Gabriel Peveroni imprime, a primera vista, una personalidad tímida. De esas personas a las que les calza a la perfección ese "anonimato" detrás de las letras. Editor en Caras y Caretas, autor de tres libros y dos obras teatrales, corresponsal de Rolling Stone, productor de un programa televisivo y conductor de otro en radio, Gabriel es un tipo, sin lugar a dudas, de medios."/>
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CON EL PERIODISTA GABRIEL PEVERONI

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Gabriel Peveroni imprime, a primera vista, una personalidad tímida. De esas personas a las que les calza a la perfección ese "anonimato" detrás de las letras. Editor en Caras y Caretas, autor de tres libros y dos obras teatrales, corresponsal de Rolling Stone, productor de un programa televisivo y conductor de otro en radio, Gabriel es un tipo, sin lugar a dudas, de medios.

Pero al entrar en diálogo, rápidamente la supuesta tranquilidad es olvidada cuando, analizando los temas relacionados con su profesión, entra en un extraño estado colérico...

Aquí se resume lo esencial de la entrevista mantenida en las oficinas de Montevideo COMM.

 

¿Aprendiste a escribir en algún lado?
- No, aprendí leyendo y tropezando. Hice algún taller y esas cosas, pero sobre todo creo que se aprende leyendo. Y hay una gran escuela que es el periodismo; que ahora está un poco devaluada. Bastante devaluada. Pero cuando yo empecé, en algún caso, como escuela servía. Pero más que nada leyendo.

¿Por qué decís que está devaluada?
- Porque yo creo que se escribe muy mal. Se escribió siempre muy mal. Creo que se cuida poco la escritura, en el periodismo escrito sobre todo. Basta con tener la Rolling, leer Clarín, un diario español, brasilero... la prensa argentina también está un poco devaluada. Pero te das cuenta de que acá se escribe mal.

Realmente. Hay algunos columnistas, o algunas personas que escriben bien, pero no hay editores. Es todo un tema.

 

Confesó que lo que mayor placer le da es escribir obras teatrales. Que sus mentores fueron Müller y Koltés. Que debutó con una adaptación de Bukowski, más tarde en la premiada "Sarajevo esquina Montevideo" y ahora con "El Hueco"...

 

El Hueco... ¿de dónde surge la idea?
- La idea surge del grupo (Deteneos) que ya estaba investigando sobre el tema de las tribus urbanas...

¿Qué son las tribus urbanas?
- Es que no sé... Cuanto uno se pone más a investigar en un tema, cada vez sabe menos. Ellos tenían definido que querían hacer algo. Subirse a ese tipo de proyectos es muy riesgoso. A mí hay cosas en que me gusta arriesgarme, en esta me gustó. Era meterse a hacer algo que no sabía que iba a pasar.

El tema de tribus urbanas, era difícil de encontrarle una vuelta artística. Digamos, que me gustara meterme sin caer en algo descriptivo o algo social. Había que ser muy hábil para buscarle la vuelta y justificar eso en Uruguay 2004.

Creo que la crisis en Uruguay es mucho más grande, sobre todo a nivel de la juventud, que excede el estudio europeo/norteamericano de las tribus urbanas de pandillas en las ciudades. Entonces se eligió una salida mucho más esteticista, como del arte dentro del arte. Hay miradas a "La Naranja Mecánica", hay miradas a los skinheads, hay cosas que no son propias, pero que son asimilables (...).


¿Por qué llama tanto entonces esta obra?
- Yo creo que en cuanto al teatro, a la movida joven uruguaya, le falta mucho riesgo. Le falta contar historias que sean más cercanas. Aunque esto no sea totalmente identificativo de Uruguay, es cercana. Cercana a cierta cultura rock, juvenil, en el imaginario.

Yo creo que salvando algunos. Algún trabajo de Mariana Percovich, o de Coco Rivero o Roberto Suárez; no hay un teatro que se conecte directamente con la gente que tenga menos de 40 años.

El teatro uruguayo va envejeciendo. Yo no digo que no se hagan determinados autores o determinadas estéticas, simplemente que sólo se hace eso... y el público del teatro tiene un promedio de 60 años (...).

 

Pero como periodista ligado a la cultura, quisimos conocer su pensamiento en otras realidades de nuestro país, que abarcan algo más que el mundo del teatro...

 

Ahora también pasando por otras ramas de la cultura como la música, las producciones audiovisuales, y el mismo teatro... es innegable que hay un resurgimiento de lo hecho acá... ¿cómo entendés vos este fenómeno?
- Mirá, hay cosas que me parecen bien. En el teatro, específicamente, se da una cosa muy simple -incluso si revisás la cartelera de ahora y la de hace 5 años-: el dólar está más caro, se arriesgan menos los inversores privados, el teatro independiente está cada vez peor, entonces si vos querés hacer una obra de Koltés, te sale un huevo. Así es que se están buscando escritores nacionales.

Yo, que en cierta forma haya estrenado dos obras, no sólo obedece al hecho de que a María (Dodera, directora de El Hueco) le haya interesado. También hay otros autores que están estrenando. Hoy hay un teatro uruguayo bueno, malo, regular, horrible... lo que me parece bien; pero no se puede perder de vista lo que pasa afuera.

Si uno entra a una disquería, ve que el gusto musical se está abaratando de una manera brutal. Si ya no se consumían buenos productos cuando el dólar era barato, y entendiendo que el gusto decae mucho por lo que es la publicidad de las multinacionales, ahora que el dólar está caro, es peor.

Y eso sí me asusta.

¿A qué te referís cuando decís que "se abarata el gusto"?
- A que se abarata: el gusto y los creadores. Si acá no tenemos más muestras de Teatro Internacionales, porque no hay plata para traerlos, termina siendo teatro para uruguayos. Es todo un círculo y en realidad te vas yendo para el tacho.

Si el rock uruguayo crece, crece, crece... y sólo oímos a Bersuit y a dos o tres grupos más, y no vienen bandas como Beastie Boys, ni nadie más porque no interesa venir a Uruguay; nos quedamos haciendo un rock criollo a espaldas del mundo. Porque ni siquiera escuchamos lo que está pasando afuera.

Me parece bien que hagamos cosas acá, pero no a expensas de no escuchar, no ver o no tener acceso, sobre todo, a lo que se hace afuera. Porque el mundo es impresionante.

Y creo que, buena parte de la movida de cosas, más allá de que todos queremos hacer lo mejor posible -en las áreas que sea-, y que hay talentos como Stoll y Rebella, los gurises que hacen revistas como Pimba!; Latejapride*, Loopez... hay cosas que están bien. Pero creo que se dio más por un tema económico puntual, que por un hecho cultural real.

Va tan de la mano, que lo económico determina lo cultural. Entonces, no abrazo a ninguno de los dos sistemas: ni el dólar barato, ni esta cosa que no podés comprar ni un disco, ni un libro. ¡¡Ya no llegan libros!! Y eso es triste.
Está bien que nos conozcamos entre nosotros y que podamos hacer cosas, pero...

¿Se trata hoy en día de una valoración de lo cultural porque no nos queda otra?
- A mi me parece fenómeno que exista esto... Lo que de repente me molesta es que sólo haya esto. O que vayas a una disquería y en donde dice Rock Latino, sólo encuentres rock uruguayo. Y me parece que Latinoamérica es algo mucho más que Uruguay.

O sea, que no encuentres discos españoles, que no encuentres discos mexicanos y que de lo argentino llegue sólo una parte.

Es como pasa con la televisión, se dice "que mierda la televisión argentina"... ¡¡pero si nunca vimos "Todo por 2 pesos"!! Le compran lo peor, por los arreglos que tienen los canales. Si no vemos lo mejor de los argentinos, no los critiquemos. Tienen una televisión de la putamadre que nosotros no vemos ni vamos a ver nunca. Vemos "Crónica", Tinelli y alguna cosita de Suar.

Es todo un debate para mi todo eso.

Y vos, como escritor dentro de la Rolling, ¿cómo ves a la revista parada en este tema?
- Es increíble la pegada que tiene La Rolling. Acá. La Rolling se consume más que en la Argentina, ya que en la Argentina tiene una competencia durísima. Es la revista que más se lee  de todas. Tiene más preponderancia que los diarios. Es increíble, vende 5.000 por lo menos.

Y eso demuestra que la gente quiere leer buena prensa. La Rolling para mí es una buena revista. No quiere decir que sea absolutamente discutible, en casi todos sus términos editorialmente. Pero eso ya entra en otro tema, si no te gusta hacé tu propia revista, tenés internet, hacé un fanzine, o lo que quieras.

A lo que íbamos. Rolling Stone está bien escrita, muy bien escrita. Hay buenas notas, buenas notas traducidas, hay fotos de la putamadre... Es un revista digna de cómo se deben hacer bien las cosas. Eso demuestra que la gente busca las buenas cosas.

Lamentablemente si hay muchas cosas en las cuales uno no puede estar de acuerdo con la Rolling Stone: que tiene demasiada promiscuidad con los sellos...

¿Cuál es tu función dentro de la revista?
- Yo soy corresponsal. Me gustaría no ser corresponsal y ser escritor de la revista. Pero vivo acá y bueno... Me gustaría más escribir de otras cosas y que argentinos se ocupen de acá. Eso me lleva a que constantemente esté escribiendo de Uruguay, esté seleccionando.

¿Sos un periodista cultural?
- Si, yo creo que si.

¿Cuál es el rol que crees que tenés que jugar vos?
- Para mi es: hay que estar constantemente abriendo una ventana a lo que pasa en el mundo y siguiendo lo que pasa acá en Uruguay. Eso en todos los ámbitos. En el cultural, que es el que domino, pero en otros ángulos también.

Yo también trabajo en televisión, en TV Ciudad, ahora voy a hacer un ciclo que se llama "Testigos" que se trata de entrevistas a personajes; y siempre creí en algo que es el rescate de la crónica. Marcar la crónica, de lo que está sucediendo.

Me interesa mucho el pasado, y me interesa también llegar a tiempo con las cosas. Pese a que ahora está muy complicado para trabajar.

¿Por qué está muy complicado?
- Y porque el periodismo no es el mismo que cuando yo tenía 25 años. Cuestión de plata y de horas. Y de importancia que se le de a lo cultural por parte de las editoriales.

Cada vez es menor...
- Claro. ¿A qué me refiero con la crónica y el rescate? Acá en los 90 hubo una movida teatral muy fuerte: con grupos como "Con el perdón de los presentes" o los primeros trabajos de Roberto Suárez. Fueron en los años 90. Prácticamente no hay registro audiovisual, ni gráfico, ni nada de eso. Murió, lo aplastó el tiempo. Y fueron cosas muy fermentales. Si no hay registro de eso, los que hacen Teatro Joven ahora, no lo vieron ni van a tener forma de verlo, cosas que hicieron hace 10 años. Entonces estás siempre empezando de cero...

Si estamos siempre con China Zorrilla, y esas cosas... El periodismo cultural, tiene también su misión de mostrar y hacer un balance entre lo conservador y lo innovador.

¿Es un problema que tiene que ver con la cúpula de los medios?
- Lo que pasa es que no es problema de estructuras. ¿De qué vamos a estar hablando si los diarios no tienen críticos de teatro? Los dos diarios principales del Uruguay, El País y El Observador, no tienen críticos de teatro. Y los otros diarios son un desastre, además. No tiene ni corrector, como La República que es un desastre.

Cuando yo empecé a trabajar ibas a la sección de cultura y había cuatro o cinco personas. Ahora hay uno, uno y medio. Y no están calificados.

¿Qué nos espera?
- Y no sé, que mejore. Que esté la Rolling Stone funcionando tan bien, da para hablar que hay espacios no aprovechados por los empresarios uruguayos. ¿Es muy difícil? Claro que es muy difícil. Que el diario El país, o El Observador o quien sea, no sea capaces de pelear ese nicho de mercado, es por propios errores de ellos.

Internet lo que da es que se genere cierta memoria crónica. Creo que uno de los mejores diarios que hay en información, es el de Emiliano Cotelo en Internet, si querés saber de un personaje. Y llegado el caso, es uno de los mejores diarios que hay. DelUruguay.net en rock. Uds también lo son. Ahí hay información.