Edneia Edinéia Telles, de 34 años, y sus dos hijos, Luan y Lyan, vivían en la pequeña ciudad de Presidente Getúlio, en el estado brasileño de Santa Catarina.
El martes pasado, allegados a la familia denunciaron la desaparición de la mujer y los niños, y dos días más tarde se conoció la tragedia.
El jueves, la Policía Militar halló un vehículo en llamas en las afueras de Ibirama, ciudad vecina a Presidente Getúlio. Tras extinguir el fuego, se comprobó que en el maletero había dos cuerpos carbonizados y un tercero —de un niño pequeño— parcialmente quemado y fuera del coche.
Para ese entonces, la policía ya estaba tras la pista de Gilson Haskel, de 38 años, marido de Edneia, aunque llevaban más de un mes separados. Los últimos datos señalaban que el hombre había salido de la ciudad luego de intercambiar auto con su hermano.
El monitoreo del vehículo permitió localizar a Gilson en la ciudad de Guaraniaçu, Paraná. Allí fue abordado por la policía cuando almorzaba tranquilamente en un bar. Interrogado, confesó de inmediato el crimen.
Según consignara Radio Itatiaia, tanto las pericias realizadas en el lugar del hallazgo de los cuerpos como las acciones posteriores reforzaron la hipótesis de feminicidio e infanticidio doble. En el patio trasero de la residencia del sospechoso se encontraron un revólver calibre 32 y rastros de sangre, vestigios que permanecieron detectables a pesar de que el criminal limpió el lugar.
Las autoridades también detuvieron al hermano del asesino, quien lo ayudó a deshacerse de los cuerpos y escondió una de las armas utilizadas en el crimen, una escopeta calibre 12. En primera instancia se le presentó un cargo por tenencia ilegal de arma, pero se espera que las investigaciones permitan esclarecer su grado de participación en los hechos.
Los datos en poder de la policía permitieron recrear la secuencia de los hechos. Gilson mató a su expareja y a los dos hijos de ambos dentro de su residencia la tarde del martes. Luego transportó los cadáveres en el vehículo de la mujer hasta las afueras de la ciudad de Ibirama, donde prendió fuego al coche con los cadáveres en el maletero y lo arrojó por la orilla del río Hercílio.
La comisaria regional Elisabete da Cruz Pardo dijo al portal noticioso G1 que un mes antes del crimen la mujer había solicitado y obtenido medidas cautelares. La funcionaria detalló que la orden de restricción solo era válida para Edinéia y no se extendía a los niños, hijos de la pareja.
“En definitiva, él no podía acercarse a la víctima y efectivamente hubo amenaza. Este atestado policial fue registrado el 29 de julio, donde ella solicitó medida de protección, exactamente un mes antes de este bárbaro crimen”, dijo Cruz Pardo.
En cuanto al móvil del delito, al ser detenido el autor dijo que “fue motivado por las deudas acumuladas por la pareja y la intención de la esposa de divorciarse”, explicó la comisaria.
Aún se investiga la dinámica de los asesinatos y cómo se produjo el contacto, aunque se presume que Edinéia fue atraída de algún modo por el asesino.
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