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Toca Silva y silban



Santiago Silva opinó que "cuando toque la pelota se va a caer el estadio" en el partido ante Peñarol. El goleador de Vélez contó que "era hincha de Nacional pero después de jugar ahí ya no me gustó", y opinó que "los equipos uruguayos se distinguen por meter y pegar".

Santiago Silva es uno de los referentes de los medios de las dos orillas en lo previo al choque entre Peñarol y Vélez Sarsfield. Su inmejorable momento, su condición de hincha de Nacional, su pasado tricolor y los goles que ya le supo marcar a los carboneros, son motivos de constantes notas radiales y televisivas.

En diálogo con el diario deportivo Olé, el Tanque reconoció que “en su momento era hincha de Nacional, pero después de que jugué ahí ya no me gustó”. Al delantero dejó de ser hincha porque “no me quedaron buenos recuerdos. Me llevaron para que reemplace al Chengue (Richard) Morales, que se iba, pero tuve la mala suerte que no se fue y jugué poco”.

“Mi familia está dividida entre Peñarol y Nacional”, contó el Tanque, a quien lo llaman pidiéndole que gane algunos y que no meta goles otros. “Tengo mi compadre que juega en Peñarol, el Flaco (Juan Manuel) Olivera, que también es nueve. No hablamos pero nos mensajeamos, aunque no somos de joder en lo que es nuestro trabajo”, dijo.

Consultado por sus antecedentes contra los aurinegros, recordó que “jugando para Nacional fueron dos clásicos y ganamos ambos. Cuando estaba en Central Español y en Defensor Sporting le convertí a Peñarol. Me suele ir bien”.

Silva cree que “cuando toque la pelota se va a caer el estadio, pero no me molesta. Es un partido clásico de Libertadores: mucha gente, mucho marco y mucho roce. Los equipos uruguayos se distinguen por meter y pegar”. Esa situación no le desagrada, según confiesa, porque “más me pegan, más corro y más me gusta”.

Así como recuerda y tiene presente el sello de los clubes charrúas, tampoco olvida su pasado por Central Español, “un cuadro de la Segunda División al que le faltaba todo. No había agua caliente, las canchas estaban destrozadas, tenés que llevarte la ropa. Por eso el jugador uruguayo es sufrido. Es un país chico, pero sacamos muchos jugadores porque se llega con mucho esfuerzo”.

Aquel pasado es muy diferente a lo que vive hoy, un presente al que dice adaptarse no sólo en lo futbolístico sino también en lo personal, dado que “estoy totalmente adaptado a la locura argentina, y me gusta. Cuando voy a Uruguay es todo mucho más tranquilo, de paz. Allá respirás y estás tranquilo. También hay mucho más respecto en lo que es la gente”.

Más allá de esa valoración, el goleador se siente “uruguayo-argentino. Soy 50 y 50 por cómo vivo acá. Estoy acostumbrado a todo y ya no me sorprende nada”, a pesar de que confiesa que esa adaptación a la locura argentina de la que habló “hasta ahora me cuesta. No me gusta mucho tanta locura, por eso prefiero esconderme. Vengo a la práctica, trabajo, y cuando me voy a mi casa me olvido del fútbol”.

De lo que no se olvida es de la obligación de ganar títulos. “Si no ganás nada no quedás en ningún lado. Jugar bien no me alcanza, y a los grandes de acá tampoco les alcanza. En el torneo pasado Vélez jugó muy bien, ¿y qué ganó? Nada. ¿Quién fue el campeón? Estudiantes”, declaró.


Montevideo COMM / www.montevideo.com.uy

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