El expresidente entiende que, en caso de aprobarse, “esa misma noche el país entra en un cono de sombra”..

El expresidente entiende que, en caso de aprobarse, “esa misma noche el país entra en un cono de sombra”.

Como cada semana, el expresidente Julio María Sanguinetti publicó una columna de opinión en el hebdomadario partidario Correo de los viernes.

El tema del artículo es la reforma de la seguridad social planteada por el Pit-Cnt, para la que se habrían conseguido las firmas que habilitarían un referéndum.

En el texto, el veterano líder colorado analiza la historia del manejo político del país y la imagen de cohesión y continuidad que ha mantenido en todas las épocas.

“Si hay algo que se reconoce con generalidad, en nuestra América Latina, es la credibilidad del Uruguay, asentada en su seguridad jurídica, estabilidad política y cumplimiento de sus obligaciones”, escribe.

“Esto viene de atrás, desde la historia, y ratificado en la crisis del 2002, cuando el Uruguay evitó el default en que había caído Argentina y reafirmó el crédito del país. Ello hoy tiene el reconocimiento de todo el espectro político”.

En su opinión, en el año 2005, “el acceso del Frente Amplio al poder, con corrientes marxistas en su interior e históricas propuestas populistas, ponía una nota de duda”. Y recordó “el eslogan de ‘no pagar la deuda externa’’’, como el de ‘no al Fondo Monetario Internacional’ o ‘no a las AFAP’, más la cadena de nacionalizaciones propuestas”.

Sin embargo, luego vierte hacia la primera administración frenteamplista conceptos que rozan el ditirambo.

“El gobierno del doctor Vázquez, en 2005, con Astori ministro de Economía, aventó todos los temores. Ya en la campaña electoral, ambos fueron a Washington y en la puerta del mismísimo Fondo Monetario Internacional hicieron declaraciones tranquilizadoras, que naturalmente consolidaron luego en el ejercicio del gobierno”, expresa.

“En los quince años en que gobernó, el Frente Amplio administró la deuda externa, atendió sus compromisos internacionales, respetó a las AFAP y en términos generales se mantuvo dentro del clima tradicional de legalidad. Por supuesto discrepamos con su Administración, especialmente con despilfarros en aventuras antieconómicas o en la ley de 2008 que comprometió a la Seguridad Social. Sin embargo, reconocemos sin reticencias que aquella actitud contribuyó a esa credibilidad que es fundamental para la vida económica y social del país”, manifiesta Sanguinetti.

“Con orgullo, he compartido con mis colegas expresidentes Mujica y Lacalle Herrera numerosas reuniones internacionales en que hemos promocionado ese valor de confianza, con un reconocimiento general”, recuerda.

Para el líder colorado, “ese valor intangible es el que le permite hoy a nuestra república mantener su nivel de vida, por inversiones internacionales y nacionales, que sostienen el empleo”, y ejemplificó que “la industria de la construcción, que hoy tiene 56 mil trabajadores afiliados al BPS y moviliza 250 mil en el país, se sostiene por la financiación que aportan las AFAP (con el ahorro de los uruguayos) y una fuerte inversión argentina”.

“Todo esto se puede perder en un día. Si el 30 de junio, el PIT-CNT, con el apoyo del Frente Amplio, deroga la ley de seguridad social y confisca los fondos de las AFAP, el Uruguay de la credibilidad se derrumba. Esa misma noche, el país entra en un cono de sombra de nefastas consecuencias para su estabilidad”, advierte ominoso.

“No es algo que va a ir ocurriendo en el correr de los años, sino un impacto fulminante. Esa misma noche el Uruguay hiere de muerte su credibilidad [...], entramos en el camino que Argentina emprendió desde su default y de la disolución de sus AFAP en 2008”, añade.

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