El 2 de abril de 2018, cerca de la 1 de la mañana, un grupo de cinco "presuntos consumidores" de droga ingresó al patio de una vivienda para hurtar las plantas de marihuana que tenía allí su propietario.
Cuando ya se retiraban del sitio llevando las ramas, caminando por un sendero vehicular de un baldío hacia la Avenida Batlle y Ordónez, fueron sorprendidos por el dueño de la casa, que alertado de la presencia de extraños por el ladrido de los perros, salió con un arma blanca.
En ese sorpresivo encuentro, el joven que encabezaba al grupo le preguntó al hombre (sin saber quién era) si conocía la salida del predio. El dueño de casa le dio entonces varios puntazos, uno de ellos en el corazón. Inmediatamente hirió a otro de los jóvenes en el tórax (un adolescente). Los demás jóvenes se dieron a la fuga tras el incidente, sin saber la entidad de la agresión.
El adolescente herido acompañó al que estaba más grave hasta que este "se desmayó y no habló más", según declaró luego. Otro de los jóvenes logró interceptar a un taxista y pedir ayuda, llamando al 911. La Policía encontró dentro del baldío al fallecido, mientras el herido ingresó a CUDAM de madrugada.
El autor del homicidio permaneció oculto en Maldonado durante dos semanas después del crimen, hasta que narró a un amigo cercano que cinco personas le estaban robando las plantas y él atinó a "darle una puñalada sin querer a un botija".
Esta declaración fue esencial para dar con el homicida, ya que las dos hermanas del fallecido vieron a este hombre (al confidente del asesino) rondando el lugar. Lo ubicaron en su domicilio y tras confirmar que era amigo del hombre que había desaparecido dieron aviso a la Policía. Este joven dio cuenta entonces de la participación de su amigo en los hechos.
El imputado fue detenido poco después y se lo formalizó por la presunta comisión de un delito de homicidio, con la imposición de prisión preventiva en carácter de medida cautelar.
Meses después, tras la investigación judicial, el joven de 22 años fue condenado como autor de dos delitos de homicidio ( uno de ellos en grado de tentativa) a la pena de nueve años de penitenciaría con descuento de la prisión preventiva cumplida.
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