Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Corazón partío

El “síndrome del corazón roto” aumentó con la pandemia, sugiere estudio en EEUU

La miocardiopatía por estrés presenta síntomas similares al infarto, aunque es un fenómeno diferente.

14.07.2020 11:36

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2020-07-14T11:36:00-03:00
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Los médicos de un sistema hospitalario de Ohio, EEUU descubrieron otra posible consecuencia de la pandemia de COVID-19: más casos del "síndrome del corazón roto".

La afección, que los médicos llaman miocardiopatía por estrés, parece similar a un ataque cardiaco, con síntomas como dolor de pecho y falta de aliento. Pero su causa es distinta. Los expertos creen que refleja una debilidad temporal en el músculo cardiaco, debido a un aumento en las hormonas del estrés.

Y en dos hospitales de la Clínica Cleveland, los diagnósticos de miocardiopatía por estrés aumentaron en las primeras semanas de la pandemia de COVID-19.

El nuevo estudio encontró que, en marzo y abril, la miocardiopatía por estrés se diagnosticó en casi un 8 por ciento de los pacientes que llegaron al departamento de emergencias con dolor de pecho y otros posibles síntomas cardiacos.

Esto fue de cuatro a cinco veces más alto que las tasas observadas en los periodos previos a la pandemia, que eran de un 1.5 a un 1.8 por ciento.

Y aunque la COVID-19 puede conducir a complicaciones cardiacas, ninguno de los pacientes con miocardiopatía por estrés tuvo resultados positivos de la infección, comentó el Dr. Ankur Kalra, un cardiólogo que trabajó en el estudio.

"Esto sugiere que no es un reflejo del virus, sino del estrés de la pandemia", dijo el profesional en declaraciones recogidas por HealthDay News.

La miocardiopatía por estrés es un diagnóstico relativamente nuevo, y los médicos todavía intentan comprenderlo por completo, apuntó Kalra. Pero recibió su apodo porque podría surgir tras un evento emocionalmente difícil, por ejemplo un divorcio o la muerte de un ser querido.

Pero otras situaciones estresantes (desde un accidente de tráfico hasta una cirugía) también pueden ser desencadenantes, aseguró Kalra.

Sin embargo, la afección quizá no aparezca de inmediato tras el desencadenante, aclaró el Dr. David Kass, profesor de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.

Kass dijo que una persona podría, por ejemplo, desarrollar la miocardiopatía por estrés tras sobrevivir a un terremoto y entonces afrontar el miedo de que haya otro.

Se piensa que la afección ocurre cuando el músculo cardiaco se ve abrumado por una inundación de catecolaminas, mejor conocidas como hormonas del estrés, según Kass. Esto reduce de forma temporal la capacidad de bombeo del corazón.

La afección es bastante distinta a un ataque cardiaco, explicó. No hay bloqueos en las arterias, y aunque las células del músculo cardiaco podrían estar aturdidas temporalmente, no mueren.

Los síntomas sí imitan a los de un ataque cardiaco, apuntó el Dr. James Januzzi, administrador del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) y cardiólogo del Hospital General de Massachusetts, en Boston.

Pero cuando se realizan pruebas, dijo, la verdadera causa se aclara.

Por un lado, explicó Januzzi, la miocardiopatía por estrés tiene un aspecto distinto al de un ataque cardiaco en un electrocardiograma, que mide la actividad eléctrica del corazón. Y cuando los médicos realizan un angiograma para observar las arterias cardiacas, no encuentran bloqueos en un paciente con una miocardiopatía por estrés.

Januzzi dijo que la buena noticia es que las personas con la afección en general se recuperan con rapidez, sin daños cardiacos a largo plazo.

Kass dijo que dados todos los factores estresantes de la pandemia (desde el miedo al virus hasta la pérdida del empleo y el aislamiento social), no es difícil imaginar por qué la miocardiopatía por estrés pudiera aumentar.

Pero también hizo una advertencia sobre los hallazgos. Desde el inicio de la pandemia, muchos hospitales de EE. UU. observaron un descenso en los pacientes con ataque cardiaco, tal vez porque las personas le tenían miedo a ir a emergencias y no llamaban al 911.

Y esto, dijo Kass, podría ser un motivo de que el porcentaje de diagnósticos de miocardiopatía por estrés aumentara.

"El denominador ha cambiado", comentó. "Entonces, es difícil saber que en realidad está sucediendo con frecuencia".

Januzzi se mostró de acuerdo en que esto podría ser un factor.

Lo interesante, dijo, es que ninguno de los pacientes tuviera un resultado positivo de COVID-19. Se han reportado casos de miocardiopatía por estrés "asociada con la COVID" en pacientes con la infección, anotó Januzzi, pero los casos asociados con la pandemia en sí serían nuevos.

Y es "muy factible", dijo, que estos tiempos estresantes pudieran conducir a un aumento real en la afección.

Para el público general, enfatizó Januzzi, es esencial actuar cuando haya síntomas de dolor de pecho y dificultades para respirar: vaya a emergencias y deje que los médicos lo diagnostiquen.

Kalra se mostró de acuerdo. También instó a las personas a hacer todo lo posible por gestionar el estrés: hacer ejercicio con regularidad, por ejemplo, o usar la meditación para calmar la mente.

Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 9 de julio de la revista JAMA Network Open.