero me hubiera gustado mucho cantar, en una época tomé clases de canto y dejé por el trabajo. Este trabajo te exige mucho, por eso te tiene que correr por las venas como si fuera tu sangre.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López