Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Ahora sí, ahora no

Brasil: uno de cada cuatro puestos de trabajo ya es en la polémica modalidad de “contrato intermitente”

Puesto en vigor en noviembre pasado, el nuevo sistema hace que el trabajador esté “a la orden” para cuando lo llamen, y cobre en consecuencia.

15.08.2018 10:27

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2018-08-15T10:27:00-03:00
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Montevideo Portal

Los contratos de empleo intermitentes creados en 2017 con la aprobación de la reforma laboral ya llegaron a ser a una de cada cuatro ocupaciones del mercado formal en el país norteño.

De los 162.000 puestos de trabajo creados en el país entre abril y junio de este año, casi diez mil -o sea, el 6% del total- fueron de contratos intermitentes. Incluso en junio, cuando el total de despidos en el mercado formal superó el de contrataciones, el saldo de movimientos de contratos intermitentes permaneció en positivo, informa el periódico paulista Folha.

El contrato intermitente se caracteriza por la ausencia de jornadas fijas. El trabajador es convocado de acuerdo con la necesidad del empleador y puede optar por atender o no la convocatoria.

Aunque se concentran en cargos de baja especialización -como los vendedores, personal de servicio y vigilantes--, las contrataciones intermitentes también son utilizadas por las empresas para funciones que exigen mayor calificación. Según abogados especializados en asuntos laborales, hay mucho interés de los empleadores por el nuevo régimen.

"Las empresas ven [el contrato intermitente] como opción para momentos pico de trabajo. Así evitan la sobrecarga de los equipos y los costos con horas extras", afirma Cleber Venditti, socio de la oficina Mattos Filho, en declaraciones al citado medio.

Adoptado con el objetivo de aumentar la flexibilidad en el mercado de trabajo, el contrato intermitente ha generado polémica. Sus defensores argumentan que, al facilitar el registro temporal de empleados, el formato contribuirá a la generación de puestos de trabajo y a la caída de la informalidad.

Los opositores temen que los nuevos contratos lleven a un aumento de la precarización, al facilitar la transformación de puestos de trabajo admitidos en los regímenes tradicionales -con jornadas de 40 a 44 horas semanales- en mano de obra flotante.

Para el economista Sergio Firpo, eso indica que había una presión del mercado de trabajo por contratos más flexibles. En el actual contexto de lenta recuperación de la economía, la duda de los especialistas es si los vínculos intermitentes se están convirtiendo en horas efectivamente trabajadas o si muchos de los profesionales que han firmado los nuevos contratos han permanecido la mayor parte del tiempo en la reserva, sin ser convocados.

Un informe elaborado por Folha en junio reveló que los datos del Ministerio de Trabajo todavía no ofrecen respuesta a esta cuestión. Cada nuevo contrato entra en la estadística oficial como un puesto de trabajo creado, independientemente de las horas trabajadas por el nuevo empleado en ese mes. La cartera dice estar analizando la información proporcionada por los empleadores y que publicará un balance al respecto.

Según Firpo, es probable que, en momentos de recesión o crecimiento lento como el actual, los profesionales intermitentes trabajen "menos de lo que le gustaría".

"La renta de esos trabajadores va a reflejar de manera más inmediata lo que sucede en la economía", dice. En compensación "tienden a pasar menos tiempo como desempleados", señala el economista.

"Al facilitar las contrataciones temporales, la reforma permite a los empresarios ajustar su necesidad de mano de obra más rápidamente", añade. Otra presunta ventaja sería permitir la inserción de profesionales que busquen arreglos más flexibles.

"El trabajo intermitente es algo que siempre existió y debería tener una regulación. Pero tendría que apuntar prioritariamente a quienes tienen más disponibilidad de tiempo, como ocurre con estudiantes y jubilados, y no a quien necesita ocupación a tiempo completo ", dice Clemente Ganz Lúcio, director técnico de Dieese (Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos).

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