Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Demasiado todo

“Tenemos niños que hasta comen a la carta en casa: si no les gusta algo, la madre les hace otro plato”

Los padres son a menudo “sobreprotectores y sobrecompradores” advierte Jesús García Pérez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social.

14.11.2017 08:44

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2017-11-14T08:44:00-03:00
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Jesús García Pérez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS), dice que uno de los temas que más le preocupan es el "no desarrollo de la parentalidad positiva". Asegura que nadie nace sabiendo ser padre o madre y "cuando tienen un hijo no se convierten automáticamente en padres, del mismo modo que el que se compra un piano no es de manera inmediata un pianista. Hay que aprender". Por eso, insiste en que los profesionales de la pediatría deben acompañar a los padres en cada una de las etapas de sus hijos para asesorarles y prevenir situaciones que puedan perjudicar a los menores.

Añade que uno de los males que afectan a casi todas las familias es la falta de tiempo de dedicación a los hijos. "Es cada vez más habitual que cuando un niño tiene un comportamiento molesto, para dejar de oírle, se le ponga entre las manos una tablet, un móvil o se le encienda la televisión. Estas alternativas tecnológicas no son la solución más adecuadas. Dejémonos ya de las tablets, que en sí no son malas, pero hay que cambiar la actitud ante su uso. Los niños necesitan percibir la atención y valoración de sus padres, más que estar aislados entretenidos en silencio", expresa en declaraciones recogidas por el periódico ABC.

El profesional explica que "hay que poner más límites en este asunto", y también en otros. "El 'no' es el mejor signo de cariño hacia los hijos. Hay que hacérselo saber. El soltarles un ‘no, porque lo digo yo' en principio no vale, no es educativo, hay que explicarles las razones que lo motivan y, solo entonces, si no las entiende, sí hay que proceder a decirle: ‘no porque yo lo digo'".

Para García Pérez, el quid de la cuestión no radica en que los padres sean permisivos, sino en que muchos "son sobreprotectores y sobrecompradores". Entiende que no se puede comprar al niño lo que le dé la gana porque se porte bien o saque buenas notas, ya que se supone que es su obligación. "Tenemos niños que hasta comen a la carta en casa: si no les gusta algo, la madre les hace otro plato. No puede ser. Vivir en familia es aceptar también lo que a uno no le gusta. Convivir es vivir en desacuerdo para llegar a un acuerdo mediante la comunicación y el diálogo".

Además, subraya que hay que dedicar más tiempo a los niños, cuantitativa y cualitativamente hablando, compartir sus estudios -lo que no quiere decir hacerle los deberes-, interesarse por lo que han hecho en clase, lo que sienten, compartir el ocio y, sobre todo, ser empáticos y ponerse en su lugar. "Los padres tampoco deben confundir la estimulación con la presión. Los hay que le apuntan a muchas extraescolares para que sean los mejores. Olvidan que los niños necesitan ser felices, no los mejores ni los más listos. Hay que darles muchos más abrazos y besos. El niño que saca mejores notas no es más feliz. Un hijo necesita sentirse amado por sus padres, más allá de los errores que cometa y debe saber que siempre se le apoyará", dice.

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