Con sólo 11 años, Ruby es el ángel benefactor de cientos de ancianos en asilos

Ruby Kate Chitsey tiene 11 años y reside en la localidad de Harrison (Arkansas, EEUU) Su madre se llama Amanda y trabaja como enfermera en cinco residencias de ancianos en la zona, a las que concurre de forma alternada a lo largo de la semana.

Desde hace tiempo, la niña acompaña a su madre al trabajo, y mientras esta atiende a los residentes, Kate se dedica a conversar con los ancianos del lugar.

En una de esas conversaciones, una anciana contó en silla de ruedas le contó que había tenido un buen día porque le habían llevado a su perro de visita. La mujer lamentaba no ver más seguido al animal, porque no tenía dinero para pagar a alguien que se encargara de traerlo con mayor frecuencia.

Las palabras de la anciana conmovieron a la niña, quien de inmediato pensó en qué otros deseos i8nsatisfechos tendrían los ancianos de los asilos, la mayoría de los cuales llevaban vidas con limitaciones de movilidad y recursos.

Inspirada, Kate tomó lápiz y papel y comenzó a indagar a los residentes acerca de qué cosas desearían hacer o tener y no podían permitirse. Al revisar la lista, comprobó que nadie pretendía maravillas inalcanzables. Por el contrario, la mayoría de los deseos eran muy simples: unos pantalones que no se le cayeran, una almohada más cómoda, ver a su mascota más seguido o comer una fruta natural.

Según publica El Confidencial, la niña creó una página en Facebook llamada ‘Tres deseos para los residentes de Ruby', y con ayuda de su madre abrió una cuenta en la plataforma de micromecenazgo GoFundMe, donde ya recaudó más de 67.000 dólares

Amanda admite que sus pacientes se han franqueado con su hija mucho más de lo que lo harían con ella o cualquier adulto. Con su pequeña fundación benéfica, Ruby ha venido cumpliendo los postergados deseos de los ancianos: Un buen libro, un corte de pelo, un paseo, etc. Si bien los hogares son estatales y tienen manutención gratuita, la mayoría de ellos sólo disponen de 40 dólares al mes para sus gastos.

Por esa razón, la ayuda de Ruby les resulta de tremendo valor y les ayuda a mejorar sus vidas. "Son de familias humildes, algunas no tienen ni coche para venir a ver a los ancianos. El 90 por ciento de ellos no tienen a nadie que los visite", explica la madre de la benefactora.

La iniciativa empezó en una de las residencias donde trabaja Amanda, pero pronto se extendió a las otras cuatro. Con más trabajo entre manos, la niña reclutó como asistente a Marilyn, una residente de 74 años, quien se muestra feliz de tener una ocupación útil. "Antes me deprimía porque sentía que ya no servía para nada", recuerda la septuagenaria, consciente de que es una de las "afortunadas" del lugar, ya que tiene una hija que la visita a diario e incluso le lleva comida casera.

La plataforma GoFundMe nombró a Ruby como ‘niña heroína' del mes, algo que ella y su madre celebraron con la ‘operación Happy Meal', llevando comida para todos los residentes. Su sueño ahora es que ‘Tres deseos para los residentes de Ruby' se replique en todo el país.

"Ruby está creando un movimiento que trae alegría a los mayores", dijo con satisfacción Amanda a la cadena CNN.